Chile, ¿dónde estás?

Cobre, carbón, petróleo y productos agropecuarios, son solo algunas de las materias primas que se ubican como la principal exportación en la mayoría de los países del mundo, donde muchos de ellos integran la lista de países en vías de desarrollo, como Chile, y que terminan más expuestos ante el vaivén de precios de las materias primas en los mercados internacionales.

El resto de las naciones ha comprendido que el desarrollo va más allá de la exportación de commodities, generando distintas estrategias que apuntan a acelerar y fomentar la productividad. Las autoridades del gobierno chileno, al parecer lo han entendido así. Sin embargo, no hay acciones concretas que apunten definitivamente a poner en marcha el proceso de desarrollo decisivo de Chile.

La globalización trae consigo no solo la apertura de nuevos mercados para exportaciones o nuevos bienes de consumo, sino también la aparición de nuevos competidores y un nuevo modelo de economía, cuyo motor es la competitividad y el desarrollo del conocimiento, la innovación y el capital humano de la mano de tecnologías.

A diferencia de otras naciones, nuestro país no posee una Estrategia Nacional de Desarrollo, lo cual lo remite, desgraciadamente, a depender de la exportación de materias primas para conseguir algún grado de desarrollo económico, pero muy inestable. Solo una vez definido el camino, por medio de un plan que establezca la Estrategia Nacional de Desarrollo, se pueden fijar horizontes y, a partir de este punto, volver a duplicar el PIB per cápita. Por otro lado, pareciera que por ser un tema que requiere políticas de estado de largo plazo, no está dentro de las prioridades ni de las autoridades, ni de los académicos, ni tampoco del empresariado en general.

La tarea no es fácil y el gobierno debe tener presente que, para que la cifra del PIB crezca de manera exponencial es urgente aumentar el aporte al crecimiento de la productividad. Existen áreas de desarrollo en que nuestro país muestra falencias y que urge a superar, tales como capital humano, I+D, institucionalidad, infraestructura de conectividad nacional y diversidad productiva, ámbitos que, según la evidencia internacional, hoy son claves para la competitividad y el crecimiento de una nación. Hasta que no cambiemos este escenario, Chile seguirá farréandose el talento nacional y en particular en las áreas TICs, teniendo que soportar cifras desastrosas y poco alentadoras del PIB con crecimiento bajo y alejándonos cada vez más de los pilares fundamentales que dicta la OCDE.

Si Chile desea avanzar y estimular su crecimiento económico, es imperativo impulsar la creación de una END que defina la imagen objetivo del país, que presente los principales compromisos que asumen los distintos actores políticos, económicos y sociales del país, y comprendiendo que éste es el camino más cierto para llevar a Chile al desarrollo con independencia de los commmodities, generando, además, alternativas de solución para los otros temas que hoy se discuten como la inequidad, educación y salud de mejor calidad. Sin embargo, no sabemos hasta cuándo seguiremos sin tener un camino claro hacia el objetivo del desarrollo definitivo.