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El llanto de la izquierda

Antonio Correa director ejecutivo ideapaís

Por: Antonio Correa | Publicado: Miércoles 30 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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¿Tiene razón Bárbara Figueroa al señalar que en Chile existe un fuerte anticomunismo?¿Esto explica la derrota de Jaime Gajardo en las recientes elecciones en el gremio de profesores? En esta ocasión, la dirigenta no explica ni da muchos argumentos que la avalen. Sus palabras se parecen, más bien, al simple llanto de un derrotado. Al menos, si existe o no, no tendría por qué ser en sí mismo negativo: estar en contra de ciertas ideas y poder organizarse en función de ellas, es lo propio de cualquier democracia.

Quizás los comunistas chilenos aún no se acostumbran al disenso. Con la muerte del dictador Fidel Castro, queda claro que aún no quieren ver todo lo que ha cambiado el mundo. Y a ratos, toda la izquierda chilena, parece estar viviendo en los años 50 y 60. ¿Cómo explicar las muestras de admiración que produce la reciente muerte de Castro?, ¿Cómo entender que la Presidenta de un país democrático, que vivió en carne propia la persecución política -no sólo aquí sino que también en la Alemania de Honecker-, siga mostrando su fidelidad a un tirano?, ¿Cómo entender que los jóvenes diputados de izquierda, que dicen representar la renovación política, alaben al revolucionario cubano que gobernó un país en que no existe la libertad sindical al mismo tiempo que solidarizan con trabajadores en huelga?

La izquierda criolla a renovado sus rostros, pero aún mantiene el ideal revolucionario como un arquetipo a imitar, sin entender lo añejas que suenan sus palabras. Muchos critican que la derecha no piensa ni tiene trabajo intelectual; pero la izquierda sigue pensando lo mismo y admirando a los mismos. A pesar de toda evidencia, para ellos es mejor la Cuba sin libertad bajo Fidel, que Chile en que, por muy imperfecto que sea, ninguna autoridad ni partido político, tiene aseguradas las elecciones.

Y ahí radica también el problema de Lagos e Insulza (ambos tuvieron palabras de admiración para Fidel): ¿Se construye futuro mirando al pasado? Sí, debemos observarlo. No para venerarlo, sino para aprender sobre él. Condenas parciales solo perpetúan las miradas restringidas sobre la realidad, como parece ser la opción de la “renovada” izquierda criolla. Pero no se puede exigir al otro sin estar dispuesto a ponerse la misma vara.

La derecha, en su gran mayoría, aunque haya sido a regañadientes, ha sido capaz de reconocer y condenar los excesos de un régimen político que no podía justificar todo en base a sus éxitos económicos. Ya es hora que la izquierda sea capaz de dar el paso y abandonar, para siempre, la melancolía por una vía revolucionaria que fracasó en todo el mundo. De lo contrario, seguirá la farsa, mostrando que la etiqueta de la renovación es un simple eslogan de campaña.

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