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Filosofía

Padre Raúl Hasbún

Por: Padre Raúl Hasbún | Publicado: Viernes 26 de agosto de 2016 a las 04:00 hrs.
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Cuando al entonces ministro Burgos le preguntaron- hipotéticamente- cómo habría votado las causales del proyecto de aborto, respondió: "en la causal de violación estaría en un momento de duda". Presidentes de partidos, parlamentarios y voceros gobiernistas le acusaron de "imprudente" (porque "estamos buscando votos") y "desleal" (porque "si se tiene un cargo de confianza de la Presidenta uno debe estar siempre con su Jefa"). Quedó entonces públicamente documentado que para quienes pretenden gobernarnos está prohibido dudar. Prohibido en nombre de la Prudencia y de la Lealtad a la finalidad suprema: buscar votos. Y eran votos para legalizar el asesinato de vidas inocentes.

El próximo paso era previsible. Nuestro Ministerio de Educación quiere ahora suprimir la enseñanza obligatoria de Filosofía en III y IV Medio, diluyéndola en un ramo meramente electivo y con nombre de fantasía: "Formación Ciudadana". Lógico. Quien prohíbe dudar prohibirá pensar. "Si dudo, pienso. Y si pienso, existo", razonaba Descartes. Quien prohíbe dudar y pensar, prohíbe existir.

Filosofía es, en griego, amor por la sabiduría. Y sabiduría es gustar el sabor exquisito de la realidad, mediante la búsqueda infatigable de lo verdadero, lo bueno y lo bello. La disciplina filosófica se cultiva pensando, es decir ponderando en la balanza el real peso de los hechos que se ven y de los argumentos que se exponen. Piensa, el filósofo, para distinguir lo aparente de lo real, lo accidental de lo sustancial, lo transitorio de lo permanente, lo verdadero de lo falso, los efectos de sus causas. Se familiariza con las rigurosas leyes de la metafísica, de la teoría del conocimiento, de la lógica, de la ética, de la estética, de la retórica, de la doctrina del alma (sicología), de la naturaleza social y política del Hombre. Y asume, con la fuerza de la razón, la pregunta de si existe Dios y cuáles son sus atributos característicos. En su duda reverente (porque es respeto a la verdad), en su asombro y búsqueda insaciable, el filósofo no se deja coartar ni contaminar por prejuicios, pasiones propias o presiones ajenas. Su lealtad es con la Verdad pura, aunque le cueste impopularidad o martirio: Tomás Moro fue un gran filósofo. Algún necio ironiza: "primero vivir, después habrá tiempo para filosofar". Como si el pensar autónomo fuera un lujo extravagante, un ocio refinado. ¡PIENSO, LUEGO EXISTO!

El filósofo y Rector de la U. de Chile, Jorge Millas, irrumpió un día en el escritorio de uno de sus Decanos. Estaba sentado, los ojos cerrados, en absorto silencio. "¿Qué está haciendo?", le preguntó. La respuesta: "estoy pensando". Millas: "Ah, qué bien: siga TRABAJANDO!". Pensar es trabajar con la inteligencia, es "intus legere", leer lo profundo e interior, no lo superficial.

Que un Ministerio de Educación pretenda licuar el aprendizaje del pensar autónomo es presagio de réquiem para nuestra democracia.

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