Intel Corp. presentó un optimista pronóstico de ingresos, luego de que aumentara la demanda de computadores personales, lo que impulsó las expectativas sobre los esfuerzos de recuperación del golpeado fabricante de chips.
Las ventas del cuarto trimestre se ubicarán en entre US$ 12.800 millones y US$ 13.800 millones, informó la compañía este jueves en un comunicado. El punto medio de ese rango, US$ 13.300 millones, quedó ligeramente por debajo de la estimación promedio de Wall Street de US$ 13.400 millones. Sin embargo, algunos analistas aún incluían ingresos de una unidad que Intel escindió recientemente, dinero que no formaba parte del pronóstico de la empresa.
Las acciones subieron alrededor de 3% en operaciones posteriores al cierre, tras terminar la jornada en US$ 38,16.
La perspectiva indica que Intel va por buen camino tras un año turbulento. En solo unos meses, su nuevo director ejecutivo, Lip-Bu Tan, consiguió una inversión poco convencional del gobierno de EEUU —una transacción gestionada por la Casa Blanca— y obtuvo el respaldo de Nvidia y SoftBank.
Los inversionistas celebraron esos acuerdos, impulsando las acciones de Intel 90% este año. La empresa pasó de ser una de las de peor desempeño en el índice de semiconductores de Filadelfia a una de las mejores. Pero persisten las dudas sobre si podrá volver a fabricar productos que atraigan a los clientes.
“La demanda actual está superando la oferta, una tendencia que esperamos se mantenga hasta 2026”, dijo el director financiero Dave Zinsner en el comunicado. Los resultados del tercer trimestre superaron las proyecciones, gracias a “la solidez subyacente de nuestros mercados principales”, agregó.
Intel vuelve a números azules
En otra señal alentadora, Intel volvió a la rentabilidad en el tercer trimestre. La compañía, con sede en Santa Clara, California, registró su primera ganancia trimestral desde finales de 2023.
Intel escindió su unidad de chips programables Altera en septiembre y ahora posee una participación minoritaria en el negocio. Esa decisión eliminó entre US$ 400 millones y US$ 500 millones de los ingresos proyectados para el cuarto trimestre.
La guía “se ve mejor” en comparación con las estimaciones si se excluyen las ventas de Altera, señaló Zinsner en una entrevista.
Los acuerdos con el gobierno estadounidense y las empresas tecnológicas están aportando alrededor de US$ 15 mil millones en nuevos fondos, que ayudarán a fortalecer el balance de Intel. Este mes, el fabricante de chips también anunció nuevos productos y tecnología de manufactura. Sin embargo, esas mejoras operativas deberán materializarse —ayudando a Intel a recuperar participación de mercado y órdenes de producción— antes de que la situación financiera mejore de forma estructural.
Resultados
En el tercer trimestre, los ingresos aumentaron 3%, a US$ 13.700 millones. La ganancia fue de US$ 0,23 por acción, excluyendo algunos ítems. Los analistas, en promedio, estimaban ventas de US$ 13.200 millones y ganancias de apenas 1 centavo por acción, según datos compilados por Bloomberg.
Los inversionistas esperan que el CEO Tan entregue más detalles concretos sobre cómo planea recuperar el liderazgo de una industria que Intel dominó durante décadas. Tan asumió el cargo en marzo, tras la destitución de Pat Gelsinger el año pasado.
Hasta ahora, Tan ha señalado que seguirá un enfoque similar al de Gelsinger, pero con mayor disciplina financiera: reducción de empleos y postergación de inversiones en manufactura cuando el retorno no sea claro.
Esa estrategia, sin embargo, genera inquietudes porque sugiere que Intel podría dejar de estar en la vanguardia de la industria de los semiconductores. La ralentización en la construcción de nuevas plantas también ha generado críticas de políticos que buscan fomentar la manufactura doméstica.
Las fábricas de Intel —aunque rezagadas respecto a rivales como Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC)— siguen siendo las más avanzadas que posee y opera una compañía estadounidense dentro del país.
Bajo Gelsinger, Intel había prometido convertir un terreno en Ohio en la fábrica de chips más grande del mundo. Ese proyecto ha sido postergado hasta la década de 2030, aunque la empresa afirmó recientemente que sigue comprometida con la iniciativa.
Inversiones y proyecciones
Intel planea gastar unos US$ 18 mil millones este año en nuevas plantas y equipos, y reducir ese monto en 2026. Aun así, ese nivel de inversión es muy inferior al de TSMC.
El CFO Zinsner dijo que la compañía ahora podría enfrentarse a un “problema de lujo”: tener que gastar más de lo presupuestado el próximo año para asegurarse de contar con suficiente oferta ante la mejora de la demanda.
Por divisiones, la unidad de computación personal registró ingresos de US$ 8.500 millones el trimestre pasado, superando la proyección promedio de US$ 8.200 millones. Las ventas de centros de datos fueron de US$ 4.100 millones, frente a una estimación de US$ 3.970 millones.
La división de fundición —la unidad de fábricas de Intel— generó ingresos de US$ 4.200 millones. Actualmente depende casi por completo de los pedidos internos de otras áreas de Intel, aunque está buscando clientes externos.