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Universidades de EEUU presionadas a reducir sus tarifas por clases en línea

Georgetown se unió a Princeton y unas pocas instituciones de élite que están haciendo concesiones a sus estudiantes.

Por: Financial Times, Andrew Jack en Londres | Publicado: Lunes 27 de julio de 2020 a las 11:30 hrs.
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Jackson Butler recibió un inesperado alivio esta semana, luego  de su creciente frustración ante el hecho que las clases en su último año en la Universidad de Georgetown se impartirán casi exclusivamente en formato online y su acceso a la sede central en Washington DC será limitado.

"Está muy claro que tendremos una experiencia disminuida", dijo. "No habrá actividades extracurriculares y no podremos acceder a los recursos del campus".

Pero después de organizar una petición de 2.000 estudiantes acusando a Georgetown de "cobros excesivos" por mantener sus aranceles en casi US$ 58.000 al año, la universidad dio marcha atrás y ofreció un descuento de 10%.

Georgetown se ha convertido en una de las pocas instituciones de élite de EEUU en hacer un gesto como este, con la mayoría resistiéndose a las solicitudes de descuentos, a medida que se preparan para el fuerte impacto del coronavirus en sus presupuestos.

La decisión de Georgetown se suma a la presión sobre instituciones de todo el mundo para que hagan concesiones a los estudiantes que se sienten afectados por lo que dicen será una experiencia universitaria de inferior nivel. Algunos esperan que esto refuerce los intentos por exigir reembolsos en las tarifas para el año que acaba de terminar, pero que se acortó cuando se produjo la pandemia.

El mes pasado, la Universidad de Princeton redujo las tarifas anuales en 10% a US$ 48.500 para compensar por ofrecer a los estudiantes la mitad de su tiempo normal en el campus el próximo año y la mitad de forma remota.

"Reconocemos que hay una diferencia en lo que podemos ofrecer en forma remota y en el campus. No fue posible para nosotros ofrecer a todos los estudiantes un lugar en el campus para ambos semestres ", dijo Christopher Eisgruber, presidente de Princeton.

Williams College, en Massachusetts, ha implementado un recorte de 15% en los cargos totales, o poco más de 10% para la matrícula a US$ 50.450. Dukes Love, el rector de la universidad, dijo que si bien la calidad de la enseñanza no va a disminuir, la rebaja refleja el hecho de que el estudiante no tendrá "toda la experiencia de residencia universitaria", como el atletismo y la música. "Estos no son solo un componente secundario para nuestros estudiantes, son realmente fundamentales", dijo.

Mayores costos

Pero otras universidades se han resistido a los recortes e incluso han aplicado aumentos en las tarifas, mientras que algunas están encontrando formas de ofrecer concesiones sin perder ingresos. La Universidad de Yale aumentó la matrícula de US$ 55.500 a US$ 57.700 para el próximo año académico, pero renunció a algunos costos de alojamiento y ofreció créditos para dos cursos de verano en compensación.

Otras, como la Universidad de Harvard, han descartado reducciones y de hecho aumentó las tasas de matrícula en 3,5% para el próximo año a US$ 57.384, a pesar de las protestas de los estudiantes. "Harvard me ve como un signo de dólar y no como una persona", escribió un estudiante en una petición que circula actualmente. La universidad no respondió a las solicitudes de comentarios.

El problema para muchas universidades es que enfrentan una caída sustancial en los ingresos de las matrículas estudiantiles y el financiamiento por subvenciones. Esto está llevando a diferir gastos, aplicar recortes presupuestarios y, en algunos casos, posibles cierres. Los esfuerzos del presidente Donald Trump por restringir las visas a estudiantes extranjeros cuyas clases se imparte en formato en línea han aumentado la presión.

Situaciones similares están ocurriendo más allá de EEUU, en particular en países de lengua inglesa con tarifas más altas, como Australia y Canadá. En Reino Unido, la Unión Nacional de Estudiantes (NUS, sigla en inglés) está pidiendo una "red de apoyo" que permita a los estudiantes rehacer una parte de sus estudios sin costo adicional, cancelar parte de su deuda o recibir un reembolso parcial de la tarifa.

Un portavoz de la NUS dijo: "Es impactante que algunas universidades les estén diciendo a los estudiantes que no podrán diferir sus estudios por razones relacionadas con el coronavirus. Estas universidades están poniendo su propia estabilidad financiera por sobre el bienestar y la experiencia de los estudiantes, y deben cambiar estas políticas de inmediato".

Simon Marginson, profesor de educación superior en la universidad de Oxford, expresó su simpatía por la resistencia a reducir las tarifas. "Si no estamos seguros de lo que podemos proporcionar de manera segura, y podemos tener que pasar repentinamente al modo en línea, tenemos costos en ambas modalidades", dijo.

Pero es en EEUU donde el debate sobre los descuentos es más fuerte, dado el nivel comparativamente más alto y la amplia variación en las tarifas y, en algunos casos, importantes aportes por donaciones, hasta US$ 50 mil millones en el caso de Harvard, donde los críticos argumentan que deberían usarse para amortiguar los costos de corto plazo.

Educación menos valiosa

Steve Berman, un abogado que supervisa más de 20 demandas colectivas que buscan reembolsos en varias universidades, señaló que antes de la pandemia, muchas escuelas ofrecían cursos en línea a aproximadamente una décima parte del precio de la enseñanza en persona.

“Las propias escuelas se dan cuenta de que (la enseñanza en línea) no es tan valiosa, pero están cobrando el precio del menú completo. Creemos que eso es una violación de la promesa que le deben a las familias ", dijo.

Eisgruber en Princeton siente poca simpatía por las acciones retroactivas. “Tuvimos estudiantes durante tres cuartos del año en el campus y el último trimestre la ley nos prohibió la instrucción en persona. Nos movimos muy rápido por nuestra cuenta para brindar educación de la mejor manera posible dadas las circunstancias y tuvimos gastos adicionales”, dijo.

Sin embargo, aunque hubo una interrupción a corto plazo y un costo adicional para cambiar a la enseñanza en línea, otros creen que el argumento no será sostenible si el estudio remoto se convierte en la norma.

"Con una propuesta de valor significativamente reducida no deberían sorprenderse de que las personas soliciten tarifas más bajas", dijo Andreas Schleicher, director de educación y habilidades de la OCDE. "A la larga, la desagregación de contenido educativo, entrega y acreditación a través de formato digital lo hará inevitable de todos modos".

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