París amaneció bloqueada ayer, en la primera gran protesta que atraviesa la joven presidencia de Emmanuel Macron, cuya propuesta de reforma laboral divide a las organizaciones de trabajadores del país.
Las manifestaciones fueron lideradas por la agrupación sindical CGT, una de las mayores de Francia, que organizó 180 protestas y 4 mil paros en todo el país. Además de la capital, se registraron protestas en ciudades como Marsella, Lyon y Nantes, como también en los puertos de Le Havre y Calais.
Aunque la CGT fue la única de las tres mayores uniones sindicales de Francia que se movilizó ayer, las protestas contaron con el apoyo sorpresivo de los 200 mil feriantes del país, que movieron cientos de camiones hasta las vías de acceso a la capital.
Las protestas también retrasaron los vuelos, principalmente en París, debido a que algunos controladores aéreos se sumaron al paro.
Aunque el movimiento de Emmanuel Macron, En Marche la République, tiene suficientes escaños para sacar adelante el proyecto de ley en su estado actual, las protestas ponen a prueba la sintonía de su agenda con los intereses de sus compatriotas.
El proyecto de reforma laboral busca facilitar la contratación y el despido de personas, lo que, para el gobierno, flexibilizará el mercado laboral, hará al país más atractivo para la inversión extranjera e incentivará la contratación, ayudando a reducir un desempleo que aún supera el 9%.
La CGT, creada al alero del Partido Comunista, no lo ve así. Su presidente, Phillipe Martinez, ha dicho que la propuesta representa “retrocesos sociales serios” y ha asegurado que “lucharemos hasta el final para que estos decretos no se aprueben”.
Respaldo político
La CGT fue una de las principales precursoras de las manifestaciones contra el expresidente Francois Hollande el año pasado, cuando éste intentó aprobar una reforma laboral menos ambiciosa. Ese esfuerzo no rindió frutos, principalmente porque en ese momento el oficialismo no gozaba de la holgura parlamentaria que tiene hoy.
Macron, cuya popularidad ha caído rápidamente desde su elección en mayo y en agosto fue de apenas 40%, ha tomado una línea dura sobre la reforma. La semana pasada, en Gracia, señaló que “no haré concesión alguna con los flojos, los cínicos o los extremistas”.
Ayer, el mandatario estuvo lejos de las protestas: viajó a la isla franco-holandesa de San Martín, para mostrar su intención de colaborar tras el paso del Huracán Irma.
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