El gigante tecnológico Apple ha tenido una celebración navideña cualquier cosa menos feliz. Las acciones de la empresa cayeron 2,5% el martes y llegaron a perder 0,4% durante la jornada de ayer, pero luego recuperaron terreno, cerrando con un alza mínima de 0,02%. Todo eso, por culpa de informes de varios analistas que prevén un futuro incierto para el nuevo modelo de la firma, el iPhone X, que fue diseñado para marcar el décimo aniversario de la firma de Silicon Valley.
Según Zhang Bin, experto de Sinolink Securities, los envíos del teléfono podrían llegar a apenas 35 millones de unidades en el primer trimestre del próximo año, 10 millones menos de lo pronosticado anteriormente. "Después de la primera ola de pedidos, el mercado ahora le preocupa que el alto precio del iPhone X pueda debilitar la demanda en el primer trimestre", explicó en un informe publicado el lunes.
Los pronósticos de JL Warren Capital LLC son todavía menos alentadores: según la firma, los envíos caerán a 25 millones en el mismo período, desde 30 millones en el trimestre en curso, por la "débil demanda debido al alto precio del IPhone X y la falta de innovaciones interesantes". "Las malas noticias son que la publicidad y la promoción no aumentaron la demanda global del IPhone X".
Según el diario taiwanés Economic Daily News, la misma empresa ya ha rebajado su pronóstico de ventas del primer trimestre a 30 millones de unidades, desde 50 millones. También aseguró que el principal centro de fabricación de los iPhone en China dejó de contratar trabajadores.
Voces optimistas
Sin embargo, no todos los expertos son pesimistas. Los pronósticos, basados en la información de reducción de pedidos de algunos proveedores de Apple, "probable mente se refieran a los proveedores de componentes específicos del iPhone 8 y órdenes de Android", aseguró el analista de Rosenblatt Jun Zhang, agregando que la desinformación puede "confundir al mercado".
Por otra parte, los proveedores chinos Suzhou Anjie Technology y Lens Technology ya dijeron que no han recibido ningún recorte en los pedidos de fabricación, y la primera espera que sus envíos aumenten a principios de 2018.
A principios de este mes, la analista de Morgan Stanley Katy Huberty escribió que Apple está aumentando su participación de mercado en China, mientras que el iPhone X está mostrando mayores tasas de adaptación que el iPhone 8, el modelo lanzado en paralelo.
"Nuestro trabajo sigue sugiriendo que los trimestres de marzo y junio tendrán un volumen significativo de envíos del iPhone X", dijo la semana pasada Loop Capital, pronosticando envíos en 40 millones a 45 millones de unidades en el primer trimestre de 2018.
Amplio impacto
A pesar de las voces optimistas, los pronósticos desalentadores arrastraron ayer a las acciones de los proveedores de Apple en Asia y Europa.
El índice europeo de empresas tecnológicas SX8P cayó 1,1%, mientras que el principal ganador en la bolsa este año, Austria Microsystems, se hundió 7,8%. La taiwanesa Largan Precision bajó 4,88% ayer, acumulando 9,4% en pérdidas desde el inicio de la semana.
Respecto a los papeles de Apple, la semana pasada, el analista de Nomura Jeffrey Kvaal rebajó su rating a "neutral" desde "comprar", subrayando que las ventas del iPhone X y otros factores positivos ya fueron incorporados a precios.
Ataque de consumidores
Además de las dudas sobre las ventas del nuevo modelo, Apple está sufriendo un golpe todavía mayor de sus actuales clientes, cuya lealtad llevó a la empresa a ganar más de 50% en la bolsa este año.
Al menos ocho demandas -por un total de US$ 1.000 millones- fueron presentadas en las cortes estadounidenses y de Israel en contra de la tecnológica por el software que hace más lento el funcionamiento de los teléfonos con baterías frías, viejas o agotadas.
La semana pasada, Apple reconoció por primera vez la existencia de la actualización, después de que la aplicación de medición de rendimiento de iPhone, Primate Labs, identificó fallas en la velocidad de procesamiento y concluyó que estas habían sido causadas por un cambio en el software.
Según la tecnológica, la herramienta busca ayudar a las personas a sacar más provecho de los teléfonos y "reducir los bloqueos inesperados". Pero los consumidores la acusan de intencionalmente ralentizar los dispositivos existentes para forzarlos a comprar modelos nuevos.
"En lugar de curar el defecto de la batería al proporcionar un reemplazo de batería gratuito para todos los iPhones afectados, Apple intentó enmascarar el defecto", acusa una de las demandas, destacando la "incapacidad de la batería de responder a la demanda creada por la velocidad del procesador".
"Si resulta que los consumidores pudieron haber reemplazado sus baterías en vez de comprar un nuevo iPhone si hubieran sabido la verdadera naturaleza de las actualizaciones de Apple, podemos empezar a tener mejores posibilidades para un caso de mala interpretación o fraude", dijo a Reuters Rory Van Loo, profesor de derecho de la Universidad de Boston.
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