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Xi mueve sus piezas para intentar consolidar su control político en China

El Congreso Nacional del Partido, donde se renovará la cúpula del poder, será clave para ubicar a sus aliados en puestos importantes.

Por: | Publicado: Lunes 26 de diciembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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El dominio del presidente Xi Jinping en China fue cimentado a fines de octubre cuando fue designado como “núcleo” del Partido Comunista (CCP, su sigla en inglés). EIU cree que esto le dará capital político para asegurar cupos a sus aliados en el Comité Permanente del Politburó (PSC, el principal órgano de toma de decisiones del partido) cuando sea renovado en el segundo semestre. Las restricciones a su poder, sin embargo, persisten, lo que significa que probablemente no podrá romper con todas las normas que regulan estas transiciones.

Xi no es el primer líder que ha recibido el título de “núcleo”. El “gran líder” Deng Xiaoping (1978–89) creó el término para aumentar el apoyo a su sucesor designado Jiang Zemin. Sin embargo, el predecesor de Xi, Hu Jintao, no lo obtuvo. Aunque no es en sí completamente novedosa, la designación de Xi refleja que ha acumulado más poder que Hu y ha devuelto al partido a un sistema de gobierno más personal.

Anticipando los cambios

El mayor estatus de Xi fortalece su posición para la transición política el próximo año, cuando tendrá la oportunidad de reestructurar el nivel superior del partido. En el Congreso Nacional quinquenal número 19 del partido, cinco de los siete miembros del comité y once de los 25 miembros del Politburó deberán dejar sus cargos si se mantienen las reglas tradicionales de retiro. Según la norma que ha dominado las sucesiones de alto nivel desde 2002, los funcionarios de 67 años o menos pueden ser designados para un nuevo período de cinco años, pero los de 68 años o más deben pasar a retiro.

Hay tres grandes preguntas sobre el recambio. ¿El primer ministro y segundo miembro del comité, Li Keqiang, será reemplazado? ¿Wang Qishan, el zar anti corrupción y sexto hombre más fuerte del grupo retendrá su cargo o será promovido, a pesar de no cumplir las normas para un nuevo período? ¿Será promovida al comité una nueva generación de políticos suficientemente jóvenes como para asumir un liderazgo nacional en el congreso número 20, en 2022?

Si Xi no designa un heredero al que pueda comenzar a preparar para sucederlo implicaría que pretende extender su período más allá de 2022. Aunque la presidencia está limitada por la constitución a dos períodos de cinco años, no existen límites para el puesto más alto de secretario general del partido y presidente de la Comisión Militar Central.

Cuatro escenarios

El primer escenario, denominado radical y al que asignamos 10% de probabilidad, contempla que Xi use su autoridad y rompa con los precedentes, retenga a su aliado Wang, y lo promueva como primer ministro y segundo hombre del comité para usar sus habilidades negociadoras para reimpulsar la economía. Li sería pasado hacia delante para encabezar el Congreso Nacional del Pueblo (NPC), la legislatura, una posición de prestigio pero con menos poder. Los aliados de Xi, Li Zhanshu, director de la oficina general del partido, y Wang Huning, director de la oficina de investigación política central, completarían el comité, que sería reducido a cinco miembros para enfatizar el liderazgo de Xi. Ninguna figura del comité sería suficientemente joven como para reemplazarlo en 2022, implicando que Xi extendería su período al mando y promovería a un sucesor de su gusto en el comité del congreso número 20.

Al segundo escenario, semi radical, le asignamos una probabilidad de 20%. Este contempla aún un significativo quiebre con la tradición. Aunque Li retendría su cargo, Xi lograría que Wang se mantenga en su puesto pese a su edad. El comité se mantendría como un cuerpo de siete integrantes, y los otros dos cupos serían asumidos por los aliados de Xi, Sun Chunlan, jefe del departamento de trabajo del frente unido, y Wang Yang, vice primer ministro. Nuevamente, ninguna de las figuras designadas sería suficientemente joven para reemplazar a Xi en 2022.

En el tercer escenario, calificado como favorable y que tiene 60% de probabilidades, asumimos un recambio favorable para Xi, pero que no implica un quiebre con los precedentes. Li sería mantenido, mientras que Wang decidiría retirarse. La principal diferencia es que se encontraría espacio en el comité para los únicos políticos del Politburó nacidos después de 1960, Sun Zhengcai, secretario del partido de Chongqing, y Hu Chunhua, secretario de Guangdong, suficientemente jóvenes como para asumir posiciones de liderazgo en 2022.

En el último escenario, denominado desfavorable, al que asignamos 10%, existe una probabilidad de que el poder de Xi se diluya. Una posibilidad es que políticos del Politburó no cercanos a Xi, como Han Zheng, secretario del partido de Shanghai, y Zhang Chunxian, diputado del grupo líder del CCP para la construcción del partido, aseguren cupos en el comité. En vez de instalar a Sun como su sucesor, Xi se vería forzado a aceptar a Hu como la figura de mayor rango. Una versión más radical incluso vería al comité ampliado de regreso a nueve miembros.

Implicancias

Nuestros pronósticos asumen que la política económica adquirirá una forma más coordinada después del recambio, con la política monetaria endureciéndose en 2018 para reducir el excesivo crecimiento del crédito. Esto es posible bajo el escenario favorable porque implica un liderazgo más focalizado. Una de las principales razones del lento avance de las reformas ha sido la multitud de iniciativas, algunas contradictorias, que emanan del gobierno central.

La perspectiva de corto plazo para reformas sería aún mejor si se produjera el escenario radical, que aumentaría su capacidad de implementación. Sin embargo, romper las formas tradicionales también tendrían desventajas. Aunque irracional en varios sentidos, la norma del retiro permite al menos una sucesión ordenada en ausencia de mecanismos alternativos. Mientras que la centralización y mayores controles políticos que podrían esperarse si Xi intenta quedarse al mando del partido por quince años reduciría el margen para la autonomía política y experimentación, factores que han impulsado los avances durante el período de reformas y apertura.

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