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David Farcas, presidente del consejo asesor Científico Vacuna Covid-19“: Deberíamos hacer un esfuerzo para mantener un proyecto en el largo plazo en enfermedades emergentes”

Afirma que el tercer trimestre debiera ser “más normal” y que Chile cuenta con los profesionales y la capacidad para generar I+D en vacunas y producción, al menos a nivel de prototipo.

Por: Alejandra Rivera | Publicado: Miércoles 5 de mayo de 2021 a las 04:00 hrs.
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Foto: Reuters
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En abril de 2020, el ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile David Farcas se sumó al consejo científico de la vacuna Covid-19, grupo que preside y que reúne a representantes de la academia, científicos y de la industria, para asesorar al Gobierno en torno a los desarrollos más promisorios de las vacunas para realizar ensayos en Chile.

Farcas es uno de los representantes del sector privado por su experiencia a la cabeza de Centrovet, laboratorio que creó la vacuna contra el virus ISA en salmones y que produce 300 millones de dosis al año. Por ello, cuando le consultan si es necesario contar con un ecosistema de Investigación y Desarrollo (I+D) y producir vacunas a nivel local, no duda y afirma que el país cuenta con los profesionales y la capacidad para hacerlo, “pero abierto al mundo y colaborando”.

“Debemos establecer un mecanismo de trabajo en conjunto en este tema. Tal como trabajamos para el Covid-19, los privados en conjunto con las universidades, deberíamos hacer un esfuerzo para mantener un proyecto en el largo plazo en enfermedades emergentes”, afirma.

-¿Se puede extrapolar la experiencia de Centrovet al desarrollo de vacunas humanas en Chile?

-Tenemos la tecnología y la capacidad de producción. Por ejemplo, en el caso de Centrovet, utilizamos la misma tecnología que AstraZeneca y Cansino. Y lo más relevante, los profesionales están preparados para hacer I+D de vacunas y producirlas. Y no somos los únicos, hay otros laboratorios en el país que realizan I+D de vacunas en Chile y de muy alto nivel. Por lo tanto, en términos de las posibilidades de hacerlo, sí. Somos capaces de producir vacunas de clase mundial y competir con los principales laboratorios del mundo.

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-¿Es necesario avanzar en investigación, desarrollo y producción de vacunas en Chile?

-Es muy importante tener una capacidad de reacción rápida y ojalá ser parte de la solución y no esperar que vengan de afuera. En mi opinión, creo que sería muy bueno que Chile tuviera un sistema de monitoreo y desarrollo de vacunas de enfermedades emergentes y que tuviéramos una capacidad local de producirlas, por lo menos prototipos. Producir la primera dosis es muy complicado, es tan difícil llegar de cero a 1 como llegar de 1 a un millón.

Hay un proyecto de las universidades de Antofagasta, Católica y de Chile, sería extraordinario que en el país hubiera capacidad de producción de vacunas humanas. Hay un problema de tamaño de mercado, habría que pensar en vacunas regionales. Hay que tener un programa con un foco trabajando en esto, con investigadores, una planta de producción, pero también con redes internacionales que ya estén buscando soluciones a nuevas patologías. En la práctica ya se armó la red a raíz de la pandemia. Hay que buscar colaboración eficaz entre universidades y centros de investigación de distintas partes del mundo.

-¿Y qué rol deben jugar los diferentes sectores para materializar un proyecto de este tipo?

-Es central en Chile que se dé una colaboración entre los privados y las universidades. Hay investigadores y capacidad para producir vacunas en el país, pero es fundamental que los privados participemos junto con las universidades en un proceso colaborativo. Frente a la pandemia da lo mismo qué gorro nos ponemos, lo importante es la colaboración y el Covid-19 lo demostró 100%. En Chile hay muy buenos investigadores, pero separados del mundo privado en el ámbito de biotecnología y esta es una oportunidad para juntarnos. Desafortunadamente, todavía estamos muy separados, porque hay mucha desconfianza mutua. Pero si hay algo que dejó esta pandemia espantosa, es que las soluciones vienen de la colaboración entre universidades, privados y el Estado. Las universidades crearon un consorcio y dejaron casi todos sus proyectos de lado y se dedicaron a trabajar en conjunto para el Covid-19.

-¿El Gobierno tiene que dar prioridad a un proyecto de esta envergadura?

-Pienso que sí. Si miras el impacto de una pandemia de este tipo en la economía y asignaras presupuesto a una planta de vacunas, es marginal. El Ministerio de Ciencia y Tecnología tiene una visión muy clara del rol de las empresas y privados y de la articulación que debe haber. En Chile están todos los incentivos. Los privados tenemos incentivos tributarios como la ley de I+D, es una ley muy buena, pero es in house, la colaboración con las universidades es muy acotada. El Covid-19 nos demuestra que tenemos que pasar a otro nivel.

-¿Cómo se puede financiar la investigación y producción de vacunas a nivel local?

- Se puede hacer de la forma más pragmática posible, utilizar tecnologías que estén probadas. Pero los privados también tenemos un rol, no es un problema del Estado, es del país.

Volver a la normalidad

Cuenta que entre abril y junio del año pasado le dedicó más del 80% de su tiempo al consejo asesor, donde le tocó analizar las vacunas cuando “aún eran prototipos”. Hoy, afirma que todas las que se están usando en Chile son “seguras” y que cumplen con el objetivo de “producir el antígeno, que es la respuesta inmune”. Celebra la velocidad de vacunación y comenta que “el tercer trimestre de este año podría ser mucho más normal”.

-¿Habrá stock suficiente para vacunar a los más jóvenes, desde 12 años?

-El objetivo es vacunar a la población adulta antes de julio. No tengo la respuesta, la situación de vacunas en el mundo se pone progresivamente más holgada a medida que pasa el tiempo. Las negociaciones de las vacunas las lleva el Ministerio de Relaciones Exteriores, y en base a lo que han dicho, sí. Soy extremadamente optimista en que lo vamos a lograr y que probablemente en octubre, quizás diciembre, vamos a tener a toda la gente vacunada, incluidos los niños mayores de 12 años, en la medida que los padres quieran que se vacunen. El año 2022 debería ser mucho más normal. Israel tenía el porcentaje de vacunación que tenemos hoy a mediados de febrero y tenía una positividad por millón de habitantes igual a la nuestra el 6 febrero. Y hoy Israel ya está casi sin restricciones, entonces es súper esperanzador, porque vamos dos meses detrás y estamos vacunando a velocidades más avanzadas, entonces, en nuestro caso, es muy posible que lleguemos a tener una situación súper normal durante el tercer trimestre de este año.

El riesgo de stock siempre está, pero todo está muy bien gestionado. Hasta ahora, el ejemplo de Chile es un caso de clase mundial, la mayor parte de la gente que se ha querido vacunar lo ha hecho.

-¿Es posible que se requiera una tercera dosis?

-Estamos trabajando con los laboratorios para acceder a los estudios que están realizando sobre las necesidades de cambiar las pautas de vacunación, ya sea del número de días entre las dosis o bien la necesidad de aplicar una tercera o cuarta dosis o booster (refuerzo). Esto se está evaluando seriamente, pero por ahora no hay conclusiones sobre la necesidad y la importancia de hacerlo. Las razones por la que se está evaluando un booster, es porque la inmunidad podría caer en el tiempo -como es el caso de algunas vacunas contra virus respiratorios- o porque este nuevo booster podría incluir la protección frente algunas de las variantes emergentes. Las primeras personas se comenzaron a vacunar en noviembre, entonces, es muy improbable que tengamos alguna recomendación de un booster antes de que un número relevante de personas cumpla un año vacunadas. Como consejo asesor, estamos trabajando con los laboratorios para estar al tanto de los desarrollos e información que tienen de los booster.

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