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Lucy Kellaway: Por qué no dejaré de beber como resolución de año nuevo

La bebida es el secreto del éxito de la humanidad, porque el hombre es social y el alcohol mejora las ocasiones sociales.

Por: Financial Times | Publicado: Viernes 4 de enero de 2019 a las 13:00 hrs.
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El mundo en 2019 tal vez sea completamente turbulento e incierto, pero en mi propia vida hay tres cosas que puedo predecir con total certeza. Primero, cumpliré 60 años. Segundo, tendré dos piezas de titanio implantadas en mi mandíbula, lo que me lleva a lo tercero: la factura de estos implantes dentales consumirá casi la mitad de mi sueldo a tiempo parcial de profesora recién calificada.  

A pesar de todo eso, estoy prediciendo que para mí 2019 será un éxito.  La razón es que amo activamente mi trabajo. Ha tomado casi 18 meses, pero para mi gran alivio, encuentro verdadera felicidad en enseñar a adolescentes, especialmente ahora que he descartado la trigonometría y la forma estándar en favor del costo de oportunidad y el flujo de efectivo neto. 

A principios de enero, regresaré a la puerta de mi sala de clases diciendo "¡Buenos días, Tyreece!". "¡Que tal Ryan!". "¡Hola Adaeze!". Al final del día, caminaré a casa a través del vecindario de Hackney en Londres sintiendo el cansancio que proviene de un día de trabajo honrado y me felicitaré de que al menos algunos de mis alumnos comprenden la elasticidad de la demanda.

He mejorado tanto enseñando que estos días sólo hago el ridículo dos veces a la semana en lugar de dos veces al día. Hubo un momento difícil cuando recientemente les estaba mostrando a los niños de 13 años un video de YouTube de trabajadores de Amazon en huelga y perdí el control del mouse justo cuando el video se estaba transformando en un anuncio de toallas higiénicas. Cuando encontré el mouse, había perdido la clase. Hubo un día antes del final del trimestre cuando llegué sin mis lentes y tuve que tomar la asistencia con una lupa de plástico. Los alumnos, acostumbrados a maestros de 25 años, vieron con gran simpatía a la vieja con canas y mala vista. Sin embargo, sobreviví. Mi mirada de "no te metas conmigo" se está desarrollando muy bien. 

Justo antes de Navidad, me reuní con los agotados 75 nuevos maestros reclutados por mi organización benéfica, Now Teach, que comenzaron a enseñar en escuelas en septiembre. Traté de decirles que las cosas iban a mejorar, recordando mi brutal primer año, pero no todos necesitaban escuchar el discurso inspirador. Una dijo que actualmente era más feliz de lo que nunca había sido como banquera de inversiones; sentía optimismo al estar rodeada de personas al principio de sus vidas. 

Para mí, el encanto de mis estudiantes no sólo se debe a su juventud sino a su imprevisibilidad. Después de tres décadas de escribir artículos en Financial Times, sabía exactamente cómo reaccionarían los lectores acomodados que los leían. Los adolescentes de Hackney siguen sorprendiéndome.

Hace unas semanas les mostré el titular "La fundadora de Bet365 se pagó a sí misma la 'obscena' cantidad de 265 millones de libras en 2017". El sueldo de Denise Coates parece particularmente obsceno en comparación con los ingresos de las familias de mis estudiantes, la mitad de los cuales tienen subsidios por "prima estudiantil", lo que significa que subsisten con menos de 16 mil libras al año. Coates equivale a casi 20 mil de ellos. Cuando coloqué el texto en el tablero, sí hubo una reacción. Pero en lugar de una expresión de sorpresa en sus caras, había algo cercano al éxtasis. Para mí, la historia era sobre la codicia y un sistema fallido, pero para ellos era sobre el éxito. Para ellos Coates es un modelo a seguir.

Un chico me lo explicó: "Si trabajas duro, profesora, y eres bueno, deberías ganar mucho dinero". Mucho asentimiento de cabezas. Luego les pedí que levantaran la mano si pensaban que debería de haber algún límite en el sueldo de un jefe ejecutivo. Nadie levantó la mano.

Hay algo hermoso en su creencia en el trabajo duro, aunque si yo fuera Jeremy Corbyn (líder del Partido Laborista británico), me preocuparía. Si mis alumnos son típicos de las "familias trabajadoras comunes", las posibilidades de reelección para el Partido Laborista en el futuro no parecen buenas.

Más allá de lo que puedo predecir para 2019, no resuelvo a dejar el alcohol en el nuevo año, al igual que todos los años desde que comencé a beber a mediados de los años setenta. La única diferencia esta vez es que, dado que muchos de mis conocidos están eligiendo la abstinencia, siento la necesidad de explicarme.

Este verano (boreal), FT publicó un artículo inusualmente inspirador de Robin Dunbar, un profesor de psicología evolutiva de Oxford, que argumentaba que la bebida era el secreto del éxito de la humanidad. Decía lo siguiente: el hombre es social. El alcohol mejora las ocasiones sociales. Las personas que beben están más conectadas con los demás y tienen más amigos. Como una bebedora que tiene muchos amigos, encontré mucho para admirar en la tesis. Fue sólo cuando despreció a las personas que a menudo beben solas que dejé de estar de acuerdo con él. El hombre puede ser un animal social, pero a veces, desgraciadamente, está solo, y parece doblemente horrible negarle una bebida como castigo. Al final de un largo día, invariablemente bebo una copa de vino mientras cocino, leo o veo la televisión. El alcohol no sólo me vuelve más agradable cuando estoy con mis amigos. Me vuelve más agradable cuando estoy sola.

La bebida ha enriquecido mi vida de muchas maneras. Me ha ayudado a formar relaciones con hombres. Incluso me ha hecho una mejor madre. Cuando los niños eran pequeños, nunca tomaba una copa hasta que estaban en la cama, lo que significaba que se acostaban religiosamente a las 7 pm todas las noches.

Beber demasiado alcohol es una muy mala idea. Pero, ¿qué es demasiado? El gobierno nos dice cuál debería ser nuestra escasa ración, pero mi cuerpo es la mejor guía. Si me despierto por la noche con sed o si me siento algo mareada por la mañana, fue demasiado. Mi cuerpo se está volviendo más estricto a medida que envejezco y ahora me dice claramente que un tercio de una botella de vino es mi límite.

No es necesario ser profesor de psicología social para saber que los humanos responden a las recompensas por el trabajo duro. Para mis alumnos la recompensa es una buena calificación. Para mí la recompensa es mucho más agradable: una copa de vino.

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