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Ética y empresa: conciencia primero, reputación después

José Antonio Garcés Past President USEC, Empresarios Cristianos

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José Antonio Garcés

Hace unos días visitó nuestro país la destacada filósofa española Adela Cortina, cuyo ámbito de trabajo se ha enfocado en la ética aplicada, con especial énfasis en su aplicación en la empresa. Obviamente, de cara al contexto en el que estamos insertos, de fuertes cuestionamientos a la probidad del sector político y empresarial, fue sumamente interesante lo que planteó en el Primer Congreso de Ética Aplicada, organizado por las facultades de Filosofía de la Universidad de Chile y de la Pontificia Universidad Católica.

Por ejemplo, se refirió a cómo a veces, las medidas tendientes a mejorar los estándares éticos, están más orientadas a construir imagen, relato y a resguardar la reputación, que a revisar lo que sucede a diario, con cada decisión tomada por conciencias ya sea formadas, o laxas. Ello es contraproducente hoy día, cuando la transparencia se erige como la norma, por lo que hay que procurar ser y parecer. Esta mayor democratización y exigencias de conducta irreprochable son esperanzadoras, ya que indica que la presente crisis que atravesamos es sólo una transición a un nuevo modelo, a una mentalidad mejor que la anterior.La ética no puede ser un mero instrumento para obtener reputación y hoy en día la reflexión apunta a cómo ésta se aplica realmente en cada detalle de la gestión. En lugar de ser la reputación un blindaje, puede ser un arma de doble filo si se descubre alguna inconsistencia. La reputación no es entonces la meta, sino que la consecuencia de hacer las cosas bien, con todos los stakeholders.

La profesora Cortina enfatiza la importancia de formar las conciencias adecuadamente. Porque aunque las reglas del juego se perfeccionen, los controles se ajusten y se endurezcan las sanciones (lo que es necesario seguir trabajando, por cierto), siempre habrá, como hemos visto, espacio para abusar de la norma o de sus vacíos. La regulación es necesaria, pero no suficiente para asegurar una conducta ética a todo evento. Una conciencia formada tendrá una mayor sensibilidad social para tomarle el pulso a los efectos de las decisiones que se tomen y aunque trabaje con planes y metas de corto plazo, no descuidará el cuadro global y el bien común. Una conciencia formada tiene incorporada una suerte de filtro que le permite ver con toda claridad lo que es importante y lo que perdura, sin marearse con todo lo que sale al paso y sobre todo, con los obstáculos. Hemos sido testigos de decisiones poco éticas, que perdieron de vista lo esencial y se quedaron con lo accesorio. O que confundieron los fines con los medios.

También Adela Cortina mencionó la conveniencia de transitar de un modelo neoliberal duro, que concibe la libertad como absoluta, anterior a la justicia y fomenta la competencia y el individualismo, a una economía social de mercado. En este marco, se reconoce que el modelo económico con sus leyes de oferta y demanda, es un buen asignador de recursos, pero que necesita un marco político y jurídico fuerte y estable, que proteja a los ciudadanos más débiles, garantizando cobertura de bienes y servicios básicos. Nos recuerda que una de las maravillas del género humano es que puede conseguir más a través de la cooperación, que la confrontación o la competencia, puesto que en realidad, nos necesitamos unos a otros. Un sistema que exacerba el individualismo, el materialismo y el pragmatismo, por sobre la cooperación y la justicia,no da respuesta adecuada a los desafíos que enfrentamos como sociedad.

En USEC se trabaja en conjunto con otras instituciones, en la conformación de una comisión transversal y multidisciplinaria, que buscará realizar un aporte al medio empresarial, en el ámbito del mejoramiento de los estándares éticos en la gestión y la reconstrucción de confianza. Una suerte de nueva comisión Engel, pero enfocada netamente en la empresa, vista como comunidad de personas, con un rol social clave, mucho más amplio que el económico, cuyo éxito depende del bienestar de la comunidad en la que se inserta, dependencia que es mutua. Una empresa en la que la reputación es sólo la consecuencia de decisiones éticas, tomadas en conciencia.

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