Economía

General Electric: el gigante industrial intenta reinventarse tras el peor año de su historia

Eliminó 20 mil empleos y recortó a la mitad su dividendo para compensar las malas decisiones que quedaron expuestas tras la salida de Jeff Immelt en agosto.

Por: María Akbulyakova | Publicado: Miércoles 13 de diciembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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El gigante estadounidense General Electric cierra 2017 con cifras negras. Eliminó casi 20 mil empleos, ha perdido más de 40% de valor en bolsa (lo que le valió que hace un mes cediera su corona como el mayor manufacturero de Estados Unidos por capitalización de mercado, que mantenía desde 1980) y recortó a la mitad los dividendos a los accionistas, lo que con esto ha ocurrido sólo dos veces desde 1938. Todas son muestras de que el mayor productor mundial de turbinas de gas está fracasando en adaptarse a los nuevos desafíos por las malas apuestas de su administración en los últimos años.

El recorte de 12 mil puestos de trabajo –cerca de un 20% de la fuerza laboral de la división de energíaanunciado la semana pasada fue la última señal de los problemas del conglomerado, que quedaron expuestos tras la salida del icónico CEO de la empresa, Jeff Immelt, en agosto. Su partida después de 16 años al mando generó sorpresa en un primer momento. Pero las dudas se despejaron en octubre, cuando los resultados financieros de GE mostraron que las ganancias de su división de energía habían caído un 51% en el tercer trimestre y que para 2018 se esperaba un desempeño similar.

Y es que la firma, cuyo negocio clave es la energía, parece haber hecho la vista gorda durante largo tiempo al giro mundial desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables (ERNC). "La energía representa un 33% de las ventas de GE, pero ha sufrido de una menor demanda en áreas de productos clave, exceso de capacidad mundial y un crecimiento de las renovables", evaluó la analista de Bloomberg Intelligence, Karen Ubelhart. El error fue reconocido por la nueva gerencia, que subrayó "la disrupción en el mercado energético, que está teniendo los volúmenes significativamente menores de productos y servicios".

Decisiones erróneas

El mal desempeño parece provenir de años de decisiones erróneas por parte de la jefatura anterior. A principios de la década de 2010, y a pesar de que los problemas en el sector se hacían cada vez más evidentes, Immelt optó por potenciar las energías fósiles de la empresa, justo ad portas del desplome de los commodities en 2014.

Desde 2012, la empresa ha gastado US$ 34 mil millones en adquisiciones. Una de las más criticadas fue la compra del negocio energético de la francesa Alstom en 2015 por US$ 10.600 millones, que aumentó la fuerza laboral de GE a 65 mil personas en momentos en que el mercado se estaba desacelerando.

El año pasado, GE fusionó su división petrolera con Baker Hughes, pagando US$ 7.400 millones por quedarse con un 62,5% de la nueva empresa. Sus resultados financieros nuevamente demostraron que fue una mala apuesta, con las ganancias de los primeros nueve meses cayendo un 41%."Sin duda, no interpretaron correctamente el cambio que estaba ocurriendo en el mercado", dijo en una nota Jeff Sprague, analista de Vertical Research Partners.

Aunque GE está invirtiendo en las ERNC y fue el segundo mayor productor de turbinas eólicas el año pasado, en el campo solar no tiene mayores éxitos y abandonó su plan de lanzar la mayor fábrica de producción de paneles solares en EEUU, anunciado en 2011.

Cambio de rumbo

El nuevo CEO, John Flannery, quién tomó las riendas en agosto, quiere "restaurar el oxígeno de las ganancias y generación de efectivo en la empresa", haciéndola "más pequeña y más simple". Para eso, anunció una venta de activos por US$ 20 mil millones, incluyendo los negocios más antiguos de iluminación y trenes, un recorte de gastos de US$ 2 mil millones el próximo año (la mitad de estos en la unidad energética) y el enfoque en los sectores energético, de salud y aviación. "Hemos exacerbado el mercado con una ejecución realmente pobre", asumió Flannery, agregando que espera que 2018 sea el "año de reinicio". "Sabemos qué es lo que tenemos que hacer, y es hora de actuar", dijo.

Pero no será fácil. Según Sprague, el sector de las ERNC es mucho más competitivo que el de las energías fósiles, mientras que la menor necesidad de mantenimiento de equipos perjudicaría al lucrativo negocio del gigante industrial. "No es tan atractivo desde el punto de vista económico" y puede causar un efecto "neto negativo", advirtió.

El mercado de turbinas a gas también enfrentará dificultades en los próximos años. "No veo la luz al final del túnel en 2019, y no hay una razón particular para pensar que la situación mejorará en 2020", dijo Sprague, agregando que es poco probable que GE recupere su fortaleza previa. "Si la estrategia de la empresa no demuestra resultados visibles en 2018, vendrán más cambios", advirtió, por su parte, Ubelhart.

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