Ripe

La revolución dron

Imperceptibles, inasequibles y letales, la ley parecía delimitar sus potencialidades a la industria militar.

Por: Expansión, España. | Publicado: Viernes 13 de febrero de 2015 a las 04:00 hrs.
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Se popularizaron por las películas de guerra moderna y las series de alto espionaje. Sofisticados aparatos no tripulados y manejados a distancias remotas que escudriñan el terreno desde las alturas en busca de información sensible y objetivos seleccionados. Imperceptibles, inasequibles y letales, la ley parecía delimitar sus potencialidades a la industria militar.

Hasta ahora. Aseguran que este año –superadas no pocas reticencias legales a escala global– arrancará la era de los drones a nivel usuario, una revolución imparable que cambiará drásticamente nuestra convivencia, nuestra manera de interactuar con el entorno.

Las previsiones hablan de que en unos años por los cielos de medio mundo volarán solitos miles de aparatos transportando paquetería y servicios, buscándonos estacionamiento, mapeando la meteorología...

En definitiva, brindando un ingente big data que analizar y procesar. La NASA –junto a la empresa tecnológica Airware– ya está manos a la obra para que sean seguras las rutas que surcarán los 8.000 drones que volarán en 2018 por Estados Unidos.

De acuerdo con la Asociación Internacional de Sistemas y Vehículos No Tripulados (AUVSI con sede en Arlington, Virginia, EEUU) en 10 años el uso profesional de los drones generará US$ 82.000 millones y 100.000 empleos directos. Macroeconomía mareante, pero cifra inferior a la eclosión en el mercado lúdico: US$ 90.000 millones moverá la utilización recreativa de estos hiperactivos zánganos, traducción del inglés de drones.

Por consiguiente, los expertos del ramo señalan que esta mercantilización apareja un nuevo tiempo de progreso insospechado e ilimitado, tan decisivo para el devenir de la Humanidad como el que inauguraron los hermanos Wright con aquel primer vuelo en 1903.

En la reciente feria CES (Consumer Electronics Show), el mayor mercado de gadgetselectrónicos del mundo, que se celebra anualmente en Las Vegas, los drones fueron las estrellas, reclamo de corporaciones como las californianas Trace, 3D Robotics y Ehang, la francesa Parrot, las británicas Zano y Extreme Fliers, la alemana Conrad Electronic y la letona Helico Aerospace Industries (y su aplaudido Airdog). Intel dejó con la boca abierta a la concurrencia con su joint venture con el fabricante alemán Ascending Technologies.

En plan más modesto, muchas de las empresas que se dedican a estos menesteres se fabrican sus propios aparatos. Se pueden tomar alrededor de cuatro meses en ello, según las características y funcionalidades; el uso, la dimensión, la cámara y el software necesario. Construirlo puede costar 700 euros como mínimo. O más de 10.000. En la Feria de Las Vegas fue la puesta de largo de filigranas como el Fly Nixie, el Bee (abeja) de Sensefly y –la gran sensación que maravilló– el Skeye Nano, un minidron o microdron que cabe en la palma de la mano y que se puede controlar desde el smartphone o tablet.

Un escollo a solventar son las baterías que, de momento, solo otorgan una autonomía de unos 30 minutos. "Para cualquier trabajo necesitas estar dos horas en el aire y se agotan enseguida", comenta Héctor Camps desde la empresa catalana DroneAir. "Somos dos ingenieros industriales, dos informáticos y un fotógrafo y tenemos unos cuatro encargos al mes, eso a pesar de la ambigüedad de la ley vigente. Compramos un octocóptero y utilizamos software libre. En el dron puedes montar emisoras hasta para 28 canales. Sus posibilidades son infinitas".

EEUU busca regulación

El último incidente protagonizado por un dron en EEUU ha abierto el debate sobre la posible regulación del uso de estas aeronaves. Un agente gubernamental borracho decidió volar un dron sobre la mismísima Casa Blanca. El dispositivo, un modelo comercial de DJI, acabó estrellándose en el jardín. Horas después, el presidente de EEUU, Barack Obama, pedía al Congreso una legislación urgente. "Hay que garantizar que no sean un peligro y que no invadan la privacidad de las personas", reconoció.

En EEUU el uso recreativo está permitido, pero puede encontrarse con limitaciones. En muchas áreas urbanas está prohibido su vuelo. También en muchos parques nacionales. Los usuarios tienen que mantener contacto visual con el dron y este no puede volar a una altura superior a 120 m.

La legislación se complica cuando se usan de forma comercial, por ejemplo para tomar fotografías de boda, grabar escenas de una película o capturar secuencias aéreas de edificios y casas. En estos casos hay que pedir un permiso especial a la agencia de seguridad aérea estadounidense.

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