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Navarrete: “El gobierno y la Presidenta son presas de la desesperanza y el abatimiento”

“Fue un error no haber modificado el corazón del equipo político”, dice, junto con afirmar que “el gobierno está paralizado” y que la NM, tal cual la conocemos, llegó a su “fin”.

Por: Ángela Chávez | Publicado: Lunes 21 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Si bien esperaba más, un cambio más profundo, como prácticamente toda la Nueva Mayoría y también la oposición, el abogado y columnista Jorge Navarrete no está sorprendido por el último ajuste de gabinete.

Es más, quien conoce por dentro los rincones del ejercicio de un cargo en La Moneda -fue subsecretario de la Segegob hace once años-, admite que si bien era “imposible” pensar en el cambio de gabinete como “un significativo punto de inflexión o relanzamiento del gobierno”, el movimiento realizado por la Presidenta sugiere resignación.

- ¿Decepcionado del cambio?

- La decepción es siempre directamente proporcional a las expectativas. No me sorprende, aunque me hubiera gustado un cambio más inteligente, profundo y valiente, que diera cuenta del diagnóstico de fragilidad por el cual atraviesa el gobierno y así poder enfrentar el difícil año que tenemos por delante. Tengo la mejor opinión personal y profesional de las dos ministras que ingresaron al gabinete, pero fue un gran error no haber modificado el corazón del equipo político.

- ¿Cuál es su lectura respecto de cómo está tomando sus decisiones la mandataria, toda vez que desde su propia coalición le pedían un cambio de gabinete profundo?

- Tengo la impresión de que el gobierno en general y la Presidenta en particular, son presas de la desesperanza y el abatimiento. A ratos pareciera que ya nada importa, que la pelea no debe seguirse dando, o que no parece importar cómo termine este gobierno. La resignación derrotó a la voluntad.

- ¿Se perdió una oportunidad de “relanzar” el gobierno?

- Era exagerado, por no decir imposible, pensar en el cambio de gabinete como un significativo punto de inflexión o relanzamiento del gobierno. Con todo, restando más de un año de mandato, estando pendiente un conjunto de materias que requieren rápida y eficaz resolución, amén de que enfrentaremos una elección presidencial y parlamentaria, efectivamente se resignó la posibilidad de fortalecer a un actor decisivo para el futuro de la coalición oficialista.

- ¿El problema es de conducción y/o de gestión?

- El problema es de gobernabilidad y liderazgo. El cansancio, la frustración y el desgano impiden una mayor claridad en el diagnóstico y, por tanto, en la determinación de cuáles deben ser las prioridades que éste tiene por delante y la fuerza para perseguirlas. Basta darse una vuelta por cualquier ministerio o repartición pública, para darse cuenta que el gobierno está paralizado. El vacío de poder es tan brutal que, como dice un sabio amigo, más que “Pato Cojo” lo que hoy tenemos es un “Pato con distemper”.

- ¿Qué tanto influye en las críticas y en el tira y afloja de la NM el bajo rating de la Presidenta en las encuestas?

- El que este sea el gobierno peor evaluado desde que se recuperó la democracia, obviamente impacta en la cohesión y disciplina de los partidos que todavía lo sustentan. La inminencia de una probable derrota electoral alienta el que se privilegien los intereses individuales y no necesariamente los colectivos, donde los partidos hacen un esfuerzo por diferenciarse entre ellos, del gobierno y la coalición, intentando recuperar la confianza de su tradicional electorado, para así mejorar su posicionamiento de cara al objetivo de refugiarse en el Congreso. Las derrotas son siempre huérfanas y ya hace meses se inició la diáspora.

- ¿Cuál es el desafío ahora de la Nueva Mayoría y sus líderes? o ¿pronostica un aumento de la desafección de los parlamentarios?

- El más importante desafío es repensar una coalición de centro izquierda, que interprete una mayoría social y política del país, con un renovado proyecto que aprenda de los errores y éxitos del pasado. Se requiere reconvocar a nuestros mejores cuadros para consensuar un diagnóstico sobre lo que está ocurriendo en Chile, pensar políticas públicas de largo aliento, con las que seamos capaces más de seducir que de imponer, conjugando de mejor manera el rol del Estado y el mercado, con un elenco de partidos y actores que la ciudadanía perciba como profesionalmente competentes y políticamente coherentes, más allá de las posibilidades electorales de corto plazo. Dicho todo lo anterior, no sé si nuestros líderes y parlamentarios de la NM están a la altura de ese desafío.

Reajuste=responsabilidad

- Tuvimos un paro de unos 20 días del sector público, el gobierno sufrió derrotas en el Congreso, pero no se movió un ápice la oferta de 3,2% ¿Eso es un triunfo?

- El gobierno tomó una decisión, explicó sus razones, tuvo la voluntad de llevarla adelante, pagó los costos por ella y se cumplió el objetivo. Hace tiempo no veíamos eso en esta administración; es decir, un gobierno que gobernaba. Más allá del legítimo debate sobre el porcentaje y la demanda de los funcionarios públicos, el Ejecutivo actuó con responsabilidad, coraje y consistencia; cuestión que por cierto no vimos en varios parlamentarios del oficialismo y la oposición.

- Para llegar a ese punto la NM se peleó, se pareció abuenar, lo que no es claro...¿Está hecho el camino para el retorno de la derecha a la Moneda?

- Las razones por las cuales parece probable que la próxima elección sea ganada por la derecha, son básicamente atribuibles al gobierno y la coalición que lo sustenta. La alta desaprobación al Ejecutivo producto de los severos problemas de diseño y gestión, sumado al deterioro político de la NM, especialmente en lo que atañe a sus liderazgos y cohesión, configuran un cuadro que podría replicar cierta lógica que ya observamos en la última elección municipal: más que premiar a la oposición, se le está pasando la cuenta al oficialismo.

Los ciudadanos apuestan por un cambio, y dicho giro es más probable que se dé por la derecha y no por la izquierda de la actual coalición gobernante.

- ¿La Nueva Mayoría está en un estado terminal?

- La NM, tal cual hoy la conocemos, llegó a su fin. Por definición todo pacto electoral subsiste sólo en la medida que esos objetivos electorales se cumplen. Ya sea con motivo de enfrentar un proceso interno de primarias, o a la luz de los resultados de la próxima elección presidencial, veremos más temprano que tarde una reestructuración general en la política de alianzas de las fuerzas de centro izquierda.

Si quizás el único aliciente que pudiera prolongar esta agonía, sea permanecer unidos para la negociación previa a la elección parlamentaria. Pero ya instalados en el Congreso, la fragmentación será definitiva.

La carrera presidencial

- En este marco, ¿cómo ve la desatada carrera presidencial?

- Simplifiquemos. En la derecha hay un solo candidato y se llama Sebastián Piñera. Todos los otros aspirantes de dicho sector, por más respetables que me parezcan, serán parte de un simulacro de primarias para validar la candidatura única de la oposición. En el oficialismo la disputa será entre Lagos y Guillier, y todos los otros postulantes -como ya lo han hecho algunos- darán un paso al costado. Sólo quizás un sector de la DC podría verse tentado a llevar un representante a primera vuelta, en caso de Lagos optara por no competir en la primaria. Habrá más candidatos por fuera: Marco Enríquez Ominami, algún representante del “Frente Amplio de Izquierda” como Cristián Cuevas o el mismo Fernando Atria, y varios otros que podrían estar también en la papeleta. Pero cualquiera que sea el número de aspirantes, la segunda vuelta presidencial enfrentará al candidato de Chile Vamos con el de la Nueva Mayoría.

- ¿Ricardo Lagos tiene opción ante Alejandro Guillier?

- El tiempo corre en su contra. Las encuestas de diciembre y/o enero serán gravitantes para contestar esa pregunta. Al ser Lagos un candidato más institucional, paga más los costos por los errores de este gobierno y los de la coalición que lo sustenta. En cambio Guillier capitaliza las ganancias de su condición “ciudadana”, socializando las pérdidas por su circunstancia “política”, como senador y miembro de la Nueva Mayoría.

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