A pesar de tener más de 30 años de servicio en el Senado de Estados Unidos y un fuerte respaldo entre sus colegas, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, está en una posición incómoda ante el presidente Donald Trump. El mandatario ha expresado públicamente y en duros términos su frustración por el fracaso de su propuesta para derogar y reemplazar el Obamacare, el sistema de salud heredado de su antecesor. Ha llamado al senador a “volver a trabajar” y se ha declarado “muy decepcionado” con su trabajo.
Pero la distancia de Trump con McConnell también es una distancia con su partido. La semana pasada, los republicanos, que controlan ambas cámaras del Congreso estadounidense, expresaron su apoyo al senador por Kentucky, al tiempo que criticaban al mandatario. El senador Orrin Hatch, el oficialista con más años de servicio en la cámara alta, describió a su colega como “el mejor líder que hemos tenido en todo mi tiempo de servicio” y agregó que “lo apoyo completamente”.
Un quiebre entre el presidente y el partido pondrá en riesgo la agenda de reformas que Trump aún no logra echar a andar. Tras el fracaso en el área de salud, la Casa Blanca espera sacar adelante una reforma tributaria y otra al sistema de inmigración, mientras se debate el Presupuesto 2018 y el límite del techo de la deuda.
Contra el tiempo
Con el receso parlamentario y Trump de vacaciones, el oficialismo se prepara para enfrentar una agenda desafiante en el segundo semestre. El primer obstáculo es el límite del techo de la deuda, un debate para el cual habrá apenas doce días hábiles. El Departamento del Tesoro ha advertido que el país se quedará sin dinero para pagar las cuentas el 29 de septiembre, a no ser que los legisladores aumenten el límite de endeudamiento. Sin un acuerdo, EEUU podría enfrentar el primer default de su historia.
Días después, el 1 de octubre, el sector público estadounidense no tendrá dinero para financiarse, a no ser que haya un acuerdo sobre el gasto fiscal en el Congreso.
Un grupo de republicanos ha advertido que no apoyará un aumento en la deuda que no venga atado a una reducción en los gastos.
Pero los parlamentarios oficialistas no son los únicos a los que la Casa Blanca tendrá que convencer. La iniciativa requiere 60 votos en el Senado y los republicanos controlan sólo 52. El gasto fiscal delineado por Trump incluye US$ 1.600 millones para la construcción de un muro en la frontera de México, lo que es repudiado por los demócratas.
La sombra de Putin
El Congreso también sigue con atención los avances de la investigación contra Trump por la supuesta colusión de su equipo con el gobierno ruso durante la campaña presidencial, así como los intentos de obstrucción a la justicia del mandatario. La semana pasada, medios estadounidenses revelaron que el FBI había allanado la casa de Paul Manafort, el expresidente de la campaña republicana por la presidencia. El fiscal especial Robert Mueller, quien indaga el caso, ha convocado a un gran jurado.
Mercados apuestan a marzo de 2018 para próxima alza de tasa
La Reserva Federal de Estados Unidos tiene casi un 100% de posibilidades de mantener sin cambios la tasa de interés de referencia en las próximas reuniones del 20 de septiembre y 1 de noviembre, de acuerdo con las previsiones recogidas por Bloomberg. El mercado está un poco más dividido sobre el 13 de diciembre, donde la agencia da una probabilidad de 67,5% de que los tipos se mantengan y 32% de que suba 25 puntos base al rango de entre 1,25% a 1,5%. Los datos de inflación de julio, entregados el viernes, volvieron a decepcionar. El IPC creció apenas 0,1% en comparación con el mes anterior y 1,7% en referencia al séptimo mes del año pasado, una señal de que la debilidad podría durar más de lo esperado. Frente a ello, las previsiones de Bloomberg ven más probable que el nuevo movimiento de la Fed se concrete en marzo del próximo año, con un 39,2% de probabilidades.
El presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley, advirtió que la inflación "demorará algún tiempo" en llegar al rango meta del banco central, del 2%. Su colega de St. Louis, James Bullard, dijo que no lograr alcanzar ese nivel en los precios podría erosionar la credibilidad de la autoridad monetaria. "Los mercados se preguntan: ¿tienen una meta de 2% de inflación o no?".
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