Overmind, la silla de ruedas que se controla con la mente

Overmind es la interface cerebro-computadora desarrollada por el chileno Rodrigo Quevedo. Esta tecnología permite a personas que no pueden moverse por sí solas controlar elementos electrónicos, como una silla de ruedas, por medio de señales cerebrales y con cualquier movimiento del cuerpo.

“Esta interface hombre-máquina opera mediante un casco que se coloca al usuario y que capta el movimiento a través de distintos sensores. Hoy estamos trabajando en incorporar otras funcionalidades”, comenta su creador, el ingeniero comercial Rodrigo Quevedo.

El equipo detrás de Overmind lleva dos años y medio de trabajo, aún faltan dos más para tener la versión final.

El 90% del financiamiento para el desarrollo ha sido propio, y el resto proviene de concursos y auspicios, por ejemplo, recibió $ 10 millones por ganar el desafío Innovatón 2015 de la Teletón, y US$ 10 mil por el cuarto lugar de “Una idea para cambiar la historia”, de History Channel en 2016 y un aporte de Aguas Andinas.

Aunque inicialmente funcionó con recepción de señales cerebrales, se han ido añadiendo otras herramientas para darle más utilidades.

“Incorporamos el movimiento de la cabeza, a través de la implementación de un giroscopio y un acelerómetro. También probamos con señales musculares y ahora estamos implementando voz e Inteligencia Artificial, para que la silla sepa dónde está posicionada en caso de una emergencia, por ejemplo, un temblor y se traslade a una zona segura”, explica Quevedo.

Adelanta que el objetivo final es que Overmind se convierta en un exoesqueleto, para que las personas logren caminar. Y para cumplir esta meta, comenta, han concretado alianzas con 28 instituciones internacionales para implementar la silla de manera operativa a nivel mundial.

Robótica chilena para el mundo

Rodrigo Quevedo no sólo es el creador de Overmind, en los últimos años se ha convertido en la cara visible de la robótica en Chile. Hace diez años fundó Rotatecno, empresa dedicada al fomento de la ciencia y tecnología, además es presidente de la Asociación Chilena de Robótica (Achiro) y director general de Robotics Lab SCL, el primer laboratorio de robótica del país.

Su participación en estas instancias -varias impulsadas por él- le han valido que se convirtiera en mentor de jóvenes talentos, y le han abierto las puertas a alianzas con entidades locales y extranjeras.

Una de las más recientes es con la Universidad Aeroespacial e Instrumental de San Petersburgo que permitirá el intercambio de estudiantes y profesores entre Chile y Rusia.

El trabajo en Robotics Lab, inaugurado en julio de 2016, también ha comenzado a dar sus primeros resultados. Ya han desarrollado 35 proyectos para distintos sectores como minería, agricultura, medio ambiente, salud y educación. En ellos, explica Quevedo, han empleado distintas tecnologías como Internet de las Cosas, Realidad Aumentada, modelamiento en 3D, procesamiento de imágenes y Realidad Virtual.

“En estos diez años de trabajo en Chile nuestro principal logro ha sido poner la robótica en la agenda del país. Ya no se ve como un tema lejano, es real y se puede hacer aquí con nuestros profesionales. Esa fue nuestra misión en el inicio, acortar la brecha tecnológica”, comenta el presidente de Achiro.

Reconoce que un reto pendiente es la preparación de capital humano avanzado para el sector tecnológico. Por ello, opina que las universidades tienen que estar alineadas con las principales tendencias y avances a nivel internacional.

Para contribuir en esta tarea, cuenta que están entregando conocimiento de vanguardia a las instituciones educacionales que lo requieran, porque les permite conversar de mejor manera con las empresas.

“Tenemos la delicadeza de trabajar un ámbito distinto con cada universidad, por ejemplo, en neurociencia con una, en automatización con otra, así podemos sentarnos todos a la mesa y avanzar en las mejores soluciones”, concluye Quevedo..