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Minería a río revuelto, ¿podemos ganar todos?

Julio Neme

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La minería enfrenta un escenario desafiante, pues el río está revuelto. La tendencia declinante en el precio del cobre anticipa nuevos esfuerzos por eficiencia, mientras que los conflictos de trabajadores de empresas contratistas traen a la mesa la discusión sobre la vigencia de los actuales modelos de negocio, respecto a la conveniencia de continuar con la tercerización de servicios o comenzar a internalizar los procesos.

Además, con la llegada del nuevo gobierno se abren expectativas respecto a cómo la institucionalidad dará cuenta de los intereses de cada una de las partes. Los posicionamientos y reacciones que observamos, van configurando un escenario que parece encaminarse hacia la puja, el antagonismo y la competencia por lograr un mayor pedazo de la torta.

En este contexto se puede y debe apostar por la vía del diálogo, uno donde prime escuchar al otro y facilite el desarrollo de las confianzas y la colaboración efectiva entre los distintos actores. Para hacerlo, es necesario que los líderes den señales claras que quieren apostar por una nueva forma de relacionarse. Hay que “emparejar la cancha”, fortaleciendo la institucionalidad de grupos de interés más débiles, compartiendo información relevante y poniéndose todos a la altura para trabajar de igual a igual. Reducir la conflictividad requiere superar la negociación transaccional, transparentar intereses de personas, grupos y sectores para avanzar en el ‘cómo construir un objetivo común mayor’, desde la lícita diversidad de intereses.

Ciertos esfuerzos realizados en la minería durante los últimos años han dado algunos pasos en esta línea. Ejemplo de ello son los programas de desarrollo de proveedores, el fortalecimiento de comunidades locales y el impulso a la configuración de clusters regionales, entre otros. Si bien estas iniciativas han generado resultados, éstos son aún insuficientes. Los líderes ponen alguna energía en este camino, pero frente a los obstáculos vuelven al paradigma aprendido.

Para ser sustentable en el tiempo, hoy la industria minera y sus stakeholders tienen la oportunidad de cambiar el punto de vista para emprender nuevos espacios de colaboración. Esto permitiría acceder a la captura del valor compartido, que emerge del proceso de interacción entre los distintos actores del negocio. Finalmente, el crecimiento de un país depende del desarrollo de las personas y éstas alcanzan su máximo potencial cuando crecen en contextos de confianza, colaboración y beneficio mutuo.

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