Puente Chacao: diferencias de precio traban salida de brasileña OAS del consorcio

Más tiempo del contemplado ha tomado la salida de la brasileña OAS del consorcio que se adjudicó la construcción del puente Chacao, en donde poseen el 49%. Los escándalos de corrupción en su país y los problemas económicos hicieron insostenible la permanencia en el grupo constructor que lidera Hyundai. Si bien han recibido ofertas para adquirir esta participación, las altas expectativas de precios han trabado la solución del conflicto.

Según comentan fuentes conocedoras de la interna del consorcio -en donde los coreanos tienen un 50% y empresas de ingeniería el 1%- el grupo de acreedores de la brasileña se ha mostrado inflexible sobre que el monto a recibir como pago, debe tener un premio, y no sólo lo gastado por OAS.

Esta posición ha sido distinta respecto a la que tomó la compañía cuando, por ejemplo, aceptaron a comienzos de año vender la participación del 33% que tenían en el consorcio que construye el hospital de Rancagua, el que fue adquirido por la constructora nacional Echeverría Izquierdo.

Esto se daría, dicen en el mercado, por lo relevante del puente de la Región de Los Lagos, su nivel de inversión (que superará los US$ 700 millones) y el interés que generó la obra de actores internacionales.

“Existen cláusulas de salida de las que OAS está haciendo uso para valorar su participación para que puedan ‘quedar más tranquilos’. Las propuestas que se han entregado han ido a solventar las garantías que aportó la empresa, pero no mucho más, pero los brasileños quieres algo más”, dice un cercano al proyecto.

Ha sido conocido el interés de Hyundai por adquirir esta participación, aunque también han visto esta opción otras empresas, como Sacyr y Astaldi.

Por el momento, estas diferencias no han afectado el avance del puente, ya que se está trabajando en la revisión de la ingeniería y sus costos han sido financiados por la empresa coreana. Algunas fuentes señalan que el costo para Hyundai de este trabajo rondaría los US$ 100 millones.

Personas de la industria opinan que OAS está “estirando el chicle” lo máximo posible para presionar el pago necesario y, de esta forma, comenzar la construcción cuando la ingeniería esté aprobada.

Ante esta situación, Hyundai habría solicitado al MOP modificar los hitos del proyecto, por los que una vez cumplidos, el gobierno entrega dineros al consorcio.

Consultado el miércoles pasado, el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, sobre la situación de OAS dijo que la composición del consorcio “puede generar una dificultad para los financiamientos posteriores de parte del mismo consorcio, pero es una dificultad y no una inhabilidad toda vez quien controla el consorcio, Hyundai, ha concurrido con los financiamientos y hasta ahora se han cumplido todos y cada uno de los hitos que establece el contrato”.

Los trabajos de ingeniería

En junio la compañía entregó la ingeniería en detalle final del proyecto, siendo revisada por la autoridad y, ahora, el consorcio deberá resolver algunas dudas.

Quienes conocen este proceso dicen que esto debería ser visado en septiembre o, a más tardar, octubre, lo que permitiría iniciar la construcción.

Ante las críticas por el retraso, Undurraga dijo que “el tiempo invertido en ingeniería y en revisar las ingenierías es tiempo ganado, no perdido. Por tanto, cuando los equipos técnicos están tomando unos días más para la revisión y certeza absoluta de que estén en buen estado, eso debiera ser una buena noticia”.

“Recordemos que hay otro puente, un poquito más al norte, donde el gobierno lo apuró, y vemos los resultados de ello”, añadió.

La historia del puente

La construcción de un puente sobre el Canal de Chacao tiene una larga data. La idea fue planteada en el gobierno de Ricardo Lagos en 2002, cuando se preparó una licitación que fue postergada por falta de estudios.

En 2004 se adjudicó a un consorcio internacional el estudio y concreción de un puente, pero en 2006, se determinó extinguir la concesión y no seguir adelante por el alto costo, ya que se estimaba en US$ 950 millones.

En 2011, ya en el gobierno de Piñera, reflotó la idea. Finalmente, se llamó a la licitación hasta que en 2013 se conoció que el consorcio liderado por Hyundai fue el que se adjudicó la construcción.