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La pérdida de la inocencia de la política exterior republicana

A través de una historia real, Clint Eastwood cuenta el drama de la guerra de Irak sin las convenciones sentimentales de Hollywood.

Por: Gary Silverman, Financial Times | Publicado: Viernes 30 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.
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Había una vez americanos conservadores que creían que estaban sentados en la cima del mundo. Eran los días en que Ronald Reagan vivía en la Casa Blanca, los rusos huían espantados y Clint Eastwook se veía bien en la pantalla grande con un .44 Magnum en su mano.

Pero la derecha estadounidense dio un giro sombrío desde entonces y el mejor ejemplo de esa sensibilidad más oscura es la última película de, precisamente, Eastwood, American Sniper, una historia sobre la guerra de Irak que ha aturdido a Hollywood y agitado a los conservadores al emerger como la sorpresa de la taquilla este año.

Eastwood, de 84 años, ha dejado la actuación a otros mientras sigue como director. Pero conoce a bien a su público, como cuando Reagan robaba su clásica frase de Harry el Sucio: "Vamos, hazme el día". Y a juzgar por lo que dice la taquilla, la América de Reagan quiere cosas lúgubres por estos días.

Un vaquero moderno

Basada (quizá muy libremente) en una historia real, American Sniper toca la fibra sensible del país haciendo un tributo al sacrificio de los estadounidenses que lucharon en Irak, y no se puede negar la sinceridad de Eastwood en este sentido. Pero sus simpatías están con los guerreros, no con la guerra. La película es una expresión de disgusto: con toda la lucha, con los iraquíes, con todo en realidad. El resultado no es para nada un llamado a las armas o la señal del resurgimiento de una derecha preparada para aventuras militares. Es más bien un grito de dolor; un aullido de Hollywood.

El nuevo héroe de Eastwood, interpretado por un musculoso Bradley Cooper, es un hombre nacido para perder, es decir, un vaquero. Un tejano criado para cazar y hacer frente a los matones de patio, Chris Kyle deja el rodeo por los Navy Seals y se dedica a la guerra contra el terrorismo. Sirve en cuatro ocasiones en Irak y se gana la reputación de pistolero moderno, un franco tirador tan letal que es conocido como "La Leyenda".

La diferencia entre Kyle y los chicos buenos de las viejas películas del oeste se reduce al territorio. Cuando Alan Ladd o Gary Cooper eliminaban a los hombres que vestían sombreros negros, ayudaban a las buenas personas de su pueblo a prosperar. Pero las oportunidades de Kyle son más limitadas; el mata y mata otra vez sin hacer de Irak un sitio mejor para vivir. Kyle no es un constructor de la nación; vuelve repetidamente a Irak pero sólo para ayudar a otros estadounidenses, sus hermanos de armas, arriesgando sus vidas allí.

El pesimismo de Eastwood es tan pronunciado como el de su héroe. Evita el revisionismo histórico de tantas retrospectivas conservadoras de la guerra de Vietnam, dejando a un lado la idea de que las cosas podrían haber resultado mejor en Irak si los líderes políticos hubieran tenido más agallas, o los militares hubieran tenido más libertad para hacer su trabajo. La película no es una campaña de publicidad para el senador John McCain.

La batalla por los corazones y mentes iraquíes es retratada como algo inútil. Kyle describe a Irak como un país "malvado" y a su gente como "salvajes", y Eastwood no discrepa. Los iraquíes, hombres, mujeres e incluso niños, son representados como enemigos engañosos e implacables. Eastwood prescinde de las convenciones sentimentales de las películas de guerra de Hollywood: ninguna mujer iraquí advierte los ojos azules de protagonista y tampoco parece que le guste mucho a los niños o a los perros.

La mirada del francotirador

La brutalidad resultante es difícil de digerir. El espectador se siente atrapado en el equivalente cinematográfico de un videojuego violento. Eastwood nos obliga a verlo todo desde la perspectiva de Kyle, usando las imágenes en la mira del francotirador como la suya propia. Sólo cede cuando Kyle regresa a casa por última vez y la tragedia engendra tragedia.

A diferencia de los vaqueros de días pasados, Kyle no puede simplemente cambiar de territorio. Vuelve a casa con su esposa, sus hijos y el drama en el centro comercial, y se esfuerza por adaptarse a la vida civil.
Lo único que cambia es cuando Kyle descubre una meta y la paz mental al trabajar con otros veteranos. Cuando la película se acerca a su fin, sale de su casa para encontrarse con uno de estos guerreros rotos. Eastwood utiliza la mirada de la esposa, con expresión de preocupación, para darnos una idea de Kyle. Las palabras que aparecen a continuación en pantalla informan que fue asesinado por un veterano al que trataba de ayudar.

Nunca se ve lo que le pasó y el manejo contenido que hace Eastwood de la muerte de su héroe es revelador. Después de todos los iraquíes asesinados por los estadounidenses y todos los estadounidenses muertos por los iraquíes en American Sniper, todos los cubos de sangre derramados en sus cinematográficos "disparen a todos" a través de los años, Eastwood termina su película sobre Irak apartando la mirada. Supongo que no podía aguantar más. A veces, incluso Harry el sucio se estremece.

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