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Los desafíos de Christine Lagarde frente al BCE

Tiene aún que pasar ciertos trámites, pero, al ser la única candidata nominada en firme, tendría que producirse una debacle para que no llegara a hacerse con el cargo. Así, será la primera mujer y la segunda francesa en estar al frente de la autoridad monetaria en sus 21 años de historia.

Por: Expansión / España | Publicado: Miércoles 3 de julio de 2019 a las 07:53 hrs.
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El 1 de noviembre, cuando Mario Draghi diga adiós a Frankfurt, Christine Lagarde será la nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE).

Tiene aún que pasar ciertos trámites, pero, al ser la única candidata nominada en firme, tendría que producirse una debacle para que no llegara a hacerse con el cargo. La responsable de la cuarta presidencia del BCE será la primera mujer y la segunda francesa en estar al frente de la autoridad monetaria en sus 21 años de historia.

Lagarde se enfrentará a la difícil tarea de reemplazar a un Draghi al que la comunidad internacional ha reconocido como el salvador del euro. Su famoso discurso de Londres, en el que plena crisis de deuda soberana prometió hacer "lo que sea necesario", cambió la historia reciente en Europa. En un mundo, el de los bancos centrales, en el que la credibilidad lo es todo, la futura presidenta del BCE deberá demostrar que también es capaz de intervenir con decisión llegado el momento.

Porque es posible que esté sola. En los ocho años de mandato de Draghi, la política fiscal que demandaba a los gobiernos para encauzar la recuperación de la zona euro brilló por su ausencia. Nada hace pensar que el próximo mandato será diferente, por lo que, en caso de que la desaceleración actual acabe por sembrar la semilla de una nueva crisis, Europa podría depender de nuevo enteramente de la política monetaria para salir adelante.

Eso sí, si algo ha mostrado Lagarde en sus años al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) -al menos en sus comparecencias públicas- es su querencia por los estímulos monetarios extraordinarios en época de crisis. La francesa es lo que los mercados consideran una "paloma" (dove, en la jerga), una banquera central con querencia por los tipos bajos para estimular la economía.

Prueba de ello es que en 2014 incluso llegó a apremiar al BCE a que pusiera en marcha el masivo programa de compras de deuda pública que la institución ya había deslizado meses antes, pero que no llegarían hasta el año siguiente.

La tarea no será sencilla. Draghi salvó el euro, pero no ha logrado que la inflación se sitúe en el objetivo de cerca, pero por debajo del 2% que marca su mandato, acorde con la definición de la estabilidad de precios. Eso será misión de la nueva presidenta.

La duda es si el organismo que recibirá Lagarde cuenta todavía con pólvora para conseguirlo. Bajo la presidencia del banquero italiano, el BCE llevó la tasa de depósito hasta terreno negativo, compró varios miles de millones de euros en deuda pública y corporativa, y lanzó varios programas de liquidez extraordinaria al sector bancario que pueden haber agotado su margen de maniobra. Si se demuestra que se ha llegado a ese punto, la institución necesitará volver a usar algo de creatividad.

Pero no todo dependerá de su disposición a recurrir a los estímulos extraordinarios. El balance del BCE se ha duplicado en los últimos años, y hay quien teme que sea ahí, junto con las desorbitadas valoraciones de la deuda, donde se esconda el monstruo de una nueva crisis. Si eso ocurriera, Lagarde deberá ser capaz de mostrar la flexibilidad suficiente como para repensar su política monetaria y normalizar la situación. Caiga quien caiga.

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