El estatus de las relaciones políticas entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos en los últimos 14 años difiere mucho de los montos negociados entre ambas naciones en ese período.
Aunque la expulsión de tres diplomáticos estadounidenses por parte del presidente Nicolás Maduro representa un obstáculo serio para lo que se ha llamado la “normalización” de las relaciones políticas, no se avizora como una traba para que los buques petroleros venezolanos sigan llegando a EEUU ni para que los miles de contenedores con mercancías arriben a puertos venezolanos.
Los choques políticos de Caracas y Washington no han encontrado expresión en las cifras de comercio y el país del norte se mantiene como el principal origen de las importaciones venezolanas y el primer destino de las exportaciones petroleras.
Las compras venezolanas de mercancías desde Estados Unidos pasaron de US$ 6.515 millones al cierre de 1998 a US$ 17.630 millones el año pasado, un incremento de 170%. Solo en 2002 y 2003 (paro petrolero) y en 2009 (crisis económica internacional) el monto de las importaciones se redujo.
Las ventas de crudo, en valor, subieron de US$ 9.181 millones en 1998, a
US$ 38.726 millones en 2012, impulsado por un mercado altamente volátil en ese lapso.
Si bien es cierto, que tanto EEUU como Venezuela tienen estrategias a largo plazo para diversificar su mercado petrolero, las caídas en la producción nacional han tenido un efecto más visible que los planes. Y por otro lado, los problemas con la escasez de divisas, así como el mismo control cambiario, han afectado. A julio, último dato disponible, se registra que el volumen de crudo vendido a Estados Unidos bajó 8%, al acumular 169,8 millones de barriles, en contraste con los 185,2 millones de barriles en igual lapso de 2012.
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