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Cartas a la Directora

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Bolsas plásticas: libertad económica, medioambiente y veto social

Señora Directora:

El debate que se ha dado en la prensa sobre el proyecto de ley que prohíbe las bolsas plásticas, y que se dará también en el Tribunal Constitucional, tiene dos aristas que a simple vista se contraponen: la libertad económica y el cuidado al medioambiente.

ASIPLA defiende lo indefendible. Esto evidencia la falta de intención de reinventarse incorporando innovaciones que servirían para la reconversión de dicha industria. El Ministerio de Medioambiente, en tanto, prohíbe sin considerar las alternativas que surgirían, que en muchos casos pueden ser incluso peores que las propias bolsas plásticas (papel, cartón, algodón plastificado, etc.)

Lo cierto es que la libertad económica —sustentada en el emprendimiento y la innovación— y el cuidado del entorno no tienen que contraponerse, sino que deben ir de la mano, con el fin de dar soluciones sostenibles para consumidores y el medioambiente, basándose en la legalidad y certeza jurídica.

Lamentablemente, hoy esto parece no importar. Llama especialmente la atención que el Ejecutivo se haya preocupado de prohibir una forma de plástico, vistiéndose con capa verde, sin regular de forma alguna los productos alternativos que están apareciendo.

Si el espíritu del Ministerio es cuidar el medioambiente, los productos destinados como envase y embalaje (bolsas, empaques, botellas) deben ser biodegradables, no biotóxicos ni tóxicos por metales pesados. Características fundamentales para que el material que se entregue en Chile sea sostenible.

José Ignacio Parada
Presidente Asociación Gremial de Biopolímeros

Señora Directora:

La ley que prohíbe las bolsas plásticas es reflejo de una tendencia global y local para erradicar su uso. Evitarlas se ha transformado, poco a poco, en un sentido común a partir de la evidencia de la contaminación del plástico en los océanos y de la fauna marina afectada por su ingesta.

Así, se ha hecho palpable que el beneficio de su uso es fugaz comparado con el costo ambiental que imprime. Las grandes empresas saben que, en un futuro cercano, entregar bolsas plásticas será considerado como una práctica contraria a su discurso y desempeño sustentable, algo crecientemente exigido por los consumidores. El pequeño y mediano comercio verá, a su vez, el progresivo cambio cultural hacia nuevos formatos, como la bolsa de tela. No es casual que por estos días se pregunte al cliente si quiere bolsa. Será cada vez más políticamente incorrecto aceptarla.

El recurso constitucional contra la ley podría haberse acogido favorablemente, pero no hay recurso ante el cambio social que rápidamente se experimenta contra las bolsas plásticas. Sus productores podrán argumentar que afecta el trabajo y limita el crecimiento, pero pronto verán que nuevas prácticas de consumo presionarán a repensar la industria e innovar en sus productos.

Se podrá esgrimir que un impuesto opera mejor en el mercado que una prohibición, pero el veto a las bolsas plásticas ya está socialmente acordado. Más vale anticiparse que resistirse.

Verónica Devenin y José Luis Opazo
Profesores Escuela de Negocios UAI

¿Un índice bursátil secreto?

Señora Directora:

Llaman la atención los anuncios relativos a las modificaciones que sufrirá el IPSA (Índice de Precio Selectivo de Acciones), específicamente aquel relativo a su composición, que dejaría de ser pública.

Considerando los tiempos que corren, ¿no parece poco saludable una medida en esa dirección? Que podamos enterarnos de la compra de un televisor por parte de la Presidencia de la República, pero no de la composición de un índice bursátil, parece poco razonable y desproporcionado.

Ignacio Garay P.

Tercera edad: Mujeres invisibles

Señora Directora:

En la agenda de género del Presidente Sebastian Piñera llama la atención que no haya ninguna medida en materia de vejez y género, lo que viene a reforzar la invisibilidad de las personas mayores en las políticas públicas.

Es lamentable, porque la vejez tiene rostro de mujer. Vivimos más que los hombres y en peores condiciones, ya que arrastramos las inequidades de toda nuestra historia vital y las acrecentamos con más necesidades y menos recursos en materia de pensiones y servicios socio-sanitarios. A mayor edad hay más proporción de mujeres respecto de hombres, y son significativas las diferencias en materia de ingresos.

Si ser mujer a lo largo de la vida suma inequidades, en la vejez el resultado es acumulado. Se agudiza el problema justamente cuando perdemos autonomía, reduciendo redes y requiriendo una protección mayor de nuestros derechos. Una sociedad que desea avanzar en protección social y en equidad de género debe observar todo el ciclo vital para prevenir desde los inicios y para compensar al final de la vida.

Es lamentable que a pocos les llame la atención que un segmento tan relevante y en aumento sostenido, simplemente sea invisible. ¿Será necesario que las mujeres mayores también salgan a mostrar sus pechos?

Paula Forttes Valdivia
Directora de Comunidad Mayor

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