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Un Dios Prohibido

Por: Javiera Corvalán Azpiazu | Publicado: Viernes 9 de diciembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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“Nos pusieron vídeos de decapitaciones, matanzas y combates del ISIS. [Mi instructor] dijo: ‘Tenéis que matar kuffar (no creyentes) aunque sean vuestros padres y vuestros hermanos, porque son de la religión equivocada y no adoran a Dios’“.

Las crudas palabras de un niño yazidí de 12 años capturado y entrenado por el ISIS para hacer la “guerra santa” en Siria, es sólo uno de los testimonios recogidos por el Informe de Libertad Religiosa 2016, elaborado por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN, por sus siglas en inglés), y presentado hace algunas semanas en un conversatorio organizado por la misma institución, en conjunto con la fundación Voces Católicas y el Centro UC Derecho y Religión. La presentación del Informe tuvo lugar en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile el día martes 15 de noviembre, y contó con una gran concurrencia.

“La Iglesia, atenta ante todo a los derechos de Dios, jamás podrá desinteresarse de los derechos del hombre, creado a imagen y semejanza de su Creador”, dijo Pablo VI al Secretario general de la ONU el 5 de febrero de 1972. Esa misma Iglesia es la que hoy mira con dolor lo que el último Informe confirmó: Actualmente en un gran número de países son sistemáticamente despreciados los derechos de Dios y los derechos del hombre, entre ellos, la libertad religiosa; Dios parece estar prohibido…

Nos referimos en particular al Dios de Jesús: El cristianismo es actualmente la religión más perseguida en todo el mundo. Las cifras del Informe, coincidentes con otras de fuentes diversas, dicen que un 75% de las personas que sufren persecución por su religión son cristianas.

A lo anterior se suman cifras dramáticas, que afectan a personas de diversas religiones, y que fueron dadas a conocer durante el conversatorio por Magdalena Lira, encargada de comunicaciones de ACN: “de los 196 países estudiados, en 38 se han encontrado pruebas inequívocas de violaciones graves a la libertad religiosa. De este grupo, 23 se han clasificado en la categoría superior de “persecución” y los 15 restantes en la de “discriminación”.

El informe muestra, entonces, que si comparamos la situación actual con la que existía hace apenas dos años, las condiciones de la libertad religiosa han empeorado claramente en 14 países (el 37 % de los países estudiados), y 21 países (55 %) no presentan señales de cambio. Solo en 3 países (8 %) el escenario es manifiestamente mejor: Bután, Egipto y Qatar.

Durante el conversatorio se sostuvo también que de los que sufren persecución, 11 países (casi la mitad) tienen problemas de libertad religiosa claramente peores que hace dos años. Y entre los países que no han mostrado signos de mejoría, 7 se caracterizan por sufrir condiciones dramáticas: Afganistán, Arabia Saudí, Corea del Norte, Iraq, Nigeria, Siria y Somalia. “En estos últimos casos, la situación es tan mala que es difícil imaginar cómo podría empeorar”, añadió Magdalena.

El escenario mundial actual es complejo. Por una parte, existen ciertos fenómenos que la historia de algún modo ya había presenciado. Pensemos, por ejemplo, en la Guerra de los Cristeros en México durante los años 20, en que laicos, presbíteros y religiosos católicos tuvieron que resistir legislaciones y políticas públicas promovidas por un gobierno que se propuso aniquilar la participación pública de lglesia. La actuación del entonces gobierno mexicano es quizá analogable a la actitud de algunos gobiernos europeos actuales, así como, en grado notablemente más violento, a la actitud del gobierno Chino (cuyo desprecio por la libertad religiosa fue también abordado por el Informe). Por otra parte, sin embargo –y es éste el principal drama que denuncia el Informe de Libertad Religiosa 2016-, hoy nos encontramos también con persecuciones religiosas cuyas características en muchos casos no tienen precedentes históricos. Se trata de situaciones en que el opresor no es el Estado -lo que el informe llama “discriminación”-, sino de casos en que la fuerza ilegítima contra la fe es ejercida por actores no estatales, como grupos terroristas -lo que el informe llama “persecución”-.

Al indagar en los problemas subyacentes a esta última cuestión, la investigación realizada por ACN menciona entre ellos el “hiperextremismo religioso”, derivado principalmente del Islam, y que se caracteriza por el uso de métodos que van incluso más allá de los atentados suicidas: horribles formas de ejecución masiva, violaciones, crucifixiones, calcinamiento y otras formas de tortura. Uno de los sellos distintivos de este hiperextremismo es que los autores de los crímenes se glorían de la brutalidad de sus actuaciones, mostrándolas al mundo a través de las redes sociales.

Entre la crudeza de todos estos datos, y tras analizar algunas de las causas históricas del panorama actual, hubo también durante el conversatorio momentos para profundizar en ciertas nociones; entre ellas, la de “libertad religiosa”. Además de hacerse referencia al concepto que da la ONU, se recordó que la libertad religiosa se trata de un derecho que el cristianismo ha reconocido a la persona humana desde antiguo, y cuya importancia fue reafirmada por la Iglesia en el Concilio Vaticano II, con Dignitatis Humanae. En efecto, vemos que la mencionada declaración señala: “La persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos”.

Respecto de este último punto, Sergio Micco, uno de los panelistas invitados, conversó con nosotros posteriormente e hizo una precisión interesante: “No debemos confundir el indispensable respeto de la conciencia con el indiferentismo religioso. La visión de que todas las religiones son igualmente verdaderas, o de que da igual qué confesión se profesa, es algo que nunca ha sido promovido por la Iglesia”.

La presentación del Informe dio pie también para que los panelistas discutieran sobre la situación en que se encuentra la libertad religiosa en nuestro país. Hubo consenso en la necesidad de reforzar la fe en su dimensión pública, de no verla como una mera sensibilidad privada. En este punto hizo especial énfasis Pablo Ortúzar: “En Chile la libertad religiosa debe ser robustecida. La religión sí tiene algo que decir en la esfera de lo público, por lo que tiene un papel importante que jugar en el debate, el que debe ser elevado y llevado a áreas que vayan más allá de la moral sexual”.

“Al tocar la libertad religiosa la dimensión espiritual de la persona en sociedad, en su análisis se debe ser especialmente cuidadosos”, afirmó por su parte Ana María Celis, a propósito de la escasa importancia que parece dársele a esta materia en Chile. Agregó que el estudio de la libertad religiosa no es una cuestión abstracta, ya que atañe a personas y culturas concretas, por lo que se debe prestar mucha atención a cada contexto, historia y pueblo en particular.

En medio del dolor que significa el drama de los cristianos perseguidos, por último, y sin abandonar la batalla que esto exige en el plano de lo temporal tanto a nivel nacional como internacional, el vocero de la fundación “Voces Católicas”, Alejandro Álvarez, nos animó a no perder la visión sobrenatural de las cosas: Nos hizo recordar que, en palabra de los Padres de la Iglesia, “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos” y que Jesucristo es claro al afirmar “Bienaventurados cuando os insulten y persigan por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande” (Mateo 5, 11).

La hermana Guadalupe

Un rostro concreto que muestra el drama que han vivido en los últimos años los cristianos perseguidos es la Hermana Guadalupe, quien pertenece al Instituto del Verbo Encarnado.
Esta religiosa ha sido misionera en Medio Oriente por más de dieciocho años. Vivió en Egipto hasta 2010, año en que le ofrecieron irse a un lugar más tranquilo para descansar. Así fue como al año siguiente la destinaron a Siria, país que hasta entonces permanecía en paz. Sin embargo, a los pocos meses se desató la guerra y la persecución.


En Siria ha pasado la Hermana Guadalupe los últimos cinco años- específicamente en Alepo, ciudad que ha sido especialmente golpeada-, siempre acompañando y ayudando a los que más sufren. Lo que ha vivido el pueblo sirio desde 2011 es dramático: Cinco años  de guerra con más de 366.000 personas muertas, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Es el país del mundo con más desplazados internos: 6,6 millones; y es el segundo país del mundo con mayor población refugiada: 4,8 millones de personas.


"Si es que hay algo que rescatar del horroroso drama que sufren los cristianos perseguidos -afirmó la Hermana Guadalupe en su visita a Chile en julio de este año, tras ser invitada a nuestro país por Ayuda a la Iglesia que Sufre - es que lo que están viviendo les ha despertado el alma. Porque conviven día a día con la muerte. Antes tenían un pie en la Misa del domingo pero el otro pie bien puesto en el mundo: Muchos eran esclavos de su afán de poder, de sus riquezas, del pecado en general, de todo lo mundano... Pero hoy son libres, en el más profundo sentido de la palabra, porque no están atados a los bienes pasajeros y se toman en serio la salvación eterna del alma. Se toman mucho más en serio la vida, porque se toman mucho más en serio la muerte. Aman con locura a Cristo y a sus hermanos, viviendo cada día como si fuera el último. Porque es muy probable que lo sea. Los cristianos de occidente tenemos mucho que aprender de ellos".

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