El Comité de Buenas Prácticas de la Bolsa de Comercio se encuentra evaluando eventuales cambios normativos en lo relativo a las órdenes directas en bolsa, así como también en lo que se refiere a los potenciales conflictos de interés de las corredoras de bolsa y sus relacionados. La reflexión que decidió iniciar esta instancia de autorregulación tiene como telón de fondo el debate generado a propósito del llamado “caso cascadas”, el cual ha puesto sobre el tapete no sólo a ejecutivos de las empresas directamente relacionadas y que transan en ese centro de negocios, sino que también a agentes del mercado financiero que participaron como intermediarios y contrapartes.
Por de pronto, los integrantes del Comité creen que deben existir reglas más extensas que las actuales en materia de conflictos de interés, las que deberían operar preventivamente por la vía de establecer inhibiciones y deberes de publicidad. Lo anterior, operaría no sólo ampliando la capacidad de regulación y fiscalización del Comité a todas las sociedades relacionadas con los corredores, sino que también dejando claramente establecidas las definiciones de operadores vinculados a las corredoras, entidades reguladas y no reguladas.
El mercado financiero en general, y el bursátil en particular, se desenvuelven sobre la base de la confianza. De ahí que situaciones que alimenten la sospecha o que pongan en duda la calidad y simetría de la información (o los papeles desempeñados por sus partícipes), podrían terminar dañando dicha condición, sin la cual la operación de este punto de encuentro de inversionistas perdería tracción, afectando a la larga al sector real.