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DF Tax | ¿Está Chile preparado para un sistema de impuestos regionales o locales?

Arturo Garnham, socio de Garnham Abogados.

Por: Arturo Garnham | Publicado: Jueves 23 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Arturo Garnham

A propósito de la elaboración de una nueva Constitución, cabe preguntarnos si es conveniente que la ansiada descentralización, muy en boga entre los constituyentes, permitir que cada región o comuna tenga autonomía para crear tributos y que ellos tengan un destino local.

Ello podría generar un mayor empoderamiento regional o local, el eventual aumento de los presupuestos locales de las localidades y una mayor justicia territorial, ya que parte de las riquezas generadas en una región podrían quedar en la comunidad. También parece atractivo que, a través del sistema tributario, se ejecuten políticas públicas deseadas por la comunidad local, por ejemplo a través de gravar o eximir de impuestos ciertos productos o actividades.

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Frente a estas ventajas, cabe preguntarnos si es recomendable que en Chile existe un régimen de impuestos regionales. A nuestro juicio la respuesta es negativa, por las siguientes razones:

Primero, corremos el riesgo de generar un sistema engorroso y confuso tanto para la inversión extranjera como la nacional, con múltiples normativas e interpretaciones y con una compleja interacción entre los distintos sistemas tributarios locales. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en Brasil.

Segundo, las administraciones locales en Chile no parecen estar preparadas para un desafío de esta magnitud. En forma previa a asignarles tareas tan relevantes, es indispensable efectuar una reforma radical al Estado. Una de las conclusiones a que llegó a la Comisión Engel en el año 2015 es que "abordar los municipios" era un aspecto crucial para prevenir la corrupción en Chile, recomendación que se ha más que validado producto de los escándalos de los últimos años.

Tercero -y probablemente el punto más importante- tiene que ver con la desigualdad. Una descentralización tributaria, donde las localidades con más recursos capturen una mayor proporción de ellos, debería acentuar la desigualdad, sobre todo si consideramos que Chile ya tiene un nivel importante de segregación en materia económica-territorial.

En este contexto, incluso obviando los costos asociados a una mayor complejidad y a una eventual corrupción, parece claro que el permitir a las autoridades locales la generación de tributos con destino local, probablemente implicará que recursos que por justicia corresponden a los más necesitados sean capturados por los que más tienen, generando nuevos guetos territoriales.

No cabe duda de que se requiere acabar con el centralismo, aumentar la descentralización, y la materia fiscal no tiene que ser necesariamente una excepción. Un sistema de impuestos regionales o locales puede en teoría sonar atractivo, pero si agrega complejidad y costos, atentando contra la certeza jurídica, si se enmarca en el débil control presupuestario que hemos visto en los gobiernos locales y si no se hace cargo de nuestra grave desigualdad territorial, puede ser una pésima medida.

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