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El ministro Larraín en modo personal: “Le rindo tributo al dicho ‘otra cosa es con guitarra’”

Ministro de Hacienda, en su faceta íntima, aborda su afición al tenis, su paso por Derecho, la influencia de Harvard y su relación con el Presidente.

Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Viernes 9 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Una de las características que destacan los cercanos del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, es que nunca pierde la paciencia y el buen humor. Puede estar en medio de una tensa negociación -de aquellas que sobran en la cartera- o las cifras macroeconómicas no ser todo lo bueno que se esperan -como algunos critican hoy-, pero el titular de las finanzas públicas no pierde el temple. Siempre tiene una broma o una sonrisa que compartir con sus contrapartes, lo que ayuda a descomprimir el tenso ambiente que rodea el trabajo de la cartera económica líder del gobierno.

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Tras ejercer el cargo entre 2010 y 2014, el destino lo llevó nuevamente a ponerse al frente del emblemático edificio de Teatinos 120 desde marzo, empresa en la que cumplirá ocho meses este domingo. Un total de 240 días intensos y marcados por el envío al Congreso de una serie de iniciativas, como las reformas tributaria y al sistema de pensiones.

Esfuerzos que, junto a las medidas de contención de gasto y las mejores cifras de actividad en lo que va del año respecto a 2017, le valieron ser escogido por sus pares como el economista más influyente del año, votación que Diario Financiero  realiza por cuarto año.

“Lo recibo con agradecimiento y con humildad, entendiendo que es una tremenda responsabilidad con el país, por el trabajo que me toca hacer, por la confianza que he recibido del Presidente de la República, por las decisiones que se deben tomar en este trabajo y que afectan la vida de millones de chilenos”, señala el economista.

Ingeniero comercial de la UC y doctorado en Harvard, el ministro aborda en esta entrevista su faceta más personal: la influencia de sus padres, su fanatismo por el tenis y la UC, su pensamiento económico y la intimidad del máximo cargo económico del país.

- ¿Siempre quiso ser economista? ¿O en algún momento pensó hacer carrera en el tenis?

- Desde los 14 años creí tener claro que quería ser economista. Después tuve mis dudas, si seguir Economía o Derecho, y de hecho cursé primer año de Derecho. Pero la verdad es que no pensé en ser tenista, porque más allá de la pasión que siento por el tenis, de lo que me gusta y el empeño que le pongo, estoy consciente de mis limitaciones.

- El Chino Ríos fue número 1 del mundo, ¿no se imaginó usted en ese escenario?

- No, por ningún motivo (ríe). Marcelo Ríos es un tipo absolutamente genial, de un talento notable; el único número 1 que hemos tenido en tenis, y eso que hemos tenido grandes tenistas en Chile. En tenis me sobra esfuerzo, me sobran ganas y me falta talento.

- ¿Cuál fue la influencia de sus padres en el tema de los deportes?

- Mis padres tuvieron una profunda influencia en mi vida, no solo en el deporte. Ellos son quienes más me marcaron en mis valores, hasta hoy. Y en el área deportiva siempre tuve su apoyo total. Me apoyaron siempre desde que me interesó el tenis. En todos los campeonatos a los que iba trataban de acompañarme. Fueron grandes partners, me dieron cariño y apoyo infinito y no hay día que no los recuerde con enorme cariño.

- ¿Cuándo pensó por primera vez que podía llegar a ser ministro de Hacienda?

- Uno no se hace ese tipo de preguntas o propuestas, son cosas que ocurren en la vida. Ocurren cuando uno se involucra fuertemente en una campaña con un candidato, cuando uno cree en un proyecto y cuando además el candidato electo confía en uno. Los planes personales en esto no tienen mucha cabida, es estar disponible para el servicio público, para trabajar por Chile y hacerlo con una persona con la que uno se identifica profundamente.

- ¿Cuesta decirle que no al Presidente?

- El presidente Piñera tiene un extraordinario conocimiento de los más diversos temas, no solo de economía. Como es una persona muy reflexiva, cuando hay diferencias de opiniones a él lo que le interesa son los argumentos. Cuando uno tiene una diferencia de opinión con el Presidente, siempre existe la oportunidad de presentarle los argumentos. Si son suficientemente buenos, los toma. Y se entiende que habiendo diferencias de opinión, el que va a cortar el queque es él. Afortunadamente, en el 99% de los casos en materias económicas que me toca ver coincidimos. En el 1% de los casos, por supuesto corta él.

- ¿Qué economista es para usted el más influyente?

- Economistas influyentes hay muchos en el mundo de la academia y también en temas prácticos. Por ejemplo, uno muy influyente por el rol que tuvo en la crisis del 2009, es Nouriel Roubini. Hay también otros muy influyentes como Jeffrey Sachs en el campo del desarrollo económico, o Paul Krugman, a pesar de que está más dedicado al periodismo, a sus columnas que a la economía, lo que es muy legítimo. Larry Summers también es un economista muy influyente en el mundo de la macro. Por supuesto, sin nombrar a muchos premios Nobel que han hecho contribuciones cruciales a la economía.

- ¿Quiénes son hoy las personas que más influyen en usted?

- En términos de mi vida profesional y formación valórica, mis padres. En mi formación como economista, sin duda alguna, Jeffrey Sachs. Mi mayor apoyo, sin la cual no tomo ninguna decisión importante, mi mujer.

¿Chicago boy?

- ¿Cómo se define desde la teoría económica?

- Me defino como ecléctico, en el sentido de que no estoy casado con una escuela de pensamiento, pero sí creo firmemente en el valor de una economía de mercado, de desatar la fuerza de la iniciativa privada, donde se respetan los incentivos, con un marcado acento social. Una economía inclusiva, que se preocupa del crecimiento, pero también de la reducción de la pobreza y de la desigualdad. Es esa combinación la que me motiva a estar en el servicio público, donde hacemos el mayor esfuerzo para que el crecimiento llegue a todos, donde se necesita muchas veces la acción correctiva del Estado, pero donde éste no puede sustituir el dinamismo y la iniciativa del sector privado.

- ¿Qué diferencia marcó Harvard en su pensamiento económico?

- Tuve la suerte de contar con una muy buena formación en pregrado en la Universidad Católica (PUC). Una formación que estaba muy marcada por la Universidad de Chicago, porque muchos de mis profesores habían hecho posgrado en esa casa de estudios. Y fue un privilegio haber estado 10 años en Harvard, como alumno, investigador y profesor. Es una de las mejores universidades del mundo si no la mejor, digo con la camiseta puesta.

- ¿Pensó ir a Chicago en vez de Harvard?

- Sabía que había absorbido una parte significativa de las buenas enseñanzas de Chicago, sin duda que tengo el mayor respeto por esa universidad, pero en ese momento me atraía mucho la Universidad de Harvard, porque la encontraba más ecléctica. Además, ahí tuve la suerte de conocer y trabajar con Jeffrey Sachs, en lo que ha sido al final una colaboración de por vida.

Asesor vs. ministro

- Hoy son un problema las fake news. ¿Cuál es la falacia económica que más lo saca de quicio?

- Lo que más me desconcierta es el hecho de que hoy se hacen muchas afirmaciones sin base alguna. Muchas veces son afirmaciones falsas que luego tienen pocas consecuencias para el que dijo la falsedad. Hoy, hay muchos para los que la verdad es completamente secundaria y, lamentablemente, algunos de ellos se desenvuelven en el mundo de la política. Creo que tenemos que ser más diligentes en marcar las afirmaciones falsas.

Hay una responsabilidad de los medios de comunicación. Primero deben chequearlas, por supuesto, pero luego con la misma fuerza que las difunden deben desmentirlas cuando se aclaró que son falsas.

- ¿Qué lo diferencia de un ministro de Hacienda de administración de centro izquierda?

- La buena economía no tiene vereda política. Hay buenos economistas de centro izquierda y de centro derecha. Por tanto, distingo la economía responsable -al servicio de la gente en forma sostenible- de los populismos, de los efectismos, de las afirmaciones fáciles y de la demagogia.

- Mercado y Estado, ¿son contrarios o complementarios?

- Son complementarios. El mercado muchas veces necesita regulación del Estado, pero que no lo ahogue, que le permita desarrollarse y que proteja el bien común. Es necesario el Estado para proteger y apoyar a los más débiles. Es por eso que las políticas públicas tienen un rol central en generar crecimiento, oportunidades, inversión y empleo. Eso viene del Estado, pero este tiene que permitir que florezca la iniciativa del sector privado, que florezca y se multiplique.

- Usted trabajó en la academia y ha asesorado a múltiples países ¿Qué tan distinto es trabajar en Chile versus el extranjero?

- Más que las diferencias entre asesorar a uno u otro país, o a distintos organismos internacionales, la gran diferencia está entre estar en “la galería” como asesor, o “tomar la guitarra” y tener que tocarla uno, como ministro. He asesorado varios gobiernos, unos 18 en América, y lo considero un trabajo muy interesante, donde uno se involucra y, por supuesto, trata de ayudar en los temas que le piden, hacer un buen análisis y entregar buenas ideas. Pero las decisiones y la responsabilidad finales son de otros.

En cambio, al ser ministro uno está tocando la guitarra. Eso es mucho más difícil que dar instrucciones o hacer análisis desde la galería. En este sentido, le rindo tributo al dicho “otra cosa es con guitarra”, porque tiene que ver con la responsabilidad en la toma de decisiones. El asesor generalmente no tiene que asumir la negociación política, lo que como ministro sí ocurre.

Pensar que una buena decisión puede cambiarle la vida a cientos de miles, o millones de chilenos, es una de las grandes motivaciones de estar aquí, pero a la vez es una enorme responsabilidad.

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El ministro y su esposa Francisca Cisternas, junto a sus hijos (de izquierda a derecha) Agustín, Felipe, Josefina, José Tomás y Francisca. Esta foto fue tomada a días de abandonar Hacienda en marzo del 2014.
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Junto a su amigo Jeffrey Sachs, uno de sus principales mentores en Harvard. Escribieron un libro traducido a más de 10 idiomas.
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Con su padre Vicente Larraín y a la derecha con su madre Marta Bascuñán.
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El ministro señala que sus padres fueron "grandes partners" en su vida.
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Aficionado al tenis, Larraín ha jugado en varias ocasiones con Nicolás Massú.

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