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La reforma educacional no será gratuita

Fernando Barros Abogado

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La discusión sobre la gratuidad discriminatoria; esa que el Tribunal Constitucional tuvo que llamar al orden pues fue ideada como un regalo ajeno al mérito de los estudiantes y sus familias, en una medida populista, al estilo de los Chávez y Kirchner, al que se tendría acceso sólo por pertenecer a un grupo social dentro de la elite privilegiada que ingresa a las universidades, demostró ser una vergonzosa discriminación a los miles de estudiantes, con mayor necesidad de apoyo, que aspiran a una educación técnico-profesional.

La sumisa centro derecha nuevamente no quiso decir las cosas por su nombre, con valentía y con una mínima coherencia con sus supuestos principios, y concurrió a aprobar, al igual que con la Reforma Tributaria, un incordio de ley. No importó que tres generaciones de estudiantes que buscan la formación técnico-profesional sean postergados y queden sujetos los que vienen después a una poco clara promesa de poner fin a la discriminación; ni que no haya claridad del financiamiento de largo plazo; ni una palabra sobre estándares de calidad.

Esta sinrazón no estuvo sola. Siguió a una campaña de desacreditación de la educación privada y a un conjunto de iniciativas que buscan destruir la educación mixta que proveen los colegios privados con financiamiento del Estado y de los padres de los estudiantes.

Si bien es evidente que a esta improvisación negligente todavía no puede serle atribuida la culpa del pésimo estado de nuestra educación, no pasarán muchos años antes que el caos termine de adueñarse de estos claustros ya que ahora el “progresismo” les ha metido mano con fuerza y con la “democracia tri-estamental” se materializará el anhelado objetivo del cartel de universidades estatales en el CRUCH, en cuanto a lograr independizar su financiamiento de la más estricta de las evaluaciones, cual es la de quienes deben pagar por el servicio que reciben y ahora dependen de un estado capturado por los “académicos”.

Como parece olvidarse cada día más en nuestro país, la demagogia y las irresponsabilidades no son gratis y perjudican a los más débiles. Así, los resultados académicos de las generaciones que tuvieron un proceso educacional caótico son paupérrimos y tenemos a otras decenas de miles de egresados de liceos que no entienden lo que leen y que los sistemas de evaluación aplicados uniformemente los colocan bajo el nivel mínimo de conocimientos para poder cursar estudios superiores y, digámoslo, quedan impedidos de surgir. El 70% de los estudiantes municipales más vulnerables están en esta situación.

Si bien lo anterior es por si atroz, cabe señalar que es aún peor ya que esta situación afectó a los sectores más vulnerables de nuestro país. A los pobres, a la clase media baja, a aquellos que no han podido salir de la educación manejada por los burócratas y los políticos ya que no tuvieron la posibilidad de pagar un colegio privado o particular subvencionado.

Sí, a los hijos de la Sra. Juanita. A ella que se esfuerza por que sus hijos vayan al colegio, estudien, no anden peluseando en las calles, que se preocupa de que vayan dignamente vestidos y aseados, que sean respetuosos. Pero no tenían clases. El colegio estaba tomado. Los alcaldes, ministros, Seremis, nadie hacía nada. El hijo de la Sra. Juanita se perdió. No aprendió nada, no entiende lo que lee.

Lo lamento Sra. Juanita. Su hijo fue la carne de cañón de los “progres”, de las Camilas, de los Boris, de los revolucionarios, anarquistas y comunistas. Sí, de esos que hoy ganan varios millones de dieta o sueldo y que se integraron a la mayoría gobernante que no está preocupada de su hijo, sino que solo de revivir bajo otro disfraz la ENU y obsoletas quimeras ideologizadas.

Perdone Sra. Juanita por no haber podido hacer más por su hijo, por no haber podido gritar más fuerte que a Ud. y muchos chilenos la engañaban con un discurso bonito de educación de calidad y de igualdad que era y es vacío y falso y, por ser solo testigo del fracaso educacional de miles de jóvenes que han sido privados de una educación que les hubiere permitido salir de la pobreza y con ello Ud. hubiere podido sonreír al ver coronado con esa satisfacción el esfuerzo de su vida.

Chile nuevamente está en deuda con su familia. La improvisación, la mala política y la demagogia condenaron a su hijo a la nueva mediocridad. Ojalá sus nietos tengan mejor suerte, esto es, mejores gobiernos.

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