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La retórica del odio en EE.UU.
Desde que Barack Obama llegó al poder, el discurso de la derecha estadounidense se ha visto teñido de una brutal parcialidad. Sarah Palin, ex candidata republicana a la vicepresidencia, animaba a sus adeptos con frases como No a la moderación. Hay que recargar las armas. La retórica del odio se ha vuelto aterradoramente personal.
The Independent, Londres
El nombre de Gabrielle Giffords se inscribirá con sangre en la historia de Estados Unidos, donde no se había producido algo semejante desde el atentado contra el presidente Ronald Reagan, hace más de 30 años. El atentado de Arizona se produce en un ambiente de discordia y desconfianza, en el que EE.UU. experimenta día a día los límites de su poder.
D
ie Welt, Berlín
El odio a Barack Obama y sus seguidores es el abono que fertiliza la violencia en EE. UU. El odio contra el presidente y contra todo lo que éste representa. Seguramente, detrás del atentado de Tucson no se encuentra sólo un partido, ni la diosa de la caza de Alaska, Sarah Palin, ni la nueva derecha del Tea Party.
La Repubblica, Roma
Desde que Barack Obama llegó al poder, el discurso de la derecha estadounidense se ha visto teñido de una brutal parcialidad. Sarah Palin, ex candidata republicana a la vicepresidencia, animaba a sus adeptos con frases como No a la moderación. Hay que recargar las armas. La retórica del odio se ha vuelto aterradoramente personal.
The Independent, Londres
El nombre de Gabrielle Giffords se inscribirá con sangre en la historia de Estados Unidos, donde no se había producido algo semejante desde el atentado contra el presidente Ronald Reagan, hace más de 30 años. El atentado de Arizona se produce en un ambiente de discordia y desconfianza, en el que EE.UU. experimenta día a día los límites de su poder.
D
ie Welt, Berlín
El odio a Barack Obama y sus seguidores es el abono que fertiliza la violencia en EE. UU. El odio contra el presidente y contra todo lo que éste representa. Seguramente, detrás del atentado de Tucson no se encuentra sólo un partido, ni la diosa de la caza de Alaska, Sarah Palin, ni la nueva derecha del Tea Party.
La Repubblica, Roma
