Por Claudia Betancourt M.
A pocos meses de culminar el gobierno de Sebastián Piñera y a la hora de los balances, diversos analistas coinciden en afirmar -como lo hizo Jorge Correa Sutil- que durante esta administración “no se impulsaron reformas políticas de magnitud”.
Sin embargo, en el Ejecutivo el diagnóstico es diametralmente distinto. Es más, hacen hincapié que ha sido durante este gobierno en que se han realizados reformas políticas trascendentales que permiten el “fortalecimiento y profundización de la democracia”.
Entre las que se menciona está la inscripción automática y voto voluntario, ley de Cores; el cambio de fecha de las elecciones; una gran cantidad de normas de transparencia y la que se está a punto de aprobar -que se encuentra en comisión mixta- la ley de lobby. Y una de las clave: un cambio al sistema electoral, es decir, al binominal.
¿Voto voluntario?
La aprobación de la Ley de Inscripción Automática y Voto Voluntario debutó a fines de 2012 con las elecciones municipales. Entre sus fundamentos estaba “ampliar el padrón incorporándo a más de 5 millones de personas, lo que supone un incremento del 60%”. Esta situación, a juicio de los detractores de la medida, habría resultado exactamente al revés a la luz de las cifras de las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias, donde más de 6 millones de electores de abstuvieron de ir a las urnas. De allí que ya han surgido voces que postulan la posibilidad de regresar al voto obligatorio, entre ellos, el ex presidente Ricardo Lagos y hasta la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet.
A esta reforma se sumó la entrada en vigencia en diciembre de 2012, de las elecciones primarias voluntarias y vinculantes, para elegir al Presidente de la República, Senadores, Diputados y Alcaldes, tal como ocurre en los países desarrollados, donde los comicios son organizados y financiados por el Estado. Otra de las iniciativas aprobadas por esta administración es la Elección directa de Consejeros Regionales, donde por primera vez son elegidos democráticamente.
En tanto, la primera ley aprobada en la llamada agenda política de este gobierno, fue el cambio de fecha de elecciones presidenciales, parlamentarias y plebiscitos. Para ello se fijó la elección para el tercer domingo de noviembre, y la segunda vuelta para cuatro domingos después.
El desafío de la agenda democrática
Una de las iniciativas que quedaron pendientes y que estaban comprometidas en el programa de gobierno es la realización de los plebiscitos comunales, que facilita y abarata la celebración de consultas comunales, que a pesar que la Constitución lo contempla, sólo se han realizado cuatro en 15 años.
El voto de los chilenos desde el extranjero, es otro de los compromisos. En 2012, el gobierno ingresó un proyecto de reforma constitucional que consagra explícitamente el derecho a votar desde el extranjero para los chilenos que mantuvieran vínculos con nuestro país. Luego encomendaba a un ley orgánica constitucional el regular la forma en que se ejercía ese derecho. También está en tramitación la modificación al sistema electoral de los miembros del Congreso Nacional, más oportunidades para que las mujeres puedan participar en política, y mejores partidos políticos para una democracia sólida y la iniciativa ciudadana de ley.
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