Política

 La salida de Mañalich: una nueva señal de un gobierno que necesita acuerdos

Cabe preguntarse si el Presidente Piñera, con la salida de Mañalich, perderá parte del apoyo que ha recuperado desde que se desatara la pandemia.

Por: Rocío Montes | Publicado: Sábado 13 de junio de 2020 a las 18:13 hrs.
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Hace 10 días, el jueves 4 de junio, el presidente Sebastián Piñera tomó la decisión de ratificar en su cargo al ministro de Salud, Jaime Mañalich. Fue el dato de mayor importancia en su ajuste de gabinete.

Hace cuatro días, el martes, tuvo una nueva oportunidad, cuando tuvo que reemplazar a la ministra de la Mujer y Equidad de Género y, nuevamente, Sebastián Piñera optó por mantener al médico a cargo de la crisis sanitaria que ha dejado 3.101 muertos y 167.355 contagiados, según las cifras oficiales.

Entonces, ¿qué ocurrió hoy que haya hecho al presidente cambiar de opinión?

Parece evidente que la crisis de credibilidad por las cifras de fallecidos por la pandemia terminó sellando la salida de Mañalich. Se hizo insostenible no solo su desgaste como figura a cargo de la crisis –la aparición esta semana del ministro de Ciencias, Andrés Couve, intentó cubrir la deficiencia–, sino los cambios de metodología en la contabilización de decesos que provocó un efecto brutal: la confusión de la opinión pública en un momento en que resultan cruciales la responsabilidad personal y comunitaria para atajar los contagios (6.509 casos nuevos, de acuerdo al informe de este sábado).

A mediados de mayo, Mañalich realizaba un diagnóstico político sobre las dificultades que había enfrentado el gobierno en el control de la pandemia. "La falta de confianza recíproca nos jugó una mala pasada", señaló el médico en una entrevista con La Tercera, donde reconocía que "decirle a la gente que confíe en lo que el Estado le dice es muy difícil", en referencia al escenario que se instaló en el país luego de las revueltas de octubre. De acuerdo a la última encuesta CEP, un 2% cree en los partidos, el 3% en el Congreso, el 5% en el gobierno.

Este contexto, sin embargo, no solo dificultaba la labor de las autoridades sanitarias en el sentido de que la sociedad respete las restricciones (lo que no fue debidamente calibrado en el Ejecutivo, como reconoció el ministro hace un mes). La crisis de credibilidad de la ciudadanía con las instituciones democráticas, incluido el gobierno, por cierto, requería de un máximo esfuerzo por la claridad en la entrega de cifras y en las decisiones anunciadas. Sobre todo, considerando que la escena política se encuentra altamente polarizada –a la oposición le ha costado encontrar un lugar en medio de la pandemia–, y cualquier imprecisión y falta de transparencia sería cobrada.

A Mañalich el Presidente no lo saca seguramente solo por el despliegue de una estrategia que resultó fallida: las apuesta porque la inmunidad de los ya contagiados neutralizara los efectos de Covid-19 (en buena parte del mundo se actúa en base al ensayo y error ante un virus desconocido). Tampoco por las cuarentenas "dinámicas y selectivas" en determinadas comunas, en vez de las generales, como lo han hecho otros países.

Al médico no se le cobra el llamado a la "nueva normalidad" y al "retorno seguro" de fines de abril, el exceso de confianza ni la decisión (tardía, de acuerdo a los críticos) de haber decretado la cuarentena total en Santiago el 15 de mayo. Han sido decisiones que, en buena parte, probablemente han sido compartidas y empujadas por el Presidente, que no logró salvar a su ministro de mayor confianza profesional y política.

Si Piñera dio el complejo paso de removerlo –le debe haber costado tanto como la salida de Andrés Chadwick, el 28 de octubre–, responde a que la cuenta corriente en los últimos días se terminó por sobregirar por las polémicas contabilizaciones de los muertos por Covid-19.

El propio Mañalich había señalado el 1º de junio en su conferencia de prensa diaria que se comenzarían a contabilizar los decesos con PCR pendiente. Pero la cartera siguió informando en Chile solo los casos con un examen de detección con resultado positivo.

Esta semana, empezó a regirse por las muertes de acuerdo a la inscripción de defunciones en el Registro Civil con información cruzada con la base de datos de unos 80 laboratorios (si el domingo se anunciaron 649 nuevas muertes por la actualización de test atrasados, el martes fueron 19 dado que el Registro Civil no atiende los fines de semana, mientras que el miércoles subió a 192).

Según reveló hoy un reportaje de CIPER, sin embargo, las autoridades sanitarias informaban a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de acuerdo a las directrices del organismo internacional y no solo contempla los casos certificados, sino que incluye los que se rotulan como sospechosos o atribuibles al virus. Esta forma de contabilización eleva por sobre los 5.000 la cantidad de fallecimientos en Chile por el virus, de acuerdo a la publicación.

¿Podría acaso la población tomar una decisión sobre su comportamiento respecto de la pandemia con estas señales?

En su tercer ajuste de gabinete en 10 días, Piñera terminó hoy por convencerse que no era sostenible mantener en su cargo a Mañalich. La decisión la toma justamente cuando el gobierno y la oposición –que ha pedido la cabeza de Mañalich– negocian a contrarreloj un inédito plan de emergencia económico para ir en ayuda de las familias vulnerables y empujar la reactivación.

El Presidente decidió entregar la cabeza de su ministro justamente cuando desde hace algunos días en el Congreso circula la idea de acusar constitucionalmente al médico. El mandatario tomó la decisión de cambiar al ministro de Salud en medio de la pandemia porque su gobierno –como mostró con la búsqueda de un acuerdo nacional en torno a la economía–, está débil luego de las revueltas, no ha logrado dar vuelta el panorama en medio de la pandemia y necesita de consensos con quienes no son sus aliados.

Las primeras palabras del nuevo ministro, Enrique Paris, fueron justamente en esa dirección: "Se abre una nueva etapa en la que debemos recibir las opciones divergentes", señaló a los pocos minutos de asumir, junto con hacer un llamado al diálogo y la cooperación.

Cabe preguntarse, sin embargo, si con la salida de Mañalich el Presidente perderá parte del 27% que ostenta hoy. Si bien está lejos de ser una cifra robusta, son números que no lo acompañaban desde antes del 18 de octubre. El aumento de popularidad responde, en buena medida, al retorno de un electorado duro que comulga con el estilo frontal del ahora exministro. Es, seguramente, uno de los asuntos que Piñera tuvo sobre la mesa antes de tomar una nueva compleja decisión.

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