El Congreso de Estados Unidos retoma hoy sus actividades con nuevos legisladores, el Partido Demócrata recuperando su mayoría en la cámara baja y una misión de corto plazo: poner fin a casi dos semanas de cierre parcial del sector público del país.
El nuevo Poder Legislativo, electo en noviembre, dará menos espacio al presidente Donald Trump, quien en diciembre -cuando su Partido Republicano dominaba ambas cámaras del Congreso- se negó a firmar un acuerdo bipartidista que evitaba el llamado shutdown, exigiendo US$ 5 mil millones para construir un muro en la frontera con México.
Ayer, el jefe de la Casa Blanca insistió a través de Twitter en que “sin un muro, no puede haber seguridad fronteriza real”. También se reunió con líderes de ambos partidos en la Casa Blanca, para hablar de seguridad fronteriza.
Pero los demócratas mantuvieron su rechazo a destinar fondos para el muro. La líder del partido en la cámara baja, Nancy Pelosi -quien va en camino a presidir la instancia legislativa- manifestó que usar el cierre federal como presión “es incorrecto”. Antes, en un comunicado con su par en el Senado, Chuck Schumer, había señalado que si los republicanos no respaldan su texto, “serán cómplices con el presidente Trump en continuar este cierre federal y en poner a la salud y seguridad del pueblo estadounidense, además de los sueldos de trabajadores, como rehenes por el muro”.
No obstante, los peligros que enfrenta la presidencia del mandatario van más allá del cierre federal, que hasta ayer afectaba a cerca de dos tercios de agencias y servicios públicos que se consideran no esenciales. Al dominar la cámara baja, la oposición podrá lanzar investigaciones sobre los negocios y la campaña del jefe de Estado. Incluso, podrían iniciar los procedimientos para impugnar la presidencia de Trump.
Fuerza y división
Tras dos años como minoría, los demócratas controlarán desde hoy la Cámara de Representantes, pero también enfrentan una creciente división ideológica y generacional, en parte por el fracaso de la candidatura presidencial de Hillary Clinton en 2016.
Un ejemplo de ello llegó ayer, cuando Alexandria Ocasio-Cortez, quien con 29 años jurará hoy como la mujer más joven en llegar a la Cámara de Representantes, anunció que no respaldará un proyecto de la directiva del partido que restaura normas de austeridad, para que los proyectos de ley que generen déficit fiscal puedan ser modificados. Ello era requerido por sectores más moderados de la colectividad.
“Es una maniobra política oscura para poner obstáculos a leyes sobre salud y otros”, explicó la nueva legisladora -autodeclarada socialista- a través Twitter. “No deberíamos ponernos cortapisas desde el principio”.
Su decisión se alinea con la visión del excandidato presidencial y senador independiente Bernie Sanders, cuyo asesor Warren Gunnels dijo a Bloomberg que la norma era un “bloqueo” para proyectos progresistas, como la provisión de salud para todos o el acceso universal a educación universitaria.
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