Sin duda el término que mejor resume los movimientos del tipo de cambio en 2016 es, por lejos, volatilidad. Esto especialmente luego de que tras superar máximos históricos y ubicarse sobre los $ 731 en enero, ayer el dólar volvió a bajar de la barrera de los $ 700 durante la jornada, para luego cerrar en $ 702.
Y si antes quien afirmara que podía predecir qué va a pasar con la moneda era visto con desconfianza en el mercado, ahora ya nadie debe atreverse a insinuar que tiene clara la tendencia, ya se trata de un fenómeno que está ocurriendo en todos los mercados.
De hecho el indicador elaborado por JPMorgan Chase & Co que mide esta variable arrojó que la volatilidad de las diferentes divisas llegó a su máximo en cuatro años, tras alcanzar 12,5%, el 11 de febrero pasado, como consecuencia del temor generado porque las medidas monetarias de los bancos centrales estaban perdiendo efectividad.
De acuerdo a lo que señaló Anthony Hall, responsable regional de divisas para Asia Pacífico de UBS, el mercado global de divisas va a seguir registrando “volatilidad en el corto plazo”. Y Chile no escapará de esa tendencia.
Volatilidad local
De acuerdo a Sebastián Senzacqua, economista jefe de Bice Inversiones, “todavía seguirá una volatilidad importante, porque a pesar de que vemos la señal de los bancos centrales, se sigue complementando con el débil fundamento por el lado económico”.
Esto, porque de acuerdo al especialista las variaciones en las monedas de esta semana han sido consecuencia de que los temores respecto de lo que pasará con China han sido contrarrestados por las posibles medidas de los bancos centrales más importantes (FED, BCE, BC de Japón y Banco Popular de China). “La respuesta a eso se traduce en que algunas monedas registren alguna apreciación, entre ellas, el peso chileno que ha ido reaccionando en esa línea, disminuyendo en los máximos que alcanzo en el mes de enero”, agrega Senzacqua.
El economista de Bci Estudios, Antonio Moncado, coincide con esa visión. “De la mano de la volatilidad que han tenido los mercados externos, sin duda vamos a ver una mayor volatilidad. Estas variaciones, de magnitudes de $ 10, es probable que sea un fenómeno que se repita dentro del corto plazo”, señala.
Oportunidades
Pero no hay que caer en pánico: la volatilidad no es, necesariamente, algo negativo. De acuerdo al analista de UBS hay un punto que es favorable en estos vaivenes, el que se ubica entre el 10% y el 15% del indicador de volatilidad. En ese escenario, los inversionistas pueden sacar ventajas.
En esa línea, se puede señalar que de acuerdo al ránking de divisas de Bloomberg, el peso chileno muestra 14% de volatilidad, aún en el rango “dulce”, y bastante por debajo de la volatilidad de los pesos argentino (30%), colombiano (22%) y mexicano (19,05%).
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