Hace apenas tres semanas multitiendas Corona –ligada a la familia Schupper– había anunciado el acuerdo con sus acreedores, evitando así la quiebra. Este viernes la historia dio un vuelco en 180 grados.
A las 8:00 de la mañana se dio a conocer la noticia a los equipos de que trabajarán hasta el 10 de julio. A esa hora se produjeron los llamados a las jefaturas para que no fueran a trabajar, porque la empresa se cerraba.
Pocas horas más tarde, las redes sociales de la firma se tiñeron de rojo con imágenes de “Remate final” y “Todo a 5 lucas”. Fuentes conocedoras indicaron a este medio que van a liquidar a $5.000 para generar algo de caja para poder cumplir “al menos en algo” con los trabajadores.
La firma cuenta con 51 tiendas y cerca de 1.800 trabajadores hoy.
El no acuerdo
El pasado 5 de junio, los acreedores —entre ellos los bancos Santander, Internacional, Security y Penta, entre otros— aprobaron la propuesta de reorganización presentada por la firma ligada a la familia Schupper.
Con 70 años de historia, la empresa había solicitado la apertura de un nuevo proceso de reorganización financiera en octubre del año pasado. Desde entonces, ha estado negociando con sus acreedores una salida que le permitiera seguir operando.
La compañía arrastra pasivos por más de $66.951 millones, siendo sus principales acreedores los bancos Internacional y Bci, además del proveedor chino Anhui Garments. Cabe recordar que ya había atravesado con éxito una reorganización judicial en 2022, saliendo de ella tras pagar anticipadamente sus deudas en abril de ese mismo año.
Según informó la propia empresa a comienzos de junio, había conseguido el respaldo del 100% de los acreedores bancarios y del 94% de los valistas a su propuesta, la que también fue aprobada por la veedora designada por los mismos acreedores. Esta última concluyó, en un informe incorporado al expediente, que el acuerdo de pagos era viable.
En ese contexto, la multitienda señaló que, “para cumplir con las metas de ventas proyectadas, es imprescindible acceder a un financiamiento de hasta $22.000 millones”. Para ello, los accionistas se comprometieron a entregar como garantía diversos inmuebles, con el fin de solicitar uno o más créditos que permitan acceder a una línea financiera rotativa por el monto requerido.
En detalle, se trataba de un préstamo solicitado a los propios acreedores bancarios, quienes evaluarían su otorgamiento durante junio de este año.
La propuesta de reorganización incluía como condición fundamental la obtención, a más tardar el 20 de junio de 2025, de “aprobaciones o compromisos” por parte de los potenciales financistas. Este requisito era clave para poder implementar el plan de negocios de la empresa, ya validado por la veedora. Al parecer, fue precisamente el incumplimiento de esta condición lo que gatilló la decisión de cerrar.
De haberse concretado el financiamiento, la empresa podría haber enfrentado sus obligaciones financieras, mantener operativas sus 51 tiendas a lo largo del país y resguardar los empleos de cerca de 1.800 trabajadores, pieza clave en el funcionamiento de Corona.
¿Qué pasó?
Ante la posibilidad de haber optado por una prórroga, la pregunta que queda abierta es por qué finalmente terminó anunciando el remate final y el cierre de sus puertas.
Fuentes cercanas a Corona indican que por una parte ofrecieron una mala garantía, que eran los inmuebles de Iquique, Ovalle, Melipilla, Valparaíso, San Antonio y Temuco. Es por esto que los bancos se aburrieron y los dejaron caer y se acabó.
Pero el problema de fondo fue que los tres hermanos dueños –Paulina, Malú y Herman–, nunca se pusieron de acuerdo. Por un lado estaba Herman, el único que trabajó en la tienda junto a su padre antes de morir, y por el otro las hermanas. Mientras Herman era el más abierto a buscar esa salida, al final nada de esto llegó a puerto.
Hay incluso quienes acusan que las hermanas le hicieron un golpe de estado, sacando al único que entendía el negocio.
Cabe recordar que a los dueños no les faltaron ofertas para salvar a la compañía y los casi dos mil puestos de trabajo. Bajo la asesoría de Moonvalley, llegaron al menos dos ofertas serias de actores internacionales en épocas en que el negocio del retail comenzó a complicarse post estallido y luego de la pandemia.
La última llegó en medio del proceso judicial por parte del empresario chino Nann Tai Wen, que terminó bajándose y retirándola, justificando explícitamente la situación de tensión arancelaria desatada entre Estados Unidos y China, por las medidas de Trump.
Ahora, fuentes de la industria indican que el empresario chino probablemente irá al síndico de quiebra a decirle que compra la marca y el inventario de todas las tiendas para seguir operando. En resumen, va a conseguir las tiendas que le convienen y más barato.
Pero no todo había sido cuesta arriba como ahora, lo que en parte explica el final fatal. Los dueños habían llegado a un acuerdo a cambio de no pagar dividendos para que los salvaran. Cuando vino la pandemia y los retiros de las AFP, se vieron muy beneficiados.
En ese momento pagaron a los bancos la deuda completa para que las hermanas tuvieran autorización de sacar dividendos y pudieran tener arriendos más libres, más caros.
Cercanos a Corona señalan que fue ahí cuando cometieron un error estratégico: creer que el consumo iba a seguir alto cuando era solo por el retiro del 10%.
Y así fue. Se acabó el dinero de los retiros y todo se vino abajo, cayendo nuevamente en default.
Fuentes indican que no estuvieron dispuestas a poner recursos frescos, sino a dar en garantía algunas tiendas y los bancos no lo aceptaron, poniendo así fin a una historia de siete décadas.
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