Santiago con luces y sombras

Un grupo de connotados expertos urbanistas se reunió la semana pasada en un seminario orientado a analizar Santiago en 30 años más. Interesante desafío si se considera los diversos puntos de crítica de la que es objeto la capital del país.



Centrado en el tema de energía y transporte, en el evento se vaticinó que la mitad de la población será de clase media alta y que el sector oriente no será el único punto neurálgico de ese segmento de la población.

Hablando en el terreno de lo ideal, cuando se plantea el tema de la ciudad en que uno quiere vivir, lo primero que surge es que sea amigable y que guarde una armonía entre lo armónico y lo utilitario. Una ciudad en que se resguarde con orgullo el patrimonio histórico y que lo moderno irrumpa con una lógica clara en el paisaje urbano.

En la actualidad, y pese a los cambios que se han introducido, Santiago sigue exhibiendo luces y sombras. Una ciudad que está comenzando a convencerse de las bondades de tener más áreas verdes, pero que también es capaz de presenciar sin inmutarse cómo se han ido desfigurando ciertos barrios para dar paso a la “modernidad”. Es de esperar que en el Santiago del futuro primen las luces.