Economía

La batalla de los otros K: disputa de poder entre herederos de Fujimori remece a Perú

Las supuestas aspiraciones presidenciales de Kenji, el hijo menor del expresidente, enervan al círculo de Keiko, actual líder y fundadora del partido.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Lunes 15 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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La imagen dio la vuelta al mundo. Alberto Fujimori, quien gobernó Perú durante una década y fue condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad y corrupción, entre otros, aparece libre tras cumplir menos de la mitad de su sentencia. En la fotografía, compartida en Twitter por su hija Keiko, excandidata presidencial, el expresidente tiene una expresión de cansancio. Lo rodean sus cuatro descendientes. Keiko lo tiene tomado del antebrazo, mientras el menor de sus hijos, el diputado Kenji Fujimori, lo abraza.

Lo que esa imagen no logra retratar es la profunda división que hay entre los dos herederos políticos del exgobernante, y que, a su vez, se ha traspasado a Fuerza Popular, el partido creado en torno al fujimorismo y que domina la única cámara legislativa del país.

Las fracturas se han hecho evidentes desde antes del polémico indulto que le otorgó a Fujimori el presidente Pedro Pablo Kuczynski, días después de haber sobrevivido a un vertiginoso proceso de impeachment. El jefe de Estado sólo pudo mantener su cargo gracias a las abstenciones de Kenji y nueve de sus aliados.

Pero el fujimorismo, lejos de salir fortalecido de su demostración de fuerza política y la libertad de su líder histórico, atraviesa una crisis de conducción que tiene a Kenji enfrentando procesos disciplinarios y al círculo de Keiko intentando aferrarse a su influencia.

Kenji, el enemigo

Los roces familiares de los Fujimori vienen de antes de que Keiko compitiera contra Kuczynski por la presidencia, pero han aumentado en los últimos meses con la disputa por el liderazgo de Fuerza Popular.

En las elecciones de 2016, en su segunda campaña presidencial, la hija del exmandatario perdió por un margen históricamente estrecho de poco más de 40 mil votos, pese a que tenía amplia ventaja en las encuestas. Su apellido le jugó en contra: la izquierda hizo de tripas corazón y apoyó a Kuczynski, para evitar el retorno del fujimorismo al Palacio de Miraflores.

Mientras Keiko era derrotada, Kenji se impuso en la legislativa como el parlamentario más votado del país. Su popularidad no ha decaído. La semana pasada, la primera encuesta de opinión pública tras el indulto a Alberto Fujimori mostró que el hijo menor del expresidente tiene un 35% de aprobación, siete puntos más que su hermana.

En Perú ya se comenta su intención de buscar la presidencia del país en 2021, algo que él niega. Si lo hiciera, podría enfrentarse a las aspiraciones de Keiko.

Ello bien podría ser una razón por la que el sector de Fuerza Popular más cercano a la excandidata le esté haciendo la guerra. Desde inicios del actual hemiciclo, Kenji ha sido sancionado tres veces por el partido. La primera vez, en julio, fue por mostrar una postura colaborativa con Kuczynski.

En esa oportunidad, el periodista político y colaborador de la BBC, Martin Riepl, explicó a ese medio que la popularidad del diputado viene de su imagen de “hijo leal que busca la libertad del padre sin ningún interés político. No puede decirse lo mismo de Keiko, a quien tildan como dura, arbitraria o insensible”.

Quienes respaldan a la excandidata, sin embargo, argumentan que Kenji sólo tiene ansias de poder. La lucha por el indulto, dicen, fue para congraciarse con el expresidente y convencerlo de que, de cara a las próximas elecciones, lo imponga como carta presidencial.

El bastión de Keiko

Pero el menor de los Fujimori no ha sido una víctima dócil. A través de su cuenta de Twitter y ante los fujimoristas que lo siguen, el diputado ha criticado abiertamente al círculo de su hermana.

La semana pasada, compartió un tuit irónico: “Prefiero el taxi-chino que la mototaxi”, escribió, y adjuntó la imagen de un transporte asiático y otra, de la película ET, de un niño en bicicleta volando frente a la luna.

El mensaje iba dirigido al congresista Daniel Salaverry, cercano a Keiko y quien, horas antes, había dicho a un canal de televisión que buscaría liderar a Fuerza Popular. Con su tuit, Kenji estaba diciendo que prefería que el partido fuera conducido dentro de la familia y no por un soñador.

El sector ha tenido que salir a defender la conducción de la que llaman su “lideresa”. Hace una semana, la congresista Rosa Bartra emplazó directamente al expresidente, reafirmando la autoridad de Keiko en la colectividad. “Creo que si el presidente Fujimori quiere el Perú como lo queremos todos en Fuerza Popular, va a respetar la institucionalidad y va a respetar lo que es como organización política el partido liderado por Keiko Fujimori”, dijo al canal de televisión N.

Agregó que el exgobernante es “el líder histórico” de la colectividad y que deberá “tener el rol o el papel que esa reflexión, pensando en el país, le dé finalmente”.

La voz del líder

Desde antes de salir con libertad, Alberto Fujimori ha salido a defender a su hijo de los ataques del partido. En julio, cuando Kenji recibió la primera sanción, escribió en redes sociales: “Me sigo preguntando por qué han sancionado a Kenji. ¿Porque ha estado construyendo puentes con el gobierno pensando en el Perú?”. En otro mensaje, manifestó: “Kenji ha actuado honestamente con su conciencia. Creo que los infraternos y desleales son otros”.

También ha defendido a su hija, investigada por su relación con la trama Odebrecht, acusada de pagar sobornos a políticos en distintos países. Pero su verdadera inclinación quedará clara en unos años, cuando se declare nuevamente la guerra por el Palacio de Miraflores.

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