En la última década, la equidad de género en la industria tecnológica en América Latina había mostrado avances graduales. Sin embargo, según el Foro Económico Mundial, esa tendencia se revirtió en 2022, cuando la brecha en niveles de liderazgo comenzó a crecer por primera vez desde 2016.
Con esta premisa, el estudio “Un desafío pendiente: la brecha de género en tecnología en Latinoamérica”, elaborado por la consultora internacional McKinsey y Laboratoria, evidenció que las principales brechas de género en roles tecnológicos en las compañías de la región se acentúan a medida que se asciende en la jerarquía.
El informe, publicado a fines de abril, consideró encuestas a 511 hombres y 285 mujeres de empresas de tecnología y comunicación en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá y Perú; además de 126 compañías en esos países (excepto Bolivia); y 23 líderes tecnológicos de distintos sectores.
El informe analizó aspectos como contratación, promoción, permanencia laboral y condiciones salariales de las mujeres en cargos tecnológicos en tres niveles: puestos iniciales (pasantes, asistentes y analistas); intermedios (gerencias medias o líderes de áreas específicas); y altos mandos (alta dirección, líderes organizacionales, gerentes o directores).
El socio y managing partner de McKinsey Chile, Jaime Szigethi, dijo que, a pesar de que existe mayor compromiso empresarial en torno a la equidad de género, tras años de avance, “en 2023 la brecha de género en contrataciones volvió a crecer por primera vez desde 2016. Y esa desigualdad se vuelve más evidente a medida que las mujeres progresan en sus carreras: en mandos intermedios y gerenciales, los hombres siguen recibiendo casi cinco veces más ascensos que las mujeres. En puestos de alta dirección, solo una de cada cinco contrataciones es para una mujer”.
El informe también reveló que una de cada cuatro firmas contrató mayoritariamente mujeres en todos los niveles en los últimos tres años, en tanto, del total de ascensos, un 24% se otorgaron a mujeres en puestos iniciales, un 20% a cargos intermedios y solo un 17% a mujeres en altos mandos.
La desigualdad también se refleja en la remuneración. En promedio, las mujeres ganan un 24% menos que los hombres en la región, lo que, según el reporte, aumenta con la experiencia y en roles con mayores niveles de responsabilidad y “podría deberse” a la falta de políticas internas efectivas para la igualdad salarial en las empresas. Además, menos de la mitad ofrece licencia de maternidad y otras políticas de equidad de género (además de las exigidas por ley), lo que se acentúa en el caso de grandes compañías.
En tanto, en altos mandos, solo un 21% de las mujeres tiene intención de cambiar de empresa, versus el 49% en posiciones iniciales. Una diferencia, según el informe que “podría deberse a una mayor estabilidad y satisfacción en puestos de mayor responsabilidad”.
Por otro lado, Szigethi destacó que “cada vez son más” las mujeres que optan por las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), tanto en etapas formativas como en cambios de carrera futuros. “Un dato clave: en el estudio, el 31% de las mujeres en tecnología provienen de otras disciplinas como ciencias sociales, educación o salud. Esto muestra no solo interés, sino también una clara voluntad de reconversión profesional”, afirmó.
No obstante, en tres de cada cuatro de las empresas encuestadas, los hombres constituyen la mayor parte de la fuerza laboral, lo que se acentúa en cargos de alto mando, con una distribución de 75% hombres y 25% mujeres.
Panorama local
En Chile, las cifras muestran una brecha salarial de 33% en puestos tecnológicos de alta gerencia: las mujeres ganan en promedio US$ 42.300 anuales, frente a US$ 63.500 en hombres. Esto sitúa al país detrás de México (-20,5%), Perú (-17%) y Brasil (-8%).
Las cifras locales en cargos altos no reflejan brechas en cambios de carrera, pero a nivel general el 27% de las mujeres en tecnología ha tenido un cambio, versus un 11% de los hombres.
Szigethi indicó que el país enfrenta “un nivel significativo” de deserción en el sector, y “aunque más hombres que mujeres expresaron intención de salir del rubro (38% versus 27%)”, la razón principal en ambos casos es la misma: falta de oportunidades de crecimiento.
“A esto se suma un contexto cultural desafiante a nivel global en donde la maternidad continúa siendo un punto de inflexión crítico en las trayectorias laborales”, comentó el ejecutivo.
En otro ámbito, comentó que Chile ocupa el cuarto lugar en la región en la implementación de políticas de género en las compañías, superando solo a Brasil y Colombia.
“Además, es el país con el menor porcentaje de empresas que reportan ofrecer apoyo en licencias de maternidad y políticas de igualdad de oportunidades”, afirmó.
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