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“Dios nos salva haciéndose pequeño, cercano y concreto”

Por: | Publicado: Viernes 29 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.
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“Dios nos salva haciéndose pequeño, cercano y concreto”, aseguró ayer 28 de julio, el Papa Francisco, en su homilía en la multitudinaria Misa celebrada en el exterior Santuario de la Virgen Negra de Czestochowa, en el segundo día de su visita apostólica a Polonia durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Cracovia 2016.

El Santo Padre llegó al santuario mariano alrededor de las 9:30 a.m. (hora local) y rezó unos minutos ante la imagen de la Virgen, patrona de Polonia, en su capilla. En el exterior del templo se congregaron alrededor de 500.000 fieles y peregrinos, según los organizadores de la JMJ.

En la Misa, celebrada con ocasión de los 1050 años del Bautismo de Polonia, el Santo Padre destacó que “el Señor, ‘manso y humilde de corazón’, prefiere a los pequeños, a los que se ha revelado el Reino de Dios; estos son grandes ante sus ojos, y a ellos dirige su mirada”.

Entre los asistentes a la celebración eucarística se encontraba el presidente de Polonia, Andrzej Duda, católico practicante abiertamente opuesto al aborto, el llamado “matrimonio” homosexual y la fertilización in vitro (FIV).

Esta predilección de Dios por los pequeños, explicó, se debe a que “se oponen a la ‘soberbia de la vida’, que procede del mundo”.

“Los pequeños hablan su mismo idioma: el amor humilde que hace libres. Por eso llama a personas sencillas y disponibles para ser sus portavoces, y les confía la revelación de su nombre y los secretos de su corazón”.

Francisco destacó el ejemplo de “tantos hijos e hijas” de Polonia, “que han hecho resplandecer la fuerza inerme del Evangelio”. Entre ellos, el Papa recordó a San Juan Pablo II y a Santa Faustina Kowalska, vidente del Señor de la Divina Misericordia.

El Santo Padre destacó también que sorprende particularmente “cómo se realiza la venida de Dios en la historia: ‘nacido de mujer’. Ningún ingreso triunfal, ninguna manifestación grandiosa del Omnipotente: él no se muestra como un sol deslumbrante, sino que entra en el mundo en el modo más sencillo, como un niño dado a luz por su madre”.

“Ahora como entonces, ‘no viene con ostentación’, sino en la pequeñez, en la humildad”.

Al referirse al Evangelio del día, sobre las Bodas de Caná, el Papa destacó que el milagro que realiza Jesús “no ha sido un gesto asombroso realizado ante la multitud, ni siquiera una intervención que resuelve una cuestión política apremiante, como el sometimiento del pueblo al dominio romano”.

“Se produce más bien un milagro sencillo en un pequeño pueblo, que alegra las nupcias de una joven familia, totalmente anónima”.

Sin embargo, destacó, “el agua transformada en vino en la fiesta de la boda es un gran signo, porque nos revela el rostro esponsalicio de Dios, de un Dios que se sienta a la mesa con nosotros, que sueña y establece comunión con nosotros”.

Francisco subrayó que “ser atraídos por el poder, por la grandeza y por la visibilidad es algo trágicamente humano, y es una gran tentación que busca infiltrarse por doquier; en cambio, donarse a los demás, cancelando distancias, viviendo en la pequeñez y colmando concretamente la cotidianidad, esto es exquisitamente divino”.

Dios además “es cercano”, dijo el Papa, pues “el Señor no desea que lo teman como a un soberano poderoso y distante, no quiere quedarse en un trono en el cielo o en los libros de historia, sino que quiere sumirse en nuestros avatares de cada día para caminar con nosotros”.

“Es bello sobre todo agradecer a Dios, que ha caminado con vuestro pueblo, llevándolo de la mano y acompañándolo en tantas situaciones. Es lo que siempre estamos llamados a hacer, también como Iglesia: escuchar, comprometernos y hacernos cercanos, compartiendo las alegrías y las fatigas de la gente, de manera que se transmita el Evangelio de la manera más coherente y que produce mayor fruto: por irradiación positiva, a través de la transparencia de vida”.

Como tercer punto, el Santo Padre señaló que “Dios es concreto”, pues “el Verbo se hace carne, nace de una madre, nace bajo la ley, tiene amigos y participa en una fiesta: el eterno se comunica pasando el tiempo con personas y en situaciones concretas”.

La historia de Polonia, señaló, “impregnada de Evangelio, cruz y fidelidad a la Iglesia, ha visto el contagio positivo de una fe genuina, transmitida de familia en familia, de padre a hijo, y sobre todo de las madres y de las abuelas, a quienes hay mucho que agradecer”.

El Papa alentó luego a volver los ojos a la Virgen María, que es “la escalera que Dios ha recorrido para bajar hasta nosotros y hacerse cercano y concreto; es ella el signo más claro de la plenitud de los tiempos”.

“En la vida de María admiramos esa pequeñez amada por Dios”, dijo, y aseguró que el Señor “se complació tanto de María, que se dejó tejer la carne por ella, de modo que la Virgen se convirtió en Madre de Dios”.

Al finalizar su homilía el Santo Padre precisó que “de poco sirve el paso entre el antes y el después de Cristo, si permanece sólo como una fecha en los anales de la historia”.

Por ello, Francisco alentó a que “pueda cumplirse, para todos y para cada uno, un paso interior, una Pascua del corazón hacia el estilo divino encarnado por María: obrar en la pequeñez y acompañar de cerca, con corazón sencillo y abierto”.

Al finalizar la celebración de la Misa, el Arzobispo Metropolitano de Gniezno y Primado de Polonia, Mons. Wojciech Polak, recordó que 50 años atrás, con ocasión de la celebración de los mil años del Bautismo de Polonia, en ese mismo lugar sobre el altar “dominaba el trono pontificio con un bouquet de rosas blancas-amarillas para significar la ausencia del entonces Pontífice Pablo VI”.

“El retrato del Papa, a quien las autoridades comunistas le negaron el permiso para venir, acompañaba el rezo alzado en cada ángulo de nuestro país”, recordó.

Mons. Polak subrayó que la Iglesia en Polonia “siempre sedienta de la palabra y la presencia del Sucesor de San Pedro, agradece hoy con todo el corazón al Señor, y te agradece amado Padre Santo, que estés en medio de nosotros, para reforzarnos, a tus hermanos, y al mismo tiempo ayudarnos a retornar al primer amor”.

 

El mundo está en guerra pero no es guerra de religiones

 

El Papa Francisco afirmó que el mundo actual está en guerra, pero no es una guerra de religiones, en declaraciones a bordo del avión que lo llevó de Roma a Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se inició el martes pasado.


"Quiero aclarar una cosa: cuando hablo de guerra, hablo en serio de eso pero no hablo de guerra de religión. Es una guerra por el dinero, por los recursos, por la naturaleza, por el dominio", dijo el Santo Padre a los periodistas con quienes llegó hoy a Polonia.


"Esta es la guerra. ¿Alguno piensa en la guerra de religión? No, todas las religiones quieren la paz. La guerra la quieren los otros. ¿Entendido?", continuó.


El Santo Padre hizo esta afirmación en respuesta a la pregunta del P. Federico Lombardi, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, sobre los hechos ocurridos en una iglesia de la región de la Normandía donde dos miembros del Estado Islámico asesinaron al P. Jacques Hamel de 84 años mientras celebraba Misa.
"Es guerra: no tengamos miedo de decir esta verdad. El mundo está en guerra porque ha perdido la paz", dijo el Pontífice.


Francisco dijo luego que ahora en Cracovia "esperamos que los jóvenes nos digan algo y nos den esperanza en este momento".


"La verdadera palabra es inseguridad. Eso. Desde hace un tiempo el mundo está en una guerra a pedazos, esta es una guerra. Tuvimos la de 1914 y luego la de 1939. En el mundo de ahora tenemos esta", resaltó.
"Tal vez no es tan orgánica u organizada. Este santo sacerdote que ha muerto mientras ofrecía la oración por toda la iglesia es uno, pero cuántos cristianos, cuántos inocentes, cuántos niños... Pensamos en Nigeria, pero eso es en África, como si no le importara a ninguno", continuó.


El Santo Padre también agradeció a quienes han ofrecido sus condolencias por el asesinato del P. Hamel y "de modo especial al Presidente francés (François Hollande) que me ha llamado como un hermano y lo agradezco".


En un comunicado publicado por el sitio web de la presidencia de Francia, se señala que en la llamada telefónica Hollande le dijo al Santo Padre que "cuando un sacerdote es atacado, es toda Francia la que es herida y que hará todo lo necesario para proteger nuestras iglesias y nuestros lugares de culto".


"También recordó el rol de Francia por la defensa de los cristianos en Oriente. Y en estas circunstancias tan dolorosas y de prueba, le ha deseado (al Papa) que el espíritu de concordia prime sobre el odio".

 

Propuesta para gestionar la emigración:
"La vida siempre debe ser acogida y protegida"

 

Exhorta a los políticos polacos a trabajar para defender la vida, incluso la de los refugiados y los solicitantes de asilo en Europa.

Ante el fenómeno migratorio, el papa Francisco concretó una hoja de ruta que pasa por la disponibilidad, la solidaridad y las sinergias internacionales, por aliviar sufrimientos y trabajar por la justicia y la paz testimoniando valores humanos y cristianos. Y por superar miedos...


"La vida siempre debe ser acogida y protegida" dijo este miércoles en su primer discurso en Cracovia, en el castillo de Wawel, el palacio real que, junto la catedral, es uno de los símbolos de Polonia.
Ante las autoridades políticas y civiles, el Papa pidió que la vida sea "acogida y protegida" "desde la concepción hasta la muerte natural", e indicó que todos estamos llamados a respetarla y cuidarla".


Además, dirigió una invitación al país gobernado por el presidente Andrzej Duda (44 años): acoger a los migrantes y refugiados.


Fue un discurso programático con referencias al pasado y el futuro de Europa, recordando la historia de Polonia, que celebró recientemente el1050 aniversario de la nación.


En su primer viaje a la "Europa centro-oriental", el papa Francisco dijo que le alegra comenzar por Polonia, "que ha tenido entre sus hijos al inolvidable san Juan Pablo II, creador y promotor de las Jornadas Mundiales de la Juventud".


Por otro lado, remarcó la responsabilidad del Estado, de la Iglesia y de la sociedad en "acompañar" a quienquiera que "se encuentre en situación de grave dificultad", "para que nunca sienta a un hijo como una carga, sino como un don, y no se abandone a las personas más vulnerables y más pobres".


En otro momento, el papa latinoamericano rememoró el legado del papa polaco para la Europa cristiana: "A él le gustaba hablar de una Europa que respira con dos pulmones: el sueño de un nuevo humanismo europeo está animado por el aliento creativo y armonioso de estos dos pulmones".


En referencia a la crisis migratoria y el drama de los que solicitantes de asilo, el Pontífice exhortó a las autoridades civiles y políticas a "superar los temores y hacer el mayor bien posible".


También recordó a los polacos migrantes, y dijo que "hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y del hambre".


Desde la perspectiva de la misericordia invitó a la "solidaridad con los que están privados de sus derechos fundamentales, incluido el de profesar libremente y con seguridad la propia fe".


"También se deben solicitar colaboraciones y sinergias internacionales para encontrar soluciones a los conflictos y las guerras, que obligan a muchas personas a abandonar sus hogares y su patria", constató.
Se trata -insistió Francisco- de "aliviar lo sufrimientos" de los solicitantes de asilo y los refugiados, trabajando por "la justicia y la paz", dando testimonio con los "hechos de los valores humanos y cristianos".
Además, explicó que este humanismo cristiano "crea mejores condiciones para un crecimiento civil, económico e incluso demográfico, fomentando la confianza de ofrecer una buena vida a sus hijos".


En efecto, habló de la esperanza de las nuevas generaciones y de la familia, que es "el primer y fundamental núcleo de la sociedad, para apoyar a las más débiles y las más pobres, y ayudarlas en la acogida responsable de la vida".


Por último, el Papa saludó al presidente de la República y a la sociedad civil e invocó a "Nuestra Señora de Częstochowa" para que "bendiga y proteja a Polonia".


Sucesivamente, se trasladó a la catedral de Cracovia, donde oró en silencio ante la tumba de San Estanislao donde se exhiben también reliquias de san Juan Pablo II, veneración del Santísimo Sacramento en la capilla que se encuentra detrás del altar. Por voluntad de Francisco el encuentro con los obispos fue reservado, sin cámaras ni micrófonos, para poder conversar libremente con ellos.

(Ary W. Ramos, Aleteia)

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