Editorial

Alta tensión en la economía argentina

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Los argentinos observan impotentes cómo su tipo de cambio oficial se deprecia a un ritmo récord, habiendo perdido en torno a un 20% de su valor en los primeros cuatro meses del año. Como reflejo de ello, el tipo de cambio informal -el llamado “dólar blue”- ha subido desde en torno a los 340 pesos a inicios de enero a 500 esta semana, con lo cual la brecha entre ambas monedas se empina sobre el 124%.

Diversos factores se combinan para generar lo que muchos economistas ya califican como una corrida cambiaria en los últimos días. Desde una inflación anualizada que supera el 100% -y que roza el 10% mensual para los alimentos en un país con un índice de pobreza del 40%, que podría llegar al 50% este año-, a un Banco Central que ha virtualmente agotado sus reservas y que recibe muy pocos ingresos del llamado “dólar agro” debido a la crisis exportadora en ese sector, agravada por la sequía.

El Gobierno insiste en mantener políticas económicas que son parte del problema y en culpar a la oposición por la crisis cambiaria.

Sin acceso al crédito internacional por su largo historial de deudas impagas, Argentina nuevamente mira al FMI buscando ayuda, pero difícilmente la obtendrá, pues una nueva inyección de dólares incentivaría aun más la entendible tendencia de personas y empresas a refugiarse en esa moneda, ante la devaluación del peso. El Gobierno insiste, sin embargo, en mantener los controles de cambio (que son parte del problema) y en culpar a la oposición, y el Banco Central se resiste a subir las tasas de interés en un grado que refleje la altísima inflación.

La inestabilidad política que generan las tensiones al interior del Ejecutivo y el incierto panorama que se abre ante las elecciones de octubre próximo, se suma a políticas probadamente perjudiciales y de larga data, como el proteccionismo y un impulso industrializador que no responde a ventajas competitivas, sino a un sesgo ideológico contrario a las importaciones.

Nada de esto, por desgracia, es nuevo en Argentina, sino más bien la repetición de un libreto conocido que ha llevado a ese país a vivir una continua crisis económica de variable intensidad en lo que va del siglo. Aunque es de esperar que no ocurra, hay fuertes indicios de que el país se encamina hacia un nuevo período de crisis aguda en el corto a mediano plazo.

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