Mientras el domingo unos pocos partidarios aplaudían la definición pública de ir a la primera vuelta de la timonel y abanderada presidencial de la Democracia Cristiana (DC), Carolina Goic, el resto de la colectividad y, en particular los parlamentarios, seguían con preocupación el devenir político. ¿La razón? Entre otras cosas, la eventual amenaza que podría representar para la reelección de senadores y diputados falangistas llegar con su candidata a la plantilla del 19 de noviembre en las actuales circunstancias, que implican un exigüo respaldo en las encuestas de 2% por el momento.
En estos días se han sucedido múltiples reuniones de “lotes” en la Cámara Baja, donde los diputados analizan el escenario que se está conformando en el partido. Les inquieta especialmente el concepto de “partido bisagra” que el entorno del extimonel Gutenberg Martínez ha logrado socializar en el círculo más cercano de Goic. Básicamente, la idea apunta volver a ser una tienda pequeña, pero influyente, con capacidad de decisión, manifestando su identidad sin matices.
Incluso se comenta con cierto estupor que fue la propia exsenadora Soledad Alvear quien planteó este concepto en una cita del comité político de campaña, asegurando que si la bancada de diputados quedara reducida a ocho y sus votos fueran indispensables tanto para la derecha como para la izquierda, sería muy bueno para el partido, porque podría negociar.
Esta declaración de principios en la que Goic estaría basando su candidatura generó conmoción entre los diputados, entre los que mayoritariamente se inclinan por la primaria, por temor a que por falta de acuerdo en la Nueva Mayoría se vean obligados a competir solos en una lista parlamentaria.
El fantasma del efecto Orrego
Los cálculos de los legisladores es que en ese escenario, la actual bancada de 20 diputados podría reducirse por lo menos a la mitad. Si a eso se le suma que la irrupción de la periodista Beatriz Sánchez en la carrera presidencial complica que la senadora Goic tenga mucho margen para subir en las encuestas y superar el 2% que marcó en la última Adimark, las posibilidades de que los parlamentarios opten por arrimarse a una opción más competitiva, como la de Alejandro Guillier, aumentan.
Es el diputado Pablo Lorenzini quien recuerda lo ocurrido con la postulación de Claudio Orrego, con quien -dice- casi nadie trabajó. “Todos andaban con la foto de la candidata Bachelet, porque ahí cada uno busca su reelección. Porque, además, tener una DC disminuida, pequeña, algunos hablan de tener un partido bisagra, qué sentido tiene eso”. E insiste en que “las encuestas no deciden, te dan indicaciones”, por lo que a su juicio “hay que ser aterrizado”.
Una de las cosas que causó más molestia esta semana fue que Goic, en su calidad de timonel y abanderada, expusiera públicamente su intención de llegar a primera vuelta, porque fue interpretado como una forma de orientar la decisión que la Junta Nacional debería tomar de manera autónoma el 29 de abril.
Y la incomodidad ha ido in crescendo entre los diputados y se han sucedido los encuentros para analizar el escenario al interior del partido y de la Nueva Mayoría. Sin embargo, nadie toma la decisión de acercarse a la timonel para exponerle la preocupación de gran parte de la bancada, pese a que los más osados estiman que habría que pedirle una reunión para plantearle con franqueza el temor que les genera no competir en una o dos listas parlamentarias unidos con el resto del pacto.
El diputado Marcelo Chávez admite que la preocupación frente a la elección parlamentaria “es muy legítima, porque es importante que la DC, junto con presentar una alternativa presidencial, se preocupe también de conservar y ojalá aumentar su representación parlamentaria”. Desde su punto de vista, “debemos tener la capacidad de construir un acuerdo parlamentario” con sus socios.
Chávez se muestra contrario a la postura “de algunos que pueden estar interesados en una representación pequeña, pero decisiva”, porque tiene la convicción de que “el poder político de los partidos se expresa en el Parlamento”.
En medio de este complejo escenario, hay quienes están convencidos de que la DC debe buscar una fórmula para negociar y bajar a la senadora antes de que los candidatos al Congreso se vuelquen en estampida hacia una candidatura que asuman como más competitiva y que dé espacio a su reelección.
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