Tal como lo había anunciado el coordinador general de su campaña, Máximo Pacheco, al finalizar la jornada en que el Partido Socialista (PS) eligió a un senador independiente como su abanderado presidencial, ayer a eso de las 10.30 horas de la mañana el expresidente Ricardo Lagos salió a enfrentar a la prensa y a confirmar -lo que a esa altura era un hecho- que abandonaba la carrera por volver a La Moneda.
En los seis minutos y medio que demoró en leer una declaración frente a un micrófono apostado en el frontis de su fundación -Democracia y Desarrollo-, el exmandatario admitía el complejo camino que debió sortear en los siete meses que duró su campaña, no sólo por lo esquivas que le resultaron las encuestas (no superando el 5%), sino porque tampoco logró el propósito que se autoimpuso en cuanto a poner su nombre a disposición “para unir al país en torno a un proyecto que devolviera la confianza y el optimismo en el progreso, la democracia y la justicia social”.
Al respecto, el mismo exmandatario reconocía que “en mi propio espacio político, la centroizquierda, no se ha producido una convergencia en torno a este proyecto, seguramente porque no todos compartimos el mismo sentido de urgencia ante la amenaza de una dispersión estratégica de las fuerzas progresistas y una ola de restauración mercantilista y conservadora que puede durar muchos años”.
Igualmente, afirmaba que “tampoco se me pasa por alto que el afecto y el compromiso que he sentido en mi caminar por Chile no se ha reflejado en un apoyo ciudadano suficientemente amplio como para llevar adelante estas propuestas”, para acto seguido sentenciar: “Por estos motivos he decidido renunciar a la aspiración de alcanzar nuevamente la Presidencia de la República”.
Casi al finalizar su palabras -las que siguieron atentamente varios de sus colaboradores de campaña que minutos más tarde se reunieron a solas con el ex mandatario, además de su esposa Luisa Durán-, Lagos lanzaba un recado con tono de crítica: “Los chilenos me conocen, no soy un caudillo. Sé escuchar la voz del pueblo y someterme a su veredicto. Estoy en política para servir al país, no para acumular honores; para robustecer las instituciones democráticas, no para burlarlas; para formular propuestas constructivas, no para hacer gestos populistas ni llamados demagógicos”.
En la ocasión, junto con agradecer los apoyos que concitó en su recorrido por el país, el expresidente también anunció que se reuniría con los equipos que colaboraron en su campaña para darle “continuidad a un esfuerzo que apunta a la preservación y renovación del espacio progresista chileno”.
Lagos se mantuvo durante toda la mañana en la sede de su fundación y, luego que se retiraran quienes encabezaron sus equipos programáticos, también recibió a ex colaboradores de su gobierno como el ex ministro de la Segpres, Eduardo Donckendorff y el actual embajador de Chile en EE.UU, Juan Gabriel Valdés, que llegaron a saludarlo y a expresarle su agradecimiento.
Ambos también coincidieron en advertir el riesgo en que quedó la coalición de centro izquierda y la continuidad de la NM ante la posibilidad que todos lleguen a primera vuelta.
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