Franco Brzovic

Asociatividad y competencia

Por: Franco Brzovic | Publicado: Viernes 15 de febrero de 2013 a las 05:00 hrs.
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Los tratados comerciales con Unión Europea, Estados Unidos y Corea y tantos otros han significado una reducción arancelaria, cupos de productos de intercambio, homologación y tantos otros beneficios, pero también compromisos y exigencias comerciales. Ante ello, nuestro empresariado y trabajadores han respondido con eficiencia. Sin embargo, queda mucho por hacer. Se necesitarán grandes esfuerzos para seguir enfrentando la competencia tanto interna como del exterior.

La diversificación de los mercados, la ampliación del universo de negocios, el reforzamiento de los esfuerzos de modernización e internacionalización, la creación de nuevos emprendimientos son tareas severas para lo cual se necesitará cada vez más la asociatividad.

Chile se ha enfrentado a economías que, en conjunto, representan más de 300 veces su volumen, lo que implica el ingreso de productos, servicios y empresas de la más amplia naturaleza, no sólo de los países con quienes se firman los tratados sino también de aquellos que se acojan a los beneficios propios de estos acuerdos.

En esta realidad la Asociatividad es una exigencia. Esfuerzos fiscales de importancia se han vista plasmados en la reforma a la ley de I+D, rebajas a los impuestos al crédito, reordenamiento del impuesto Global Complementario, clarificación de las reorganizaciones empresariales, y por otra parte, agilización y facilidad para la creación de empresas. Esta nueva realidad nos obliga a reconquistar la asociatividad, a pasar del individualismo empresarial a la cultura del trabajo en grupo. De esa forma es posible acceder a ventajas que, por otra vía, son inalcanzables para las empresas que operan a baja escala.

Pero unirse no es lo mismo que asociarse. Esto último significa crear nexos estables, generados a partir de los objetivos comunes y su convergencia con el interés particular, de la figura legal, la calidad de la comunicación e información, los niveles de educación, la idiosincracia, la confianza y otras variables que generalmente deben ser aprendidas, reorientadas o reforzadas.

En este marco de asociatividad cada empresa participante, mantiene, si así lo desea, su independencia jurídica y autonomía, pero participa del esfuerzo conjunto para alcanzar la meta. Los objetivos pueden ser la comercialización, la adquisición de volúmenes de materias primas, el acceso a financiamientos que requieren garantías, la investigación o el desarrollo de tecnologías, por mencionar algunos.

Si de formas de asociarse se trata, las opciones son múltiples: contratos de suministro, formación de sociedades, cooperativas y organizaciones gremiales. También puede tratarse de contratos de compraventa, consignación, distribución, asociación o cuentas en participación, así como de joint ventures, venta a proveedores y otras tantas posibilidades, dependiendo de las necesidades empresariales.

Los empresarios, trabajadores, organizaciones gremiales en ambos casos, el esfuerzo personal y la compulsión sana a capacitación de las personas, explican suficientemente el éxito de nuestro país, lo que se demuestra simplemente al constatar cómo se ha sorteado, hasta ahora, la crisis internacional. El ingreso a la OCDE es otra muestra adicional a la asociatividad del gobierno con empresarios.

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