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Se busca líder: futura oposición enfrenta reto de hallar a su articulador

El golpe de la derrota, por segunda vez frente a Piñera, ha sido más duro que en 2009 y el proceso de recuperación será lento y caótico, según las señales que ya se están dando.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Lunes 15 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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La situación que enfrenta la Nueva Mayoría es inédita para sus máximos dirigentes y representantes. No porque no haya ocurrido antes -en 2009 la Concertación sufrió una derrota menos estrepitosa, pero que igualmente dejó al pacto fuera de La Moneda-, sino porque ahora no está en carpeta la ‘operación retorno’ que se puso en marcha desde el día siguiente al que Michelle Bachelet le entregó la banda a Sebastián Piñera. En esta ocasión, el escenario es muy diferente: en los hechos el conglomerado no existe y, peor aún, no hay una figura capaz de unificar y conducir a la oposición por un cauce común. Para los dos primeros años de este segundo período de Piñera, las ruinas del hoy oficialismo tienen ante sí sólo desolación, críticas mutuas y un muy difícil camino de recomposición.

Muchos esperarían que desde el dolor del fracaso surgiera una figura capaz de hacer confluir a todos los sectores antipiñeristas en una oposición ordenada y eficiente, pero eso no ocurrirá. Ese liderazgo no existe ni tampoco el ánimo de converger. Esto ha quedado de manifiesto en el complejo proceso de negociación por la presidencia de la mesa y las comisiones en la Cámara de Diputados, ya que este podría ser el debut de la Democracia Cristiana como ‘partido bisagra’; es decir, sacar el mayor provecho de su reducida bancada de diputados, negociando con la derecha.

Este es el clima en el que la futura oposición inicia la dura travesía de los próximos cuatro años y que, dentro de los partidos, advierten que podría ser ocho o hasta 12 años.

Y aunque se podría esperar que desde el Senado emergiera un liderazgo, el terreno no parece fértil y se desestima que figuras con historia puedan asumir un rol relevante para conducir la oposición. La llegada del exministro José Miguel Insulza genera esperanzas en algunos, pero entre los senadores existe la convicción de que el Panzer es más un hábil negociador que un conductor.

Tampoco -a pesar de que ha dado señales de querer hacerlo- tiene ninguna oportunidad de liderar el excandidado presidencial Alejandro Guillier. Su propio reconocimiento de falta de liderazgo al día siguiente de perder la elección y el amplio e inesperado margen de la derrota le restan legitimidad para conducir, es el comentario entre sus pares. Otro nombre que siempre está en espera como un liderazgo es el del hijo del expresidente, Ricardo Lagos Weber, quien ya encabezó el Senado el año pasado, pero que según algunos de sus pares “no ha mostrado el interés ni la habilidad para conducir”, aunque “sabe mucho de temas como economía y relaciones exteriores”.

Un par de senadores advierte, sin embargo, que es mucho esperar que surja un liderazgo único, capaz de conducir, articular y organizar eficazmente a toda la oposición. De allí que se especule acerca de una figura que logre al menos dos de tres de los objetivos mencionados –articular y organizar eficazmente- en el Congreso. Lo que no es tan terrible si, como plantea la mayoría de los parlamentarios, la verdadera oposición se hará desde esa plataforma tanto para proponer como para defender las reformas de Michelle Bachelet.

En ese contexto, un senador menciona a su par Jorge Pizarro (DC) como una de las figuras competente para cumplir con ese papel.

El rol del Frente Amplio

El cientista político Marco Moreno advierte que los presidentes de partido tampoco son los más indicados para asumir la conducción de la oposición, dado el desprestigio en que han caído estas instituciones. Figuras como la del timonel socialista, Álvaro Elizalde, el único de los tres jefes de partido que postuló al Congreso y resultó electo, no tendrían mucho espacio para generar un liderazgo en la oposición.

Para Moreno este “vacío y natural desorden que provoca la pérdida del poder” no puede ser abordado por quienes “fueron derrotados”, se requieren rostros nuevos; pero tampoco surgieron, en la NM, por el estilo Bachelet que, desde el Ejecutivo, impidió que emergieran, copando ella todo ese espacio y los partidos dedicaran sus esfuerzos a apoyar al gobierno y perdieran de vista pensar a futuro.

Y dado que no es urgente formar coalición, porque estas se crean para gobernar o enfrentar procesos electorales, Moreno cree que en estos primeros dos años va a reinar el desorden en la oposición o “dominará la micropolítica, que genera ‘cabecillas’ no líderes políticos. Estos surgirán en distintos espacios: Congreso, partidos o movimientos sociales”. Este experto no ve a Bachelet ejerciendo un liderazgo, pese a que permanecerá en Chile.

En contraste, el analista Gonzalo Arenas le da un rol relevante a la mandataria. Dice que “aunque parezca descabezallado es muy probable que la NM recurra a Bachelet, porque sigue siendo más que la NM”. Pero está convencido que dado que el escenario político “se va a polarizar aún más”, el liderazgo de la oposición y el próximo candidato presidencial competitivo para enfrentar a la derecha saldrá del Frente Amplio.

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