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Diversificación, productividad e innovación 3.0

Andrés Meirovich

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Chile es un país de recursos naturales, eso todos lo sabemos. Vivimos algún tiempo del salitre y posteriormente del cobre. Sin embargo, la historia muestra que los países que han logrado el desarrollo, son los que han sido capaces de aun siendo fuertes en RRNN, pudieron lograr una diversificación importante en cuanto a industrias y ser muy potentes en la productividad de estas. Si tomamos Chile como ejemplo, nos daremos cuenta que nuestra canasta exportadora es casi la misma de hace 30 ó 40 años, además de ser de poco valor agregado. A 2012, Chile se encontraba número 72 en el ranking ECI que mide el índice de complejidad productiva, siendo un 52% de las exportaciones cobre o sus derivados. ¿Es fácil hacer los cambios?, por supuesto que no. Está en la inercia de todos seguir viviendo del cobre ojala por mucho tiempo más. Pero algún día la realidad nos golpeará la puerta y debemos estar preparados. Hay ejemplos como Irlanda, Singapur y otros países asiáticos que sí pudieron lograr este cambio y los resultados están a la vista. Hoy en el mismo ranking estos países se encuentran en la posición número 17 y 10, respectivamente.


¿Qué industrias queremos desarrollar?, ¿cuáles son nuestras ventajas competitivas?, ¿Cómo nos vamos a destacar en el futuro? En estos temas también es urgente una política de estado y no políticas móviles cada 4 años. El 2007 una consultora internacional definió 8 polos de desarrollo país (Acuicultura, Alimentos procesados, fruticultura, minería del cobre, offshoring, porcicultura-avicultura, servicios financieros y turismo) que fueron dejados de lado por los gobiernos que asumieron después. Se entiende que debe haber flexibilidad en un mundo cambiante, pero también es cierto que al menos tenemos que tener una guía de largo plazo. ¿Qué hacemos con el esfuerzo en tiempo y dinero que tomó el estudio? ¿Cuál es la política hoy en día?


Pues bien, es hora de ponernos pantalones largos y empezar a tomar conciencia de que debemos tener una mayor amplitud de oferta de sectores y que estos sean mucho más competitivos que hoy. Esto, más buenas políticas en emprendimiento y educación, es lo que nos dará mayor certeza de vivir en la "copia feliz del Edén" en los próximos años.


Los ejemplos exitosos que ha tenido Chile fundamentalmente son base a un esfuerzo público privado. Corfo, Becas Chile y Fundación Chile son buenos ejemplos. Sería interesante que podamos nuevamente volver a la definición de cluster (los anteriores u otros, pero esta vez con visión del largo plazo) y que aprovechemos toda la oferta de PhD que viene llegando por Becas Chile y que no quiere o no puede encontrar trabajo en el mundo académico. Cada vez son más los que están interesados en integrarse al mundo privado, tal como ocurre en muchos otros países. Es extremadamente relevante el aporte de ellos para esta nueva etapa. Necesitamos sofisticarnos y aprovechar los recursos que tenemos.

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