En su segundo día hábil como presidente de Brasil, y poco antes de su primera reunión con sus 22 ministros, Jair Bolsonaro honró su sobrenombre de “el Trump brasileño” y se volcó a Twitter para anunciar millonarias inversiones para el país.
“Rápidamente atraeremos inversiones iniciales en torno a 7 mil millones de reales (US$ 1.850 millones) con concesiones ferroviarias, 12 aeropuertos y cuatro terminales portuarios. Con la confianza del inversionista bajo condiciones favorables a la población rescataremos el desarrollo inicial de la infraestructura de Brasil”, escribió el jefe de Estado.
Las concesiones y su calendario empezaron a ser evaluados por el Ejecutivo en pleno en el encuentro que el Palacio del Planalto y el resultado podría ser anunciado la próxima semana cuando se realice una nueva reunión del gabinete, según reveló el ministro jefe de Casa Civil, Onyx Lorenzoni.
“Algunas cosas están listas para ser firmadas. Son obras hechas o en camino como el aeropuerto de Porto Alegre”, dijo.
En la víspera, el nuevo ministro de Infraestructura, Tarcísio Gomes de Freitas, se había comprometido a intensificar el diálogo y la asociación con el sector privado para desplegar un osado plan de privatizaciones.
“Será privatizado todo lo que se pueda. Vamos a probar en marzo la subasta de los tres bloques de aeropuertos”, afirmó.
Sobre ello también comentó el ministro de Economía, Paulo Guedes, quien se refirió a las “rápidas” privatizaciones y concesiones como uno de los “pilares” del programa económico que pretende implantar.
La entrega de obras al sector privado ya había comenzado a ser analizada por el gobierno del Michel Temer, por lo que ya hay estudios adelantados para los proyectos.
Movimientos inusuales
El encuentro de Bolsonaro con todos los miembros de su gabinete culminó con directrices y revelaciones. Por un lado, los funcionarios debieron entregar información actual de sus carteras y recibieron instrucciones sobre las próximas reformas.
Lorenzoni explicó que a los 22 ministros se les solicitó reducir el número de cargos de comisionados, la estructura administrativa y los niveles de jerarquía, con el objetivo de mejorar la eficiencia de los servicios públicos.
Además reveló que el gobierno identificó “movimientos inusuales de exoneraciones, nombramientos y recursos destinados a ministerios en el ocaso de la gestión de Michel Temer y busca hacer una revisión”.
Por ello, se pidió que todos los ministros revisen los gastos de los últimos 30 días para elaborar un informe y que anuncien, la próxima semana, su prioridad inmediata.
Limpieza ideológica
De los primeros anuncios, algunos no han escapado de polémicas.
El miércoles, también a través de Twitter, Bolsonaro anunció que su administración estaba lista para abordar la influencia “marxista” en el área de la educación y traspasó la competencia de las demarcaciones de las tierras de tribus indígenas del país al Ministerio de Agricultura.
Ayer, se empezó a hablar de la “limpieza” del Ejecutivo, retirando de sus cargos de confianza a quienes no estén alineados ideológicamente con la nueva administración de ultraderecha. “Es la única manera de poder gobernar con nuestras ideas, nuestros conceptos y hacer lo que la sociedad brasileña decidió por mayoría: terminar con las ideas socialistas y comunistas que durante 30 años nos llevaron al caos en que vivimos”, afirmó Lorenzoni.
En su cartera, ya fueron exonerados 300 empleados con cargos de confianza y algunos podrían ser recontratados siguiendo criterios técnicos y una posterior “evaluación” sobre su alineación ideológica.
Sorpresa agradable
Lograr cada una de esas promesas permitiría, según el economista británico Jim O’Neill –conocido como el creador del bloque económico BRIC, formado por Brasil, Rusia, India y China- un crecimiento del gigante amazónico “de entre 2,5% y 3%, y tal vez más”.
En entrevista con el diario Valor Económico, el experto consideró que ese crecimiento -que podría ser de hasta 4% en varios años- podría estar entre las principales “sorpresas agradables” de la economía global, si Bolsonaro apoya la agenda de políticas ortodoxas con la que se comprometió en la campaña.
Pero aclara que se “requiere que las políticas del nuevo presidente sean reales, auténticas y persistentes”.
Además, destaca la importancia del país para reducir la dependencia excesiva de las materias primas. “Brasil necesita dejar de ser dominado por commodities y los ciclos desenfrenados de esos productos”, agregó.
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