Escándalo de la mafia enturbia triunfo de partido euro escéptico en Roma

Un escándalo de la mafia en la gestión de residuos ha hundido al populista partido italiano Movimiento Cinco Estrellas en una crisis y amenaza con destronar a su recién electa alcaldesa de Roma, una plataforma en la que la organización tenía puestas sus esperanzas para impulsarse hacia la presidencia del país.

El escándalo se centra en la administradora de desechos de la ciudad, Paola Muraro, que fue elegida por la alcaldesa Virginia Raggi hace unas semanas para cumplir con una de sus promesas de campaña más cruciales: limpiar la antigua capital que se encuentra repleta de basura y exterminar a los grupos criminales organizados que han infiltrado los contratos públicos para la gestión de los residuos.

Pero ese nombramiento ha quedado bajo escrutinio luego de que la prensa italiana revelara que Muraro, en abril, se encontraba bajo investigación por vínculos con los anillos del crimen de la llamada “Eco-Mafia” que se alimentan de los contratos lucrativos de eliminación de residuos.

Raggi, en una audiencia parlamentaria el martes, confirmó que había sido informada de la investigación en julio y que había reportado a los líderes nacionales de Cinco Estrellas. Pero dijo que no consideró que fuera necesario hacer pública la información hasta que la investigación finalizara.

La revelación ha sido recibida con conmoción por sus rivales políticos, y con confusión por las autoridades del movimiento. Luigi Di Maio, líder nacional de Cinco Estrellas, quien se encuentra cabeza a cabeza en las encuestas con el primer ministro italiano Matteo Renzi, dijo ayer a los periodistas que había leído el correo electrónico de Muraro, pero “que no lo había entendido propiamente”.

“Verdad y humildad nos hará más fuerte”, dijo Di Maio posteriormente en Facebook, pasando a acusar a los medios de comunicación y a los partidos políticos establecidos de una campaña de difamación. Muraro también dijo que había sido víctima de “un ataque por parte de los medios” y que ella no había hecho nada malo.

En una señal de la gravedad de la debacle, Beppe Grillo, el fundador del Movimiento Cinco Estrellas, anunció que mantendría un debate público en la localidad costera de Nettuno, cerca de Roma, junto a otros líderes del partido incluyendo a Di Maio. pero llamó la atención que Raggi, cuyo triunfo en junio representó el mayor éxito del partido, no estaría presente, según anunció Grillo en su blog.

Analistas políticos dijeron que el escándalo está emergiendo no sólo como una amenaza para Raggi sino como un desafío más amplio para un partido insurgente que Grillo, un humorista, fundó hace menos de una década a través de su blog. Ha ganado rápidamente la aceptación de votantes italianos frustrados, pero aún tiene que demostrar que está preparado para gobernar.

Más problemas

Sumando a los problemas de la organización, el escándalo surge después de que la semana pasada cinco altos funcionarios renunciaran en Roma, incluyendo el jefe de finanzas de la ciudad, quien abandonó el cargo después de quejarse de la incompetencia de la administración que recientemente había asumido.

Francesco Galietti de Policy Sonar, una consultora de riesgos políticos basada en Roma, dijo que Cinco Estrellas “no podía permanecer como un rebelde para siempre”.

“El día siempre iba a llegar cuando tuviesen que demostrar si son buenos para gobernar y no sólo para ser oposición. Y ahí es donde están fallando”, dijo.

En un giro, la directiva del Movimiento Cinco Estrellas demandó ayer a Muraro su renuncia sólo para retirar luego la demanda y decir que ella se quedaría. Demostrando debilidad, los partidos políticos establecidos de Italia se han aprovechado.

“La campaña electoral de Raggi estuvo basada en la legalidad y transparencia, pero es incompatible con la defensa de Muraro”, dijo Roberto Giachetti, el candidato perdedor de Renzi en las elecciones para alcalde.

“Italia necesita hombres reales y no conejos”, dijo Angelino Alfano, ministro del Interior de Italia por el partido derechista NCD, refiriéndose a Di Maio.