Columnistas

La lección más importante de GameStop

Rana Foroohar © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: Rana Foroohar | Publicado: Martes 9 de febrero de 2021 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Rana Foroohar

Mucho se ha escrito sobre si el fiasco comercial de GameStop es el resultado de una multitud coordinada ilegal o de honestos inversionistas minoristas que asaltaron un sistema financiero manipulado. La decisión de Robinhood de impedirles a sus clientes minoristas comprar las acciones, mientras los fondos de cobertura continuaban operando en otros lugares, ha convertido el evento en una historia de David contra Goliat.

Imagen foto_00000001

Pero esa historia se basa en una idea falsa, que afirma que los mercados se han “democratizado” y que las personas que comercian en sus teléfonos representan de alguna manera un capitalismo más inclusivo.

No es así. Los mercados y la democracia no son lo mismo, aunque la mayoría de los políticos en EEUU han actuado como si lo fueran desde la década de 1980. Ese período estuvo marcado por la desregulación del mercado, una mayor intervención del banco central para suavizar el ciclo económico mediante la política monetaria tras el fin del sistema de tipos de cambio de Bretton Woods y el auge del capitalismo de accionistas. Esto se combinó para comenzar a cambiar la economía estadounidense de una donde la prosperidad se basaba en el empleo seguro y el crecimiento de los ingresos, a una en la que las compañías y muchos consumidores se enfocaban cada vez más en los precios de los activos en constante aumento como el indicador más importante de la salud económica.

Actualmente, el estímulo fiscal a corto plazo destinado a aliviar el sufrimiento económico provocado por la pandemia de Covid-19 está distorsionando la imagen. Pero dejando eso a un lado, la economía estadounidense se encuentra en un punto en el que las plusvalías y las distribuciones de las cuentas de jubilación individuales representan una proporción tan grande del gasto de consumo personal, que sería difícil que el crecimiento continuara si hubiera una corrección importante en los precios de los activos.

Ésa es una de las razones por las que la historia de GameStop ha puesto tan nerviosa a la gente. Les recuerda a los estadounidenses cuán increíblemente dependientes somos de los mercados que pueden ser extremadamente volátiles.

La transformación de los mercados ejerce más presión a corto plazo sobre las compañías, las cuales reducen costos mediante la externalización, la automatización, el uso de menos mano de obra sindical y el dumping de pensiones de beneficio definido para planes 401k, lo cual hace recaer sobre los trabajadores la responsabilidad de elegir las inversiones, y los riesgos de los malos resultados. En 1989, el 31% de las familias estadounidenses tenía acciones. Hoy es casi la mitad. Ahora parece que todos somos comerciantes diarios. Mi hijo de 14 años me dijo recientemente que debería “comprar el chapuzón”, o sea, comprar las acciones deprimidas, lo cual sólo exacerbó mis temores de que estamos en medio de una burbuja épica.

GameStop es el reflejo perfecto de todo esto. El esfuerzo finalmente infructuoso de presionar a los vendedores en corto haciendo subir el precio de las acciones ilustra los riesgos de los mercados. Al mismo tiempo, la propia compañía ilustra cómo ha cambiado la naturaleza del empleo. En un artículo de Brookings de 2015, el sociólogo y profesor de administración de la Universidad de Michigan, Jerry Davis, hizo un seguimiento del crecimiento del empleo vinculado a cada oferta pública inicial de 2000 a 2014 y descubrió que el mayor creador de nuevos empleos orgánicos fue, sorprendentemente, GameStop. La cadena minorista, de rápido crecimiento en aquel momento, tenía un ejército de entusiastas de los juegos, en su mayoría a tiempo parcial, que ganaban poco menos de US$ 17 la hora. Eran “la nueva cara de la creación de empleo en EEUU”, escribió el profesor Davis.

Aunque las aplicaciones y las redes sociales han llevado a más personas al comercio de acciones, eso no ha fortalecido nuestro sistema de capitalismo impulsado por el mercado. Nuestra economía se basa en gran medida en el gasto de los consumidores, y ese consumo se basa en la inflación de los precios de los activos que ahora los adolescentes pueden inflar desde sus habitaciones. Si continúan las actuales tendencias de empleo, muchos de estos adolescentes terminarán trabajando en empleos de economía “gig”, sin una red de seguridad que los proteja cuando sus carteras colapsen.

Se deben analizar los detalles de la debacle de GameStop y castigar a los villanos. Pero no debemos perder de vista la lección principal: una economía en la que las fortunas individuales están tan estrechamente ligadas a la salud del mercado de valores más que al crecimiento de los ingresos es frágil. La especulación, por mucho que se comparta, no es democracia.

Lo más leído