Economía

Arturo Valenzuela: “La posición dura de Trump hacia Cuba le hace un favor a los duros de La Habana”

El costo político para Trump puede ser mucho más alto de lo que él piensa.

Por: María Gabriela Arteaga | Publicado: Martes 29 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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- ¿Cuál es el mayor riesgo de los cambios de política de EEUU hacia Cuba que propone el presidente electo, Donald Trump?

- Que si efectivamente se ejerce una posición extrema en cuanto a Cuba, irónicamente hasta cierto punto va a hacerle un favor a los duros de La Habana. Hay una especie de simbiosis algo perversa entre los más conservadores en la isla, que no quieren demasiada apertura, y los duros en Miami que no quieren reconocer que las políticas de aislamiento de EEUU no son favorables.

- ¿Se cae entonces en un círculo vicioso?

- El error serio de los que han predicado que primero tiene que ceder el gobierno de Cuba para poder normalizar las relaciones, es que se le otorga a la administración de los Castro un poder increíble sobre la población. La política del presidente Obama va en una forma distinta: “hagamos algo para ayudar a crear una sociedad civil más autónoma en Cuba”. La gran mayoría de sus medidas son para incentivar la “autonomización” de la sociedad civil que sigue siendo demasiado manipulada y, hasta cierto punto, dependiente del poder del gobierno comunista cubano. La idea es permitir una dinámica que efectivamente le dé poder a los ciudadanos para que puedan incidir mucho más en su propio futuro.

- Con la muerte de Fidel, la salida de Raúl en 2018, y un cambio generacional que se ha empezado a ver en la isla, ¿consideraría que viene una nueva etapa para Cuba?

- Eso habría que evaluarlo, porque también hay generaciones más jóvenes que tienen un ideal bastante duro. Hay que ver si efectivamente hay indicios de un verdadero progresismo en el sector gubernamental de Cuba y, sinceramente, yo no lo veo del todo. Quizá Raúl Castro es más flexible que algunos de sus colaboradores más jóvenes, que son la generación de relevo. Creo que lo que se requiere es que las decisiones no la tomen los dirigentes sino que la tome la población, que ya no resiste la crítica situación.

- Entonces, ¿es un error de Trump dar marcha atrás a la normalización de relaciones?

- Sus asesores representan la línea dura de Miami; sin embargo, deben evaluar que no está muy claro que el exilio cubano esté necesariamente en contra de una apertura. Si Trump vuelve a la política de no permitir que vayan los propios cubano-americanos a Cuba, va a tener una reacción muy fuerte de parte de ellos. Así que considero que el costo político para Trump, para esa vía dura, es muy alto. No va a ser tan fácil revertir esto, pero si lo hace, el costo político puede ser mucho más alto de lo que él piensa.

- ¿Cree usted que sin Fidel se pone fin al socialismo revolucionario que han imitado países como Bolivia, Ecuador y Venezuela?

- Es que el socialismo de Fidel Castro era otro; más bien un socialismo soviético de la Guerra Fría, de utopías grandes en pugna con ideologías bien coherentes y férreas. No me queda claro, para nada, que el socialismo del siglo XXI se parezca a eso. Se parece más al populismo de América Latina de los años 50, con una cantidad de políticas que resultaron ser nocivas porque eran irresponsables e improvisadas. La muerte de Fidel Castro marca otro fin de la Guerra Fría; así como el proyecto de Paz en Colombia marca uno, este también lo hace.

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