La presidenta Michelle Bachelet tibiamente está intentando tener un rol más activo en materia internacional, tal como lo demanda parte importante del mundo político. Ayer dio una luz al reunirse en su despacho con el ministro de defensa, José Antonio Gómez, el ministro del Interior, Jorge Burgos, y el canciller, Heraldo Muñoz. ¿El objetivo? Establecer un mensaje común dentro del gobierno para emitir una señal clara de unidad y tranquilidad ante los complejos días por los que pasa la relación con Perú y Bolivia.
Quien de forma escueta y sin aceptar preguntas de la prensa hizo un balance de lo mandatado por la jefa de Estado fue el canciller, quien destacó que Chile tiene una posición "muy clara", resaltando que "tenemos sintonía y acuerdo entre los chilenos respecto a los límites y nuestros intereses nacionales y no quisiera que instaláramos una suerte de desacuerdo en cómo defender la integridad territorial que sabremos resguardar con todos los instrumentos que sean necesarios". Este mensaje se da ad portas de los ejercicios militares en el norte del país a la cual asistirá la mandataria el próximo viernes.
La actividad provocó críticas del senador Alejandro Navarro (MAS), quien señaló que "Chile está quedando como un país armamentista y no dialogante".
Palabras que fueron duramente cuestionadas desde Palacio por el ministro Burgos, quien señaló que el parlamentario "parece estar más cerca de las opiniones del gobierno boliviano que del gobierno del cual es parte. ¡Basta ya! Todo se pone en tela de juicio".
Navarro, por su parte, insistió en sus reparos a la gestión de la cancillería, argumentando que "lo que le decimos al gobierno es que la estrategia político-comunicacional asumida por Cancillería en torno al litigio marítimo con Bolivia nos ha relegado en el mundo a la calidad de un país egoísta".
En la misma línea, el senador Alejandro Guillier, en una entrevista radial, también emprendió contra la cancillería diciendo que no tenía poder resolutivo.
¿Nueva estrategia?
Otro flanco de críticas, muchas de ellas en privado, que han nacido del mundo político apuntan a que la Cancillería tiene que tener un rol más activo desde el punto de vista mediático ante la fuerte arremetida de Bolivia, y ahora también de Perú, que defienden cada uno sus posturas ante la comunidad internacional. En ese plano, ayer compareció ante ambas comisiones del Parlamento el nuevo encargado de las comunicaciones para la demanda boliviana, Ascanio Cavallo.
Desde el Congreso, el periodista adelantó que se está trabajando en cómo reforzar el mensaje comunicacional y político, resaltando eso sí lo que, a su juicio, son las fortalezas de nuestra política internacional: "Vamos a buscar la forma de potenciar. Lo que no está claro en la opinión pública chilena es que Chile es un país prestigioso, respetado, donde todo el mundo quiere tener relaciones comerciales de simpatía. No necesitamos dar explicaciones sobre eso", expresó el profesional.
Consultado en torno a las últimas declaraciones del vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, el profesional sólo se limitó a replicar que "el vicepresidente de Bolivia habla bastante, es una interpretación algo exitista de las giras del presidente Morales".
El político boliviano había expresado que "Chile recurre a sus maniobras militares, pero es la desesperación de un gobierno aislado, desesperación de un gobierno internacionalmente aislado, y lo aísla más. Usted cree que exhibiendo tanques vamos a convencer a la Corte de La Haya, no".
Con todo, desde Cancillería continúan trabajando un rediseño comunicacional que se abrió tras el fallo de La Haya, donde el foco será explicar los argumentos históricos sobre lo que asegura Bolivia es una "obligación de negociar una salida soberana al mar", pero también en cómo se dará esa comunicación: si será bajo la fórmula de la diplomacia reservada, tal como se ha hecho hasta ahora; o incluirá elementos más mediáticos, donde también tenga un rol más activo la presidenta Bachelet.
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