Cartas

(Des)Balance estructural: ¿nuestro nuevo paradigma?

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Señora Directora:

El concepto de Balance Estructural guío la política fiscal chilena por casi dos décadas. La regla invitaba a ahorrar en períodos de vacas gordas y a gastar en períodos de vacas flacas. Lamentablemente, la regla generó demasiados ahorros.

En 1990 el Tesoro Público contaba con sólo el 3% del PIB en activos; en 2008 estos llegaron a 18%. Así, mientras el Gobierno Central era deudor neto en 1990, el 2008 se transformó en un acreedor neto. El crecimiento económico y la regla de balance estructural permitieron financiar el gasto contra cíclico durante las crisis de 2009 y 2020.

Hoy se proyecta que nuestro país, en un año de crecimiento económico, tendrá un déficit fiscal de 7,1% del PIB. Diego Pardow, el coordinador de la candidatura presidencial de Gabriel Boric, indica que pretenden bajar el déficit a tasas de 0,25 a 0,5% anual, lo que implica déficits sobre 5% por cuatro años y un crecimiento de 20% hacia arriba de la deuda fiscal durante el posible período presidencial del Frente Amplio. Probablemente el Ingreso Familiar de Emergencia se convierta en Ingreso Familiar Permanente.

Este aumento en la deuda generará un creciente gasto en intereses que será pagado después de que termine el próximo mandato presidencial. Los gastos excesivos pueden aumentar la deuda a niveles que no recordamos, con costos que todavía no pagamos.

La regla de Balance Estructural logró estabilizar el ciclo económico, pero a cambio, desestabilizó la política permitiendo que gobiernos populistas gastaran lo que no tienen por todo un período presidencial.

Gonzalo Valdés

Director Ejecutivo. Centro de Políticas Públicas UNAB

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