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Invertir en primera infancia en Chile: ¿Falta cantidad o calidad?

La inversión del país es cercana al promedio de la OCDE: 2,2% frente a 2,4% del PIB para el tramo entre cero a seis años. Sin embargo, el foco podría estar errado, dicen expertos.

Por: Denisse Vásquez H. | Publicado: Lunes 14 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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En abril del año pasado, la muerte de la niña de 11 años Lissette Villa destapó la crisis que vive el Servicio Nacional de Menores (Sename), provocando una reacción en cadena tanto a nivel judicial como al interior del gobierno.

Y mientras se discuten en el Congreso los dos proyectos que buscan poner fin al Sename -creando el Servicio Nacional de Protección Especializada para Niños y Niñas, y el Servicio Nacional de Reinserción Social Juvenil, han surgido varias interrogantes frente al tema: ¿está invirtiendo Chile lo suficiente en los niños vulnerables? ¿Los recursos están siendo bien dirigidos?

Está comprobado que invertir en la infancia -sobre todo en la primera etapa- es beneficioso para el desarrollo del niño o niña y, además, que tiene un impacto beneficioso en la economía. El premio Nobel de Economía, James Heckman, realizó un estudio en un programa preescolar que evidenció una rentabilidad anual de la inversión entre 7% a 10% basada en el rendimiento escolar y profesional, así como en reducción de costos de la educación compensatoria, salud y gastos del sistema de justicia penal.

“La inversión en el desarrollo durante la primera infancia reduce déficits y fortalece la economía”, fue la principal conclusión de Heckman, y a mayor inversión -agregó- mayor será la rentabilidad en la educación, salud y productividad.

De acuerdo a un estudio realizado por la Unicef, para el tramo de edad entre cero a seis años, Chile se posiciona sobre el promedio de América Latina en magnitud total del gasto público en primera infancia, con una inversión de 2,2% del PIB versus un rango entre 0,5% y 1,6% de los países de la región. La cifra está bajo -pero no tan alejada- del promedio de la OCDE, que se ubica en 2,4% del Producto.

El mismo estudio señala que el foco de la inversión en primera infancia debe estar en las familias y los cuidadores de los niños y niñas, siendo ésta una de las áreas donde hay brechas importantes en inversión, considerando su importancia para el desarrollo infantil.

La representante en Chile de la Unicef, Hai Kyung Jun, reconoce que hay varias áreas donde Chile ha avanzado de manera importante, como salud, educación y salas cuna, pero advierte que “siempre es buena la cantidad pero también hay que mirar la calidad de esa inversión”.

“En general, Chile tiene buenas políticas de infancia, pero hay que ver la calidad del uso de esos fondos”, advierte (ver nota relacionada).

Los expertos al pizarrón

Durante la primera infancia, se desarrollan las estructuras cerebrales necesarias para adquirir las habilidades que nos permiten relacionarnos adecuadamente con el entorno. De ahí que descuidarla tenga consecuencias importantes para el individuo, la sociedad y también en la economía.

Cristina Tupper, investigadora del Programa Social de Libertad y Desarrollo (LyD), indica que los niños que logran desarrollar habilidades blandas como el auto control y la perseverancia, por ejemplo, tienen en su adultez mayores niveles de ingreso, mejor condición de salud y menor probabilidad de terminar en la cárcel.

“Desde el punto de vista de la economía, lo anterior tiene consecuencias por la vía de aumentar el nivel de ingresos del sector privado y público (mayor recaudación de impuestos), pero también a través del ahorro en gastos de salud, seguridad y encarcelamiento”, destaca.

Para el investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), Andrés Hernando, hay ejemplos de que el foco y la calidad de la inversión en el país no ha sido el adecuado, poniendo como ejemplo la inversión en educación preescolar.

“No necesariamente un niño va a estar mejor cuidado o será más estimulado en un jardín infantil de dudosa calidad de lo que va a ser en su casa. Estas expansiones de cobertura deberían estar acompañadas de un incremento en la calidad que nosotros no hemos visto”, asegura.

Hernando agrega que la distribución es desigual, ya que los niños de los quintiles más altos tienen mucha más exposición a estímulos que los de los quintiles más bajos.

“Van menos a jardines infantiles y el número de palabras que escuchan en su entorno es mucho menor”, ejemplifica.

Lo anterior toma bastante relevancia tomando en cuenta que, según la Casen 2015, más del 20% de la población menor de 17 años en Chile vive en situación de pobreza (por ingresos o multidimensional) y el 5% necesita protección directa del Estado.

Tupper confirma que para que una intervención dirigida a la infancia temprana tenga éxito -y por lo tanto retornos positivos- debe cumplir con ciertos estándares mínimos de calidad. “De no cumplirse esta condición, los efectos podrían incluso ser negativos, escenario en que sería preferible no invertir nada que invertir poco”, concluye.


 

Unicef: "Chile debe cambiar la mirada desde una política reactiva a una preventiva"

La cientista política surcoreana Hai Kyung Jun lleva más de tres años en Chile como representante de la Unicef, tiempo en el que ha acompañado de cerca al gobierno en la definición de sus nuevas políticas de protección de la infancia.

En sus visitas al Congreso, ha manifestado que el país se encuentra en un momento "histórico" en materia de infancia, a raíz de los proyectos que actualmente se discuten y que están destinados a crear un Sistema de Protección Integral de la Niñez. En esa línea, su recomendación es clara: "Chile se beneficiaría de cambiar la mirada que tiene de la infancia, desde una política de protección reactiva a una preventiva".

- Al hablar de las cifras de inversión en infancia se hace a nivel general, pero ¿qué pasa con los niños vulnerables?

- La situación que vemos con los niños bajo protección del Estado es porque el sistema de protección de la infancia está más bien concentrado o dirigido cuando los niños ya son vulnerados.

Pero si en ese segmento la inversión se hace en primera infancia y se acompaña a los niños a medida que van creciendo, pueden existir instancias para detectar tempranamente situaciones de vulneración. Además, hay mucha evidencia de que es mucho más efectivo en términos de costo invertir en la prevención que después tratar de reparar una vez que los derechos están vulnerados.

- Ese cambio, de pasar a una protección preventiva, ¿se refleja en el Política Nacional que lanzó el gobierno el año pasado?

- La Política Nacional tiene un plan de acción para su implementación y nuestra recomendación, -y así lo estamos trabajando con el Ministerio de Desarrollo Social-, es que tenga indicadores de base y de resultados para que se pueda medir el progreso, además de tener metas presupuestarias. Porque es bueno tener una Política Nacional y un plan de acción, pero sin fondos no se puede implementar. La idea es monitorear el progreso respecto a las metas de las distintas áreas, pero también constatar el buen uso del fondo público. Esa es la recomendación y esperamos que termine así.

- Tras la implementación del Plan Nacional, ¿cuál es el siguiente paso para Chile?

- La meta es una Ley de Protección Integral, acompañar a los niños y niñas desde que nacen hasta que cumplen los 18 años, y en ese sentido nuestra recomendación es que Chile crezca y madure con el niño, acompañándolo a él y a su familia, porque los padres también necesitan apoyo. Eso es importante porque cuando se acompaña a la familia, el profesional de salud o educación puede detectar situaciones que podrían llegar a una vulnerabilidad, no tendrían que esperar a que el niño termine en un Tribunal de Familia.

- ¿La crisis que está viviendo actualmente el Sename se podría haber evitado?

- Aquí estamos hablando de niños cuyos casos fueron analizados seriamente por un juez y decidió que para él o ella una institución es mejor que su hogar. Hubo una decisión informada y consciente del Estado de separar al niño de su familia, y un compromiso del Estado de hacerse cargo de él, mientras se trabaja con la familia para que pueda regresar. Y mientras está bajo cuidado de la institución el niño o niña no puede perder escolaridad, tiene que tener atención de salud, derecho a esparcimiento, todo lo que tendría en un hogar normal. La pregunta a Chile es ¿lo tienen estos niños?

- ¿Y cuál es su respuesta a esa pregunta?

- El diagnóstico transversal es que a pesar de los avances que Chile tuvo en infancia en los últimos 25 años, la situación de estos niños no está al nivel del avance que se hizo en el país. El Estado trabaja en tratar de traer a estos niños al 2017, pero hay mucho trabajo todavía por hacer.

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